martes, 30 de septiembre de 2008

COMBUSTION ESPONTANEA QUE ES?





Combustión espontánea

La combustión espontánea es el supuesto incendio del cuerpo de una persona sin una fuente de ignición externa fácilmente identificable. La combustión puede provocar simples quemaduras y ampollas en la piel, humos, o una incineración completa del cuerpo. Esta última es la forma más frecuentemente «reconocida» como combustión espontánea. Hay mucha especulación y controversia sobre la combustión espontánea. No es un suceso natural comprobado, pero muchas teorías han intentado explicar su existencia y cómo puede ocurrir. Las dos explicaciones más comúnmente ofrecidas para explicar las aparentes combustiones espontáneas son el fuego con efecto mecha y el provocado por la rara descarga estática, ninguno de los cuales es espontáneo. Aunque puede demostrarse físicamente que el cuerpo humano contiene suficiente energía almacenada en forma de grasa y otros tejidos para consumirse completamente, en circunstancias normales los cuerpos no sostendrán un fuego por sí mismos.
Tabla de contenidos
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1 Presuntas características
2 Algunas muertes por presunta combustión espontánea
3 Algunos supervivientes de presunta combustión espontánea
4 Controversia histórica sobre la combustión espontánea
5 Explicaciones e hipótesis
5.1 Hipótesis general de mala identificación
5.1.1 El efecto mecha
5.1.2 La hipótesis del fuego por descarga estática
5.2 Conjeturas sobre la combustión espontánea
5.2.1 John E. Heymer y su libro The Entrancing Flame
5.2.2 Larry Arnold y el pyroton
6 Uso en la ficción escrita
7 Uso en el cine
8 Notas
9 Véase también
10 Enlaces externos



Presuntas características
Hay muchas características que juntas distinguen una presunta combustión espontánea de otros tipos de fuego.
De hecho, es una combinación de todos o la mayoría de los siguientes factores en una muerte por fuego lo que lleva a proponer en primer lugar que se trató de una combustión espontánea.
El fuego parece haber sido generado espontáneamente sin ningún medio de una ignición observable.
El daño del fuego suele estar localizado en el cuerpo de la víctima. Los muebles y electrodomésticos cercanos a la víctima suelen quedar intactos. Los alrededores de la víctima sufren poco o ningún daño. Sin embargo, esto puede ser una distorsión del proceso de muestreo, dado que es posible que en otros casos el fuego se extienda y provoque una gran destrucción de los alrededores (especialmente domésticos).
El cuerpo de la víctima suele quedar mucho más quemado que en un incendio convencional. Las quemaduras, sin embargo, no se distribuyen uniformemente por todo el cuerpo. El torso completo y los brazos de la víctima suelen quedar reducidos a ceniza, mientras la cabeza a veces sobrevive como un cráneo desnudo y las extremidades inferiores quedan típicamente intactas.
La mayoría de los presuntos casos de combustión espontánea han ocurrido bajo techo. De nuevo, esto puede ser una distorsión del proceso de muestreo.
La temperatura de incineración en los casos de presunta combustión espontánea es aparentemente mucho más alta que las alcanzadas en crematorios comerciales alimentados por combustible.
Debido a la alta temperatura pero naturaleza localizada del fuego, la exposición al aire caliente puede dañar objetos situados en alto sobre el fuego.
Aparentemente las víctimas pueden ser tanto hombres como mujeres.
En la inmensa mayoría de los presuntos casos, la víctima es anciana.
Los testimonios oculares del proceso real de combustión son raros, tendiendo a crear suspicacia o incluso confusión sobre supuestos casos de combustión espontánea. Sin embargo, Heymer ha conjeturado que la recurrente circunstancia de soledad, o soledad real en presuntas víctimas de combustión espontánea puede ser significativa. La razón de la rareza de los testimonios oculares puede, en su opinión, deberse precisamente a que la combustión espontánea le ocurre a la gente cuando están solas.



