El Palacio Barolo: la historia de un edificio inspirado por Dante Alighieri
Proyectado como santuario para el poeta italiano, el Palacio Barolo refleja en su arquitectura las claves de "La Divina Comedia". Turistas de todo el mundo llegan a Buenos Aires para conocerlo.
En la década de 1910 hubo dos personas, el industrial Luis Barolo (1869-1922) y el arquitecto Mario Palanti (1885-1979), que soñaron con traer las cenizas del poeta Dante Alighieri a Buenos Aires y para eso construyeron un santuario en la Avenida de Mayo al 1300. Puede sonar raro para un edificio de oficinas, pero ésa es la historia del Palacio Barolo, primer rascacielos porteño. Este edificio de 22 pisos hoy cumple 80 años: nació el 7 de julio de 1923, cuando fue bendecido por el nuncio Giovanni Beda Cardinale ante el Conde Felizzano —embajador de Italia— y el canciller Angel Gallardo.
El Palacio Barolo es monumento histórico nacional desde 1997 y un imán para los turistas que, como admite el administrador del edificio, Roberto Campbell, "vienen solos y saben de qué se trata". Es que, como dice Campbell, "más que un edificio yo administro una leyenda". Las extrañas formas diseñadas por Palanti atraen también a los cineastas: el actor Christopher Lambert se refugiaba aquí en una escena de "Highlander II", de Rusell Mulcahy. La televisión japonesa, entre otras, lo muestran como símbolo porteño.
El palacio celebra la prosperidad de un inmigrante italiano en Buenos Aires, el propio Barolo, que murió antes de la inauguración. La leyenda aumenta con las aventuras del arquitecto Palanti, quien luego hizo en Montevideo otro edificio gemelo —el Palacio Salvo, de 26 pisos— hasta volver a Italia para ofrecerle a Benito Mussolini sus servicios. En algunas de las 261 oficinas del Palacio Barolo hubo inquilinos como el ex presidente Marcelo T. de Alvear y la pintora Raquel Forner.
Celebración del inmigrante que "hizo la América": el Palacio Barolo fue el edificio porteño más alto hasta la construcción del Kavanagh, en 1935. Sus cien metros de altura culminan en el faro que supo tener 300.000 bujías y el 14 de setiembre de 1923 transmitió con sus luces el resultado de la pelea de boxeo Firpo-Dempsey.
Construido con un estilo arquitectónico que combina referencias al gótico veneciano y la arquitectura religiosa de la India, el Palacio Barolo sorprendió desde el inicio a sus contemporáneos. Los porteños chistosos decían que su estilo era "remordimiento italiano". Los entendidos, como el historiador de la arquitectura argentina Carlos Hilger, aseguran que es el mayor ejemplo local de la "arquitectura esotérica" de principios del siglo XX.
Pintor y escultor, Palanti había diseñado el Pabellón Italiano para la exposición del Centenario en 1910. Hilger cuenta que Palanti "convenció a Barolo de la inminencia de una nueva guerra europea y de la necesidad de resguardar aquí las cenizas de Alighieri, el autor de La Divina Comedia. En 1921 se iban a cumplir siete siglos de su muerte y descansaban en Ravena".
Como ha explicado Hilger en "Arquitectos europeos y Buenos Aires, 1860-1940", el edificio está lleno de referencias a Dante. Las bujías del faro representan los nueve coros angelicales y la rosa mística. Sobre el faro está la constelación de la Cruz del Sur, que se puede ver alineada con el eje del Palacio Barolo en los primeros días del mes de junio a las 19.45.
El plan del edificio y su distribución se hicieron "sobre la base de la sección áurea y el número de oro, proporciones y medidas de origen sagrado". Para Palanti, el número de oro estaba cifrado en el poema de Dante. "La división general del edificio y del poema es en tres partes: Infierno, Purgatorio y Cielo. La planta baja es el Infierno, los primeros 14 pisos son el Purgatorio, los pisos siguientes son el Paraíso, el faro representa a Dios", explica Hilger.
El número de jerarquías infernales es el nueve: nueve son las bóvedas de acceso al edificio, que representan pasos de iniciación. Cada una de las bóvedas tiene frases en latín tomadas de nueve obras distintas, desde la Biblia a Virgilio. La cúpula se inspira en el templo hindú de Budanishar, dedicado a la religión Tantra, "representa la unión entre Dante y Beatrice".
Los cantos de "La Divina Comedia" son cien, igual que los cien metros de altura del edificio. La mayoría de los cantos del poema tienen 11 o 22 estrofas, los pisos del edificio están divididos en 11 módulos por frente, 22 módulos de oficinas por bloque. La altura es de 22 pisos. Este conjunto de números representa el círculo, que era la figura perfecta para Dante.
Las cenizas de Dante descansarían bajo la bóveda central, sobre un punto de bronce en la planta baja, en el Pasaje Barolo. El arquitecto Palanti creó para eso una estatua de bronce de 1,50 metro de altura, "Ascensión", que representaba el espíritu del poeta apoyando sus pies sobre un cóndor que lo lleva al Paraíso. En otras palabras, Dante iba a salir del Purgatorio hacia el Paraíso pasando por la Cruz del Sur, en la Avenida de Mayo. No pudo ser: sus cenizas nunca salieron de Ravena.
Fuente:http://edant.clarin.com/diario/2003/07/07/s-03401.htm
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