martes, 30 de septiembre de 2008

Historia de la Iglesia Catolica y sus PAPAS






Historia de la Iglesia Catolica y sus papas

Contenido: Descenso del Espíritu Santo sobre los Apóstoles. Primeros éxitos de la fe cristiana. La vida de los primeros cristianos. Elección de los diáconos. Predicación del Santo Apóstol, el diácono Felipe. Llamamiento de los gentiles. Cristianos de Antioquía. Conversión de Saulo. Concilio apostólico de Jerusalén. Trabajos de evangelización del Apóstol San Pedro. El primer obispo de Jerusalén El Santo Apóstol Santiago hermano del Señor. Santo Apóstol y Evangelista Juan el Teólogo. Santos evangelistas Mateo, Marcos y Lucas. Santo Apóstol Andrés el primer llamado. Las santas Mártires. Apologistas. Santo emperador Equiapostólico Constantino el Grande. Juliano el Apóstata. Herejías y cismas. Concilios Ecuménicos. La Iglesia Ortodoxa Rusa. Las Iglesias orientales. Santos padres. El monacato. Dirección eclesiástica. Reivindicaciones de los papas de Roma por el primado. Separación de la Iglesia Occidental de la Ortodoxa Católica. Luteranos o protestantes. Veneración de la Palabra de Dios. Reformadores o calvinistas. Anglicanos o episcopalianos. Los bautistas. Adventistas del Séptimo Día. "Ciencia Cristiana." Teoría de Darwin.
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Descenso del Espíritu Santo
sobre los Apóstoles
La historia de la Iglesia cristiana comienza con el descenso del Espíritu Santo sobre los Apóstoles. Antes de su Ascensión al cielo, nuestro Señor Jesucristo mandó a sus apóstoles que no se apartasen de Jerusalén hasta ser revestidos de poder supremo desde lo alto. Esperando el cumplimiento de esta promesa del Señor, ellos después de rezar eligieron a Matías como el duodécimo Apóstol en lugar del traidor Judas; eligiendo al suplente de Judas, los Apóstoles condicionaron que el mismo debía ser testigo de la obra y Resurrección de Cristo.
En el quincuagésimo día después de la Pascua, en la festividad judía de Pentecostés, que coincidió con un domingo, los apóstoles se reunieron para rezar. Asimismo se encontraba presente junto a ellos la Madre de Dios y algunos otros cristianos, en total 120 personas.
Como a las 9 de la mañana de repente se oyó un ruido parecido al de un viento fuerte, y este sonido llenó la casa del monte Sión donde se hallaban los Apóstoles (el cenáculo de Sión donde tuvo lugar la Última Cena) y sobre cada uno de ellos descansó una dividida lengua de fuego. Las señales externas eran necesarias para los hombres de aquella época, todavía insuficientemente espirituales, para llevarlos a la fe.
Los Apóstoles sintieron una gran animación, esclarecimiento y sed de predicación de la salvadora Palabra de Dios, o sea, la Santa doctrina de nuestro Señor Jesucristo. Repentinamente obtuvieron la capacidad de expresarse en varios idiomas.
Primeros éxitos
de la fe cristiana
Para las fiestas de Pascua y Pentecostés, en Jerusalén se reunían los hebreos procedentes de diversos países. Viviendo durante tiempo prolongado fuera de Palestina, olvidaron la lengua hebrea, de suerte que sólo hablaban los idiomas de los países donde moraban permanentemente. Por tanto fueron llamados "helenistas," mientras que los gentiles que fueron convertidos a la fe judía se denominaban "prosélitos." Para la fiesta de Pascua se juntaron en Jerusalén entre uno y dos millones de ellos.
Muchos de ellos sintieron el ruido y se reunieron alrededor de la casa donde se encontraban los Apóstoles. Éstos salieron y comenzaron su predicación dirigiéndose a cada uno en el idioma de su país. Algunos quedaron asombrados, mientras que otros se burlaban, diciendo: "Están embriagados del vino dulce."