Algunas muertes por presunta combustión espontánea
Robert Francis Bailey
Dr. John Irving Bentley
Alan J. Hinkle
George I. Mott
Mary Hardy Reeser (alias La Mujer Ceniza)
Jeannie Saffin
Henry Thomas
Anne Gertrude Web


Algunos supervivientes de presunta combustión espontánea
Cierto número de personas ha informado que sufrió graves quemaduras en su cuerpo sin causa aparente. Si no se debe al presunto fenónemo conocido como combustión espontánea, entonces sería un suceso estrechamente relacionado.
Algunas de estas personas son:
Jack Angel
Wilfred Gowthorpe


Controversia histórica sobre la combustión espontánea
La idea de que un cuerpo humano puede arder en llamas sin una fuente externa de combustión no está aceptada por la ciencia establecida. No se trata de un debate nuevo, sino que tiene varios siglos de antigüedad, y aún se mantiene.


Explicaciones e hipótesis
A día de hoy las opiniones sobre la combustión espontánea siguen divididas. Como con cualquier aparente fenómeno paranormal, hay cierto número de teorías que intentan explicar cómo ocurre la combustión espontánea. Dichas teorías pueden clasificarse en dos amplios grupos, que podríamos llamar de mala identificación y de combustión espontánea.


Hipótesis general de mala identificación
Esta hipótesis afirma que todos los casos de presunta combustión espontánea son simples fuegos normales en los que la causa no ha sido identificada. Esto no excluye necesariamente el efecto mecha ni la descarga estática.
Un caso histórico influyente de mala identificación es el de la condesa Gorlitz.1 En 1847, el conde Gorlitz llegó a casa (vivía en la región de Darmstadt) y no pudo encontrar a su esposa. Cuando se forzó la puerta de su habitación privada se halló su cuerpo parcialmente incinerado. La habitación había sufrido daños por el fuego y estaba desordenada, con una puerta y las ventanas rotas. También se halló que el escritorio se había quemado y su espejo se había roto. Las velas de la habitación también se habían fundido. Surgió la cuestión de si esta muerte (en una habitación aparentemente cerrada) había sido provocada por la combustión espontánea.
Tres años después un hombre llamado Stauff, antiguo sirviente de la condesa, fue acusado de su asesinato. Fue arrestado, juzgado y condenado. Stauff confesó que había ido a la habitación de la condesa y que al ver joyas y dinero allí sintió tentaciones. La condesa regresó inesperadamente y le sorprendió con las manos en la masa. En la subsiguiente pelea, Stauff la estranguló. Para encubrir su crimen, amontonó objetos combustibles sobre el escritorio y les prendió fuego. Su intención fue destruir toda la habitación.
Éste es un caso claro de un asesino intentando borrar sus huellas, pero la hipótesis de mala identificación no propone una única causa para las presuntas combustiones espontáneas. En lugar de ello, la teoría sostiene que cierto número de casos de incendios sin resolver han forjado el mito predominante de la combustión espontánea.
En tiempos modernos, Beard y Drysdale2 citan el siguiente ejemplo de mala identificación:
«Un hombre anónimo dejaba su lugar de trabajo (presumiblemente un garaje o similar, por razones que quedarán claras inmediatamente) cuando encendió un cigarrillo y quedó inmediatamente envuelto en llamas. Resultó que la víctima había tenido la costumbre de usar aire comprimido para limpiar sus ropas de restos de basura. En esa ocasión la víctima había usado accidentalmente oxígeno puro, incrementando temporalmente (pero enormemente) la inflamabilidad de su ropa.»
Dentro de la hipótesis de mala identificación hay dos corrientes de opinión principales, que no se excluyen mutuamente. Suele aludirse a ellas como las teorías del efecto mecha y de la descarga estática.
El efecto mecha
El efecto mecha es un fenómeno demostrado que puede ocurrir bajo ciertas condiciones, ha sido observado minuciosamente y reproduce totalmente las características de las supuestas combustiones espontáneas. Consiste en una combustión lenta en la que una persona resulta quemada por su propia grasa tras haber sido prendida, accidentalmente o de otra forma. Un cuerpo humano vestido o sobre un material poroso se comporta como una vela vuelta del revés: la fuente de combustible (grasa humana) está dentro y la mecha está fuera (las ropas de la víctima y una base porosa: una alfombra o moqueta, la cama, hojas secas, etc). Se produce así un suministro constante de combustible, a medida que la grasa que se derrite empapa las ropas de la víctima y el medio poroso. La grasa contiene una gran cantidad de energía debido a la presencia en ella de largas cadenas de hidrocarbonos.
El Dr. JD DeHaan del Instituto Criminalista de California, un experto forense en incendios y autoridad sobre el efecto mecha, ha estudiado, explicado y reproducido el efecto con éxito3 y divulgado sus experimentos en documentales para la BBC y National Geographic Channel.4 El interés de DeHaan por el fenómeno surgió al hallar en su trabajo forense el primer caso documentado en progreso de combustión humana por efecto mecha (un intento criminal de incineración del cuerpo del delito en una zona boscosa cuyo suelo vegetal actuó de "mecha").
En el caso de Henry Thomas, Heymer publicó en la revista New Scientist5 una descripción de la escena y sus propias preguntas sobre lo que sospechaba que era un caso de combustión espontánea. En el siguiente número de la misma se publicó una refutación a cargo de David J.X. Halliday, de la Unidad de Investigación de Incendios de la Fuerza de Policía Metropolitana, afirmando entre otras cosas:
«Este proceso, que yo prefiero llamar combustión prolongada, suele alimentarse de la grasa que el fuego extrae del cuerpo. No es coincidencia que en muchos de los casos esta unidad haya encontrado que la víctima era obesa, y que siempre pasa mucho tiempo hasta que se descubra el fuego.»
«La verdad es que los ejemplos de combustión prolongada son raros, pero esto no debería ser considerado como prueba de que una fuente de ignición inusual está involucrada. De hecho, todos los casos investigados por esa unidad han sido resueltos a gusto de los jueces sin recurrir a la excusa de la combustión "espontánea".»6


La hipótesis del fuego por descarga estática
Esta hipótesis afirma que bajo ciertas circunstancias la electricidad estática sube hasta niveles tan peligrosos en el cuerpo humano que una descarga en forma de chispa puede prender las ropas.
Un shock eléctrico estático perceptible creado al realizar ciertas actividades mide típicamente 3.000 voltios. La carga eléctrica puede subir a niveles muchos más altos dependiendo de otras condiciones tales como la humedad. Caminar por una alfombra puede crear una diferencia de potencial de 1.500 a 35.000 voltios.
Las descargas de electricidad estática pueden prender los gases de hidrocarburos en las gasolineras, y son una de las posibles causas de explosiones en las mismas que popular pero erróneamente se creen causadas por las radiaciones de los teléfonos móviles. El 70% de estos sucesos ocurren en un clima frío y seco, que favorece la carga de electricidad estática.
El fenómeno de enormes cargas estáticas en cuerpos humanos fue advertido por primera vez por el profesor Robin Beach del Instituto Politécnico de Brooklyn. El profesor Beach creía que alguna gente podía llegar a acumular la suficiente carga estática como para prender materiales inflamables al contacto con su cuerpo. Aunque propuso esto como una posible causa para los casos de combustión espontánea, Beach no creía que hubiera una relación con la presunta combustión espontánea genuina, puesto que ninguna forma conocida de descarga electrostática podría hacer que los tejidos de cuerpo humano ardiesen. Sí creía que una descarga estática lo suficientemente fuerte podía provocar la ignición de polvo o pelusa en la ropa.
John E. Heymer da en su libro The Entrancing Flame dos ejemplos de supervivientes de descargas estáticas potencialmente fatales, ambos con testimonios oculares. Los testimonios aparecen como declaraciones escritas y firmadas, omitiendo algunos detalles para preservar la intimidad de los testigos. Dichos casos son:
Debbie Clark,7 quien en septiembre de 1985 observó que ráfagas de luz azul emanaban ocasionalmente de su cuerpo.
Susan Motteshead,8 quien en el invierno de 1980 sufrió un incendio espontáneo de sus ropas, según el testimonio de su hija.


Conjeturas sobre la combustión espontánea [editar]
Los partidarios de la combustión espontánea mantienen que la causa de la misma no es ninguna de las expuestas anteriormente, sino que es un fenómeno discreto y genuino en el cual la carne del cuerpo humano se incendia sin ninguna causa externa.
El grupo de teorías de la combustión espontánea se divide en dos: las sobrenaturales y las no-sobrenaturales.
Los partidarios de las teorías sobrenaturales creen que la causa de la combustión espontánea está casi seguramente más allá de la comprensión humana. Plantean varias conjeturas, que incluyen polstergeists, ira divina, etcétera, las cuales no se considerarán por separado aquí.
Los partidarios de las teorías no sobrenaturales creen que la combustión espontánea es un fenómeno que actualmente es o será comprensible.
Prácticamente no existe consenso general entre los que defienden este tipo de conjeturas. Más aún, existe muy poco consenso entre los que defienden este tipo de posturas y los escépticos.
A continuación, se discute brevemente sobre algunos de estos defensores:


John E. Heymer y su libro The Entrancing Flame Descrito por Joe Nickell como un «minero inglés convertido en guardia», John E. Heymer escribió en 1996 un libro titulado The Entrancing Flame (en inglés «La llama fascinante» o «La llama encantadora», que en realidad es un juego de palabras).
El libro se titula así por la conclusión deductiva a la que el autor ha llegado tras examinar varios casos: que las víctimas de combustión espontánea son personas solitarias que caen en trance inmediatamente antes de la incineración
Heymer sugiere que en estas personas con desequilibrios emocionales, un proceso psicosomático puede disparar una reacción en cadena liberando hidrógeno y oxígeno dentro del cuerpo, detonando una reacción en cadena de explosiones mitocondriales. Las teorías de Heymer han encontrado muy poco apoyo. A su vez, han llevado a confusión: Ian Simmons, en una crítica del libro The Entrancing Flame, criticó a Heymer de la siguiente manera: «Parece estar bajo la ilusión de que el hidrógeno y el oxígeno existen como gases en la mitocondria celular y por lo tanto vulnerables a la ignición, que de hecho, no es el caso.»9


Larry Arnold y el pyroton
Larry Arnold es un investigador privado, que ha dedicado una gran parte de su tiempo a la controversia de la combustión espontánea. Es el director de una organización llamada ParaScience International[1].
En su libro de 1995 sobre la combustión espontánea titulado Ablaze! (¡En llamas!) especula con la existencia de una partícula subatómica aún desconocida a la que se refiere como pyroton, que sería emitida en los rayos cósmicos. Normalmente esta partícula pasaría a través del cuerpo sin interactuar con él, como un neutrino, pero ocasionalmente, al colisionar con un núcleo celular podría desatar una reacción en cadena que destruye el cuerpo por completo.
Las reacciones frente a su teoría son casi unánimemente negativas.
En 1996, en un artículo de Fortean Times, Ian Simmons dijo: «No hay, sin embargo, ninguna evidencia para tal partícula e inventarla simplemente para explicar la combustión espontánea no es buen candidato para explicar el fenómeno.»9




Uso en la ficción escrita
La combustión espontánea humana es ocasionalmente usada en las obras de ficción:
Charles Dickens la usó como un recurso argumental en su novela Casa desolada (1853), lo que atrajo la atención sobre el fenómeno.
En la novela de Madison Smartt Bell Esperando el fin del mundo el protagonista muere por combustión espontánea.
En el relato de Herman Melville Redburn aparece un marinero que arde, quizás debido a su abuso del alcohol.
En la novela de Douglas Preston y Lincoln Child Brimstone hay algunos asesinados que incluyen la combustión espontánea.
En la novela de Julio Verne Cinco semanas en globo, el cacique de una tribu africana muere por combustión espontánea.


Uso en el cine
En el largometraje de Ventura Pons Barcelona (un mapa) hablan sobre la combustión espontánea.
En el Rockumental This is Spinal Tap uno de los bateristas de Spinal Tap muere así.
En la cinta Con Air (1997)un prisionero prende fuego a su compañero de puesto en el avión y se excusa gritando que el otro habría sufrido una combustión espontánea.
Fragmento del documental de la BBC con el experimento del Dr. DeHaan donde se reproducen con éxito el efecto mecha
Artículo sobre el experimento de la BBC (inglés)
«Vendiendo Humo» Steven Novella (Univ. de Yale)


Qué es la combustion humana espontánea?

La combustión humana espontánea es lo que le sucede a un humano al quemarse sin ninguna razón identificable o aparente de ignición.
La combustión humana puede resultar en simples quemaduras en la piel, humo o puede alcanzar a la completa incineración del cuerpo.
Existe mucha especulación y controversia sobre la combustión humana espontánea (CHE). No existe una causa exacta, pero muchas teorías han intentado explicar la existencia de la CHE y como ocurre. Una de las dos teorías más comunes dice que la combustión humana espontánea es originada por una combustión no espontánea de la ropa; mientras que la otra teoría afirma que se produce por una extraña descarga estática. Aunque matemáticamente se puede demostrar que el cuerpo humano contiene suficiente energía almacenada en la grasa para generar el fuego, en circunstancias normales no puede encenderse solo y mantener la llama.