Entonces, el Apóstol Pedro, a quien acompañaban los otros once Apóstoles, pronunció palabras potentes, diciendo que ellos no estaban embriagados ya que no es más que la hora de la mañana, sino que Dios hizo cumplir la profecía del santo Profeta Joel referente al descenso del Espíritu Santo. También el Apóstol Pedro dijo acerca del Salvador, "a Quien vosotros habéis matado, pero Dios Lo ha resucitado, y Él, después de su gloriosa Ascensión, ha enviado al Espíritu Santo."
El sermón del Apóstol Pedro estuvo impregnado con la fuerza espiritual y con el amor para con los extraviados judíos. Estos se enternecieron y preguntaban: "¿Qué tenemos que hacer?" El Apóstol contestó: "Arrepentís y recibid el bautismo para la absolución de los pecados, luego obtendréis el don del Espíritu Santo." En aquel día fueron bautizados 3.000 hombres.
Después de Pentecostés los Apóstoles Pedro y Juan iban hacia el templo para orar. En la entrada del templo se encontraba sentado un mendigo, cojo desde su nacimiento, que no podía caminar y suplicaba por una limosna. El Apóstol Pedro le dijo: "No tengo ni plata ni oro, pero lo que tengo te doy: en nombre de Jesús Nazareno Cristo, levántate y anda." Éste saltó y se alejó alabando a Dios.
Este milagro impresionó mucho al pueblo. Después de las palabras pronunciadas por el Apóstol Pedro se bautizaron 2.000 hombres. De esta manera, el número de los cristianos dentro de un corto lapso ascendió hasta 5.000 personas.
La vida de los
primeros cristianos
Los primitivos cristianos se reunían diariamente en el templo y escuchaban los sermones de los Apóstoles, y en los días del Señor (domingos) se juntaban en casas particulares para oficiar la Santa Eucaristía (Liturgia) y con el fin de comulgar de los Santos Cuerpo y Sangre de Cristo.
Asimismo, tenían caridad mutua, de suerte que parecía que tenían un sólo corazón y una sola alma. Muchos cristianos vendían sus haciendas, y el dinero recibido lo entregaban a los Apóstoles y a los pobres.
Un hombre llamado Ananías con su esposa Safira habían vendido su hacienda y trajeron el dinero recibido a los Apóstoles, pero escondieron una parte del mismo. Lo hicieron por dos razones. Por un lado, querían glorificarse entre los cristianos como abnegados y buenos, ya que toda su posesión la dieron a los pobres, y por otro, clandestinamente querían vivir para su propio placer teniendo suficiente plata. Con el fin de cortar de raíz este espíritu nada cristiano, el Apóstol Pedro explicó que la propiedad pertenecía a Ananías y Safira, encontrándose completamente bajo su poder, pero el acto cometido fue un gran pecado. Pedro dijo: "Ananías, ¿por qué permitiste a Satanás introducir en tu corazón el pensamiento de mentir al Espíritu Santo? No mentiste a los hombres, sino a Dios." Al instante, Ananías y luego Safira cayeron muertos.
Los Apóstoles realizaban muchos milagros, y aun la sombra del Apóstol Pedro sanaba a los enfermos. La abundancia de los dones del Espíritu Santo regocijaba a los creyentes y convertía al cristianismo a numerosos incrédulos. Sin embargo, los envidiosos jefes judíos odiaban a los Apóstoles.
Elección de los diáconos
En medio de los cristianos se encontraban los judíos de Palestina y los llegados de otros países, llamados "helenistas." Éstos últimos murmuraban quejándose que sus viudas recibían menos subsidios durante la distribución.
Por consiguiente, los Apóstoles sugirieron que los creyentes eligiesen siete varones piadosos, sobre quienes los Apóstoles impusieron orando las manos, lo que produjo el descenso del Espíritu Santo. De esta manera apareció la sagrada dignidad de los "diáconos" (la palabra diácono significa "servidor").
Aparte de la distribución de los subsidios, los diáconos ayudaban a los apóstoles en sus sermones y ejecución de los sacramentos.