Historia de la combustión humana espontánea
Mucha gente cree que la Combustión Humana Espontánea fue documentada por primera vez en la Biblia, pero hablando científicamente, estos dichos son muy antiguos y de segunda mano como para ser tenidos en cuenta como evidencia.


En los últimos 300 años ha habido más de 200 reportes de personas quemándose hasta la muerte sin una aparente razón.


La primera evidencia histórica de combustión humana aparece en 1673, cuando el francés Jonas Dupont publicó un libro denominado De Incendiis Corporis Humani Spontaneis, el cual era una colección de casos de combustión humana. Dupont se inspiró para escribir este libro luego de conocer el caso de Nicole Millet, en el cual un hombre fue acusado de la muerte de su esposa, quien falleció, según la corte, por “combustión espontánea”. Millet, una bebedora francés empedernida, fue encontrada en su cama reducida a cenizas, dejando sólo el cráneo y sus dedos en perfecta condición. Lo más sorprendente de todo es que la cama casi no sufrió daños.
El libro de Dupont creó un nuevo mito urbano y agitó la imaginación popular.


El 9 de Abril de 1744, Grace Pett, una alcohólica de Inglaterra fue encontrada en el suelo por su hija, quien describió lo que encontró como “un pedazo de madera consumido por el fuego, pero sin llamas”. Sorprendentemente, ninguna prenda estaba dañada.



En los 1800 hay bastante evidencia de escritores que nombran dramáticas escenas de muertes. Debido a que muchos escritores de esa época eran escritores de “penny dreadfuls”, algo parecido a las tiras cómicas, no fueron tomados en cuenta. Sin embargo, dos nombres importantes de la literatura de aquella época hablaron de la combustión humana espontánea, y la usaron como recurso para sus obras.






El primero de los autores fue el Capitán Marryat quien, en su novela “Jacob Faithful”, utilizó detalles de un reporte policial de Londres de 1832 para describir la muerte de la madre del protagonista.



Veinte años más tarde, en 1852, Charles Dickens utilizó a la combustión espontánea humana para asesinar al protagonista Krook, en su novela “Bleak House”. Krook era un alcohólico sin remedio, algo que concuerda con la creencia popular de que la combustión humana era causada por un alcoholismo extremo. Una vez publicada la novela, el filósofo y crítico George Lewes declaró que la combustión humana espontánea no era más que un invento y acusó a Dickens de alimentar un mito falso. Dickens le respondió a Lewes en el prefacio de la segunda edición de su trabajo, aclarando que él investigo el tema y que conocía más de 30 casos de combustión humana espontánea.
Los detalles de la muerte de Krook en la novela son muy similares a los de la muerte de la Princesa Cornelio de Bandi Cesenate. El otro caso del cual Dickens también extrajo detalles fue el de Nicole Millet, ocurrido 100 años antes.



En 1951, el caso de Mary Reeser recapturó el interés del público en la combustión humana espontánea. La señora Reeser, de 67 años, fue encontrada reducida a cenizas en su departamento, pero con el cráneo y un pie completamente intactos. Este evento fue el puntapié inicial para que se escribieran muchos libros sobre combustión humana espontánea, entre ellos el libro de Michael Harrinson, “Fire from heaven”, que se convirtió en un estándar en el tema.




El 18 de Mayo de 1957, Anna Martin, de 68 años, fue encontrada en su casa de Philadelphia totalmente incinerada, pero dejando intactos sus zapatos y una porción de tu torso. Los médicos forenses determinaron que las temperaturas debieron alcanzar los 2.000º C para causar ese daño en su cuerpo, pero increíblemente un periódico que estaba a treinta centímetros de distancia se encontraba en perfectas condiciones.



El 5 de Diciembre de 1966, las cenizas del Doctor Irving Bentley, de 92 años, fueron encontradas en Pennsylvania. Aparentemente, el cuerpo de Bentley se incendió mientras que estaba en el baño, dejando un agujero de 1 metro de diámetro en el piso y una pierna intacta. Nada de la pintura del baño fue afectada.







Por último, un sobreviviente de este fenómeno en 1944, Peter Jones, declaró no haber tenido sensación de calor ni había visto llamas, sólo humo. Tampoco sintió dolor.

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