Predicación del Santo Apóstol,
el diácono Felipe
El Santo Apóstol Felipe predicaba en Samaria. Escuchando la palabra de Felipe y viendo sus milagros, muchos samaritanos creyeron y se bautizaron. Pero siendo sólo diácono no estaba en condiciones de suscitar el descenso del Espíritu Santo sobre los fieles. Para este último fin, fueron enviados de Jerusalén a Samaria los Apóstoles Pedro y Juan. Ellos imponían las manos sobre los bautizados y les otorgaban los dones del Espíritu Santo (el sacramento actual de confirmación).
Uno de los bautizados, Simón, trajo a los Apóstoles dinero, y les solicitó que le vendan el poder de bajar el Espíritu Santo. Los Apóstoles le negaron este pedido con indignación. De ahí que la distribución de los sacramentos por dinero se denomina "simonía." Es un pecado grave que castiga la Iglesia.
El diácono Felipe predicaba en Palestina, y por inspiración del Angel convirtió al ilustre dignatario de Etiopía que viajaba en una carroza y leía al Profeta Isaías. Este relato en la actualidad se lee en el Tedéum para los viajeros, enseñándonos a rezar durante un viaje, con el fin de obtener la Divina ayuda a la manera del mencionado alto dignatario etíope.
Llamamiento de los gentiles
En cierta ocasión el Apóstol Pedro se encontraba en el pueblo de Joppe en la casa del curtidor Simón. Cuando estaba sobre el techo rezando, tuvo una visión: Desde el cielo bajó un mantel lleno de animales impuros, y hubo una voz diciendo: "Levántate, Pedro, mata y come." Pero Pedro contestó: "No, Señor, jamás cosa manchada e impura entró en mi boca." Pero la voz del cielo insistió: "Lo que Dios ha purificado, no lo llames tú impuro." Esto sucedió tres veces. Mientras tanto se presentaron hombres enviados de parte del centurión romano Cornelio de Cesarea que buscaban a Simón llamado Pedro. Cornelio era hombre muy piadoso, distribuía limosnas y oraba. A él también apareció el Angel, diciendo: "Cornelio, tus oraciones y limosnas han sido acordadas ante Dios. Envía pues unos hombres a Joppe, y haz que venga un cierto Simón, llamado Pedro; él te dirá palabras con las cuales te salvarás junto con toda tu casa." Luego Pedro comprendió que el Señor ordena no despreciar a los gentiles. Acto seguido se dirigió a Cesarea donde se reunió toda la familia, allegados y amigos de Cornelio. Mientras que el apóstol estaba predicando ante ellos, el Espíritu Santo descendió sobre todos, y ellos comenzaron a hablar varios idiomas, y Pedro bautizó a cada uno de ellos.
En medio de los bautizados se encontraban asimismo pequeñas criaturas, lo que se desprende sin lugar a dudas del propio libro de los Hechos de los Apóstoles, donde figura la expresión que "fue bautizada toda la casa" de Cornelio, es decir, "toda" su familia.
Cristianos de Antioquía
En Antioquía aparecieron muchos cristianos; los Apóstoles fundaron ahí la Iglesia, en la cual brilló la gracia de Dios. Ahí por primera vez los discípulos de los Apóstoles comenzaron a llamarse cristianos.
Conversión de Saulo
Predicación para judíos y gentiles: Los Apóstoles predicaban el cristianismo particularmente a los judíos en Palestina. Para predicar a los gentiles, el Señor Jesucristo eligió y predestinó llamando de un modo especial al gran Apóstol Saulo, que posteriormente recibió el nombre de Pablo.
Su odio a los cristianos: Educado en su ciudad natal Tarsis (Asia Menor) y luego en Jerusalén en la escuela del famoso y piadoso miembro del Sanedrín, el fariseo Gamaliel. Saulo fue un convencido adversario de los cristianos, porque creyó que ellos infringían las antiguas tradiciones patriarcales. Tomó parte en el asesinato del santo archidiácono Esteban, y aun después de matarlo no cesó en su persecución de los cristianos en Jerusalén.
Su maravillosa llamada en el camino de Damasco: Después de enterarse que había cristianos en Damasco, se dirigió hacia allí; pero en el camino lo alumbró una luz que lo encegueció, y oyó la misteriosa voz que decía: "Saulo, Saulo, ¿por qué me estás persiguiendo?" Y Saulo preguntó: "¿Quién eres, oh Señor?" Recibió la respuesta: "Soy Jesús, a quien estás persiguiendo. Será difícil para ti ir contra el aguijón." Luego Saulo exclamó: "Señor, ¿qué me ordenas que haga?" Fue instruido para que vaya a Damasco. Sus acompañantes, que también escucharon la voz, le llevaron a Damasco. En Damasco, por la orden de Dios, el apóstol Ananías bautizó a Saulo, quien al mismo tiempo recobró la vista y comenzó a predicar a Cristo.
Escape de Damasco. Aparición del Señor: Luego, los judíos decidieron matar a Pablo, y le acechaban cerca del portón de la ciudad. Pero los cristianos lo bajaron desde una ventana de la muralla, de noche en una espuerta. De ahí Saulo se dirigió a Arabia, donde permaneció en un yermo tres años. Allí, de acuerdo con su propio testimonio, le apareció el Señor Jesucristo, Quien le instruía en la doctrina cristiana, y luego le envió para predicar a los gentiles, acerca de los cuales ya había recibido antes la revelación de no despreciarlos.
Viajes de predicación del Apóstol Pablo. El Apóstol Pablo llevó a cabo tres grandes viajes de evangelización por los países de los gentiles de Asia Menor y Balcanes. Visitó la actual Grecia y Bulgaria (Filipos - nombre antiguo de la actual Sofía), y posteriormente conoció Roma, donde predicaba con éxito. Antes que Saulo hubiese partido a su viaje, los Apóstoles por orden del Espíritu Santo impusieron sobre él las manos (quirotonía) al elegirlo como obispo (Hech. Ap. cap. 13). En el transcurso de sus viajes, el Apóstol Pablo tomó consigo para que le ayudasen también a otros apóstoles (Bernabé y Silas de los 70) y tuvo mucho éxito en su predicación, fundando en diversas localidades comunidades eclesiásticas, a las cuales dirigía sus epístolas, que hoy en día se leen en la iglesia, ya que tienen suma importancia dogmática y moral (son las epístolas dirigidas a los Romanos, Corintios, Gálatas, Efesios, Filipenses, Tesalonicenses y diversas personas particulares).
Persecuciones y sufrimientos. Durante sus tres viajes y la subsiguiente evangelización el Apóstol Pablo padeció terribles persecuciones y graves pruebas. En su epístola a los Corintios (2 Cor. 11:23 y sig.) relata de si mismo: "Tuve más trabajos, muchas presiones, muchos azotes, frecuentes peligros de muerte, Cinco veces recibí de los judíos cuarenta azotes menos uno (40 azotes recibían sólo los esclavos). Tres veces fui azotado con varas, una vez apedreado, tres veces naufragué, un día y una noche pasé en los abismos del mar; muchas veces en viaje me vi en peligro de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi linaje, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros de los falsos hermanos, peligros y miserias, en prolongadas vigilias en hambre y sed, en ayunos frecuentes, en frío y en desnudez; esto sin hablar de otras cosas, de mis cuidados de cada día, de la preocupación por todas las iglesias. ¿Quién desfallece que no desfallezca yo? ¿Quién se escandaliza que yo no me abrase? Si es menester gloriarse, me gloriaré en lo que es mi flaqueza. Dios y Padre del Señor Jesucristo, el bendito por los siglos, sabe que no miento. En Damasco el etnarca del rey Aretas puso guardia en la ciudad para prenderme, y por la ventana, en una espuerta, fui descolgado por el muro, y escapé de sus manos." También en 2 Cor. 1:8-11 dice: "No queremos, hermanos, que ignoréis la tribulación que nos sobrevino en Asia, pues fue muy sobre nuestras fuerzas, tanto que desesperábamos ya de salir con vida. Aún más, temimos como cierta la sentencia de muerte, para que no confiásemos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos, que nos sacó de tan mortal peligro y nos socorrió. En Él tenemos puesta la esperanza de que seguirá socorriéndonos, cooperando vosotros con la oración a favor nuestro, a fin de que la gracia que por las plegarias de muchos se nos concedió sea de muchos agradecida por nosotros."
Arrebatado al paraíso. El Señor realizaba grandes milagros por las oraciones del Apóstol Pablo, y también sobre él, protegiendo a su escogido. En cierta ocasión el Apóstol Pablo fue arrebatado milagrosamente al cielo en el paraíso (2 Cor. Cap. 12) y al volver lo contó a su discípulo, el miembro del Areópago de Atenas, Dionisio, quien posteriormente fue obispo. San Dionisio, basándose en las palabras del Apóstol Pablo, escribió el libro "Acerca de la jerarquía celestial," en el cual describe 9 coros angélicos del cielo y su servicio.
En los nuevos templos cristianos el Apóstol Pablo ordenaba a los presbíteros.
Juicio del Apóstol Pablo. Por intrigas de los judíos, que odiaban al Apóstol Pablo, éste fue detenido en Jerusalén y enviado a Roma para el juicio del emperador, como ciudadano romano según su nacimiento. Después de una reclusión de 4 años, finalmente, el Apóstol Pablo fue puesto en libertad. En la parte final de su vida confirió la consagración episcopal a su discípulo Tito (a quien había dedicado dos epístolas), al igual que consagró otros dos obispos para la Iglesia Romana. El Apóstol Pablo sufrió durante la persecución del emperador Nerón. Siendo súbdito romano recibió la ejecución reservada para los nobles, o sea, fue decapitado; lo cual ocurrió el 29 de junio del año 67.
Concilio apostólico de Jerusalén
(año 51).
Cuestión de cumplimiento de la ley ritual. Presidente del Concilio. El fallo del Concilio por el Espíritu Santo. Tres prescripciones de la Ley dejadas como válidas:
En medio de los cristianos de Antioquía surgió la cuestión si sería necesario para los cristianos cumplir la ley ritual mosaica. Entonces los cristianos de Antioquía se dirigieron a los apóstoles y presbíteros de Jerusalén, quienes conforme con lo ordenado por el Salvador (Mat. 18:17 y Jn. 14:26) se reunieron para solucionar este problema. En éste concilio también tomó parte el Apóstol Pablo, aunque su presidente fue el Santo Apóstol Santiago como jefe de la iglesia de Jerusalén y particularmente venerado por su vida piadosa. La cuestión fue estudiada en detalle. Los apóstoles Pedro, Bernabé y Pablo relataron acerca de los milagros que hizo Dios por medio de ellos entre los gentiles y cómo Dios les otorgó los dones del Espíritu Santo.
Los Apóstoles libraron a los cristianos del cumplimiento de la ley ritual de Moisés e hicieron hincapié en el cumplimiento de la ley moral relacionada con el concepto de no hacer a otros lo que no quisiéramos que nos hagan a nosotros. El fallo del Concilio apostólico fue como sigue:
"Ha parecido al Espíritu Santo y a nosotros no imponeros ninguna otra carga más que éstas necesarias: que os abstengáis de las carnes inmoladas a los ídolos, de sangre y desgarro, y de la fornicación, de lo cual haréis bien en guardaros" (Hech. Ap. 15:28-29). De toda la ley mosaica ritual sólo fueron dejadas como válidas las tres prescripciones siguientes: abstenerse de las carnes de idolatría, alimentos basados en la sangre y la fornicación.
En este Concilio se encontraba presente el acompañante del Apóstol Pablo, el Apóstol Bernabé y otros pertenecientes al grupo de los 70 apóstoles. El Concilio Apostólico formuló pautas para los subsiguientes concilios.
Qué deberá hacerse para la presencia del Espíritu Santo en un concilio episcopal. Para que hable por medio de los obispos participantes de un concilio el Espíritu Santo, se precisa el cumplimiento de las dos condiciones siguientes: la conservación de la sucesión apostólica y el cumplimiento de los mandamientos de Cristo, por cuanto el Salvador prometió enviar el Espíritu Santo en caso del cumplimiento infalible de Sus mandamientos (Jn. 14:15-16).
Trabajos de evangelización del
Apóstol San Pedro
El Apóstol Pablo en su epístola a los Gálatas (Gal. 2:7-10) dice que le fue confiada la predicación de la Palabra Divina a los gentiles, y al Apóstol Pedro para los judíos. Debido a esta primacía de la evangelización y la presencia del Espíritu Santo, ellos fueron denominados por la Iglesia los apóstoles supremos (príncipe de los apóstoles).
Encarcelamiento. El Apóstol Pedro, quien fundó la Iglesia entre los judíos y gentiles tuvo que soportar la persecución del rey judío Herodes Agripa (sobrino de Herodes el Grande), que lo encarceló y tenía intención de asesinarlo después de la fiesta de Pascua con el fin de complacer a los judíos. El Apóstol fue echado en la más firme celda de la prisión interna, donde 16 guerreros lo estaban guardando: dos de ellos fueron encadenados al Apóstol, mientras que otros custodiaban un triple portón. Mientras tanto la Iglesia rezaba diligentemente por él eligiendo la oración ante todos otros medios; nadie decía: "Soy pequeño para Dios" y que "mi oración no vale nada." Y el Señor protegió a su Apóstol.
Aparición de un Angel.
En la víspera de la ejecución, después de la Pascua, los cristianos se reunieron por la noche para la fervorosa oración por Pedro en la casa de la madre del Santo Apóstol y Evangelista Marcos. De repente apareció el Angel del Señor, y una luz sobrenatural alumbró la prisión, mientras que el Apóstol Pedro, después de encomendarse a Dios, dormía profundamente. El Angel, golpeando a Pedro en el costado, le despertó, diciendo: "Levántate pronto." Y se cayeron las cadenas de sus manos. Y el Angel añadió: "Envuélvete en tu manto y sígueme." Pedro salió en pos de él; no sabía si era realidad lo que el Angel hacía, más bien le parecía que era una visión. Atravesando la primera y la segunda guardia, llegaron a la puerta de hierro que se abrió por si misma y salieron a una calle, desapareciendo luego el Angel. Entonces Pedro, vuelto en si, dijo: "Ahora me doy cuenta de que realmente el Señor ha enviado Su Angel y me ha arrancado de las manos de Herodes y a toda la expectación del pueblo judío" (es decir, del espectáculo de su ejecución). Reflexionando, se fue a la casa de María, la madre de Juan, por sobrenombre Marcos, donde estaban muchos reunidos orando. Golpeó a la puerta del vestíbulo, y salió una sierva llamada Rode, que luego que conoció la voz de Pedro, fuera de si de alegría, sin abrir la puerta, corrió a anunciar que Pedro estaba ante el vestíbulo. Pero ellos, sabiendo que la guardia se encontraba muy reforzada, no le creyeron, diciendo: "Estás loca." Pero ella insistía que era así. Mientras tanto Pedro seguía golpeando, y cuando le abrieron y le conocieron, quedaron estupefactos. Haciéndoles señal con la mano de que callasen, les contó cómo el Señor le había sacado de la cárcel por medio de Su Angel.
La viveza de este relato demuestra que el mismo fue registrado en los Hechos de los Apóstoles (12:1-17) por el Evangelista San Lucas valiéndose de las palabras de un testigo ocular. Este acontecimiento tuvo lugar en el año 44.
Apóstol Pedro en Roma. Como se supone, después de su milagrosa liberación el Apóstol Pedro se dirigió a Roma donde conjuntamente con el Apóstol Pablo fundó la Iglesia, pero no fue obispo de Roma, porque Pedro y Pablo pusieron al obispo Lino para dirigir la Iglesia de Roma.
En el Concilio de Asia Menor y en el Egipto. El Apóstol Pedro estuvo presente en el Concilio Apostólico de Jerusalén en el 51; y luego predicó en Asia Menor y en Egipto, donde consagró al primer obispo de Alejandría, su discípulo el Santo Evangelista Marcos.
Su muerte. El Apóstol Pedro padeció en Roma conforme con lo vaticinado por Cristo Quien se le apareció. Considerándose indigno de la misma muerte que sufrió Cristo, el Apóstol Pedro, de acuerdo con su propia iniciativa, fue crucificado con la cabeza hacia abajo el 29 de junio del año 67 durante el reinado de Nerón, falleciendo simultáneamente con el Apóstol Pablo.
Dos epístolas. El Apóstol Pedro escribió dos epístolas católicas, en las cuales nos enseña resistir valientemente las tentaciones, pasar la vida piadosa, estricta, santa y sobria, advirtiendo a los cristianos al mismo tiempo acerca de los venideros herejes.
Evangelio de San Marcos según palabras del Apóstol Pedro. Partiendo de las palabras del Apóstol Pedro, su discípulo el Evangelista Marcos escribió su Evangelio, el cual en la antigüedad se llamaba también el Evangelio de San Pedro.
El primer obispo de Jerusalén
El Santo Apóstol Santiago hermano del Señor
Su vida santa. Miles de judíos convertidos. El Santo Apóstol Santiago fue pariente del Señor según la carne (hijo de José y de su primera esposa o hijo de María, hermana de la Madre de Dios). Fue consagrado obispo de Jerusalén por el propio Señor, de modo que fue el único apóstol que no viajó. El Apóstol Santiago se desempeñó como presidente del Concilio de Jerusalén en el año 51, lo que demuestra que el Apóstol Pedro no se consideraba como primero exclusivo entre los apóstoles. El Apóstol Santiago llevaba una vida santa, era virgen, no comía carne, no bebía vino y frecuentemente rezaba en el templo de Jerusalén prosternado sobre tierra en oración; por eso la piel de sus rodillas se hizo muy dura. Respetando su santa vida, lo veneraban hasta los enemigos del cristianismo. Los judíos le llamaban el justo. En el transcurso de 30 años reforzó y difundió la fe en Jerusalén y en toda Palestina entre muchos miles de judíos (Hech. Ap. 21:20).
Asesinato del Apóstol Santiago. Temiendo que todo el pueblo podría convertirse a Cristo, los jefes de los judíos decidieron matar al Apóstol, y lo derribaron desde la altura del templo a la tierra. Pero Santiago aún vivo rezaba por sus asesinos. En aquel momento surgió la disputa entre los judíos si era necesario matar a un hombre justo, pero uno de los hebreos golpeó su cabeza matándolo.
El Apóstol Santiago escribió una epístola, en la cual consuela a los cristianos en sus padecimientos, y enseña que sería imposible salvarse sin obras buenas, sólo cifrando esperanza en la fe. Aparte de su epístola, el Apóstol Santiago compuso la primer liturgia cristiana, de la cual se derivan las actuales de San Juan Crisósotomo y de San Basilio el Grande.
Santo Apóstol y Evangelista
Juan el Teólogo
Cumpliendo con el mandamiento del Salvador, el Apóstol San Juan cuidó y guardó a la Madre de Dios como un hijo devoto. Por eso al principio predicó solamente en Palestina. Pero después de la asunción de la Madre de Dios (15 de agosto del año 57) el Apóstol San Juan ya predicaba para las siete iglesias de Asia Menor viviendo mayormente en Efeso. (Dormición de la Madre de Dios: El Arcángel Gabriel le apareció un poco antes de su fallecimiento, al cual se preparaba con alegría. Para el día de la Dormición llegaron por aire a Jerusalén todos los apóstoles con excepción del Apóstol Tomás, y Ella fue sepultada en huerto de Getsemaní en una cueva conservada allí hasta hoy día. Sobre esta cueva la emperatriz santa Elena erigió un templo. Al tercer día llegó Santo Tomás, pero no le fue posible encontrar Su cuerpo. Sin embargo, Ella apareció a todos los Apóstoles comprobando así que fue llevada al cielo.).
Durante el reinado del emperador Domiciano, fue llamado a Roma, y luego tirado en una caldera que contenía aceite hirviendo; sin embargo, el Apóstol permaneció vivo y sano. Entonces Domiciano lo desterró a la isla Patmos, donde San Juan escribió su Apocalipsis, o sea la revelación de la suerte de la Iglesia y del mundo entero. En el principio de esta obra él dirige su profecía a las siete Iglesias del Asia Menor; y en la segunda parte incluye la profecía referente a la Iglesia y al mundo, presentada bajo imágenes alegóricas que describen la lucha entre el bien y el mal que durará incesantemente.
El Evangelio. Después de la muerte de Domiciano, el Apóstol San Juan volvió a Efeso, y escribió allí - complementariamente a los tres Evangelios existentes - el cuarto, que se distingue de los evangelios sinópticos de Mateo, Marcos y Lucas por su elevado contenido espiritual. En su Evangelio están incluidas las pláticas de nuestro Señor Jesucristo acerca de los temas superiores que no se encuentran en los evangelios de los sinópticos.
Conversión del ladrón. El Apóstol San Juan se destaca por su gran amor. Es bien conocido el hecho que cuando un joven piadoso se hizo jefe de una banda de ladrones, se dirigió a las montañas con el fin de persuadirlo para que abandone esta vida criminal. Pero el ladrón le esquivaba y escondía sus manos ensangrentadas, pero San Juan seguía influyéndole con su amor y, finalmente, el ladrón se arrepintió.
En su ancianidad el Apóstol Juan sólo repetía un precepto: "Hijos, amaos los unos a los otros," explicando que se trata del principal mandamiento.
Tres epístolas católicas. Aparte del Apocalipsis y del Evangelio, el Apóstol San Juan escribió tres epístolas católicas (universales, o sea, dirigidas a toda la Iglesia), en las cuales habla mucho de amor. Por consiguiente, se lo llama el apóstol del amor. El santo Apóstol Teólogo Juan (quien ha recibido este título por su Evangelio) fue el único apóstol que tuvo muerte natural, a los 104 años de edad.
Santos evangelistas Mateo,
Marcos y Lucas
Los santos apóstoles y evangelistas Mateo (perteneciente a los 12 apóstoles), Marcos (uno de los 70 apóstoles y Lucas (médico e iconógrafo, perteneciente a los 70 apóstoles) fueron autores individuales de los evangelios; los tres murieron como mártires por la fe cristiana. El Santo Apóstol Lucas escribió también los Hechos de los Apóstoles, donde describió el descenso del Espíritu Santo, la difusión original del cristianismo y la predicación de los Apóstoles Pedro y Pablo. Del libro de los Hechos también aprendemos acerca de la evocación del Espíritu Santo para los que se bautizan, la consagración de los obispos, presbíteros y diáconos, acerca de la oración y el ayuno de los apóstoles en casos importantes, genuflexiones, etc.
Santo Apóstol Andrés,
el primer llamado
El santo Apóstol Andrés, hermano de San Pedro, predicó en la costa del mar Negro y ascendía por el río Dnieper hasta las colinas de Kiev, las cuales bendijo, erigió la cruz (conservada en el templo de Diezmas de Kiev hasta la revolución) y profetizó que en ese sitio serían construidos numerosos templos, y que todo el país sería convertido a la fe cristiana.
En Asia Menor el Apóstol San Andrés fue crucificado sobre la cruz cuya forma recibió el nombre "de Andrés."
Las santas Mártires
Sofía, Viera (Fe), Nadieshda (Esperanza) y Liubov (Amor) padecieron en el siglo II. En tiempo de Adrián vivió en Roma la piadosa viuda Sofía, la cual educaba en temor de Dios a sus tres hijas; las bautizó con los nombres de las principales virtudes cristianas: Fe, Esperanza y Amor. La mayor de ellas sólo tenía la edad de 12 años cuando fueron denunciadas.
Todas ellas confesaron intrépidamente su fe cristiana ante el emperador (a propósito, la palabra mártir significa confesor); mientras tanto la madre de ellas les rogaba no renunciar a Cristo. Las niñas fueron decapitadas, y su madre murió sobre la tumba de ellas al tercer día. Su memoria corresponde al día 17 (30) de setiembre.
Santas mártires Perpetua, Felicitas y Potamina.
Una valentía extraordinaria demostraron en la confesión de Cristo Perpetua (una muy culta cristiana joven, privada de su criatura por los torturadores) y su sirvienta Felicitas. Ambas fueron echadas a las fieras y luego apuñaladas.
La joven Potamina fue tirada en alquitrán hirviendo. Aguantó esta espantosa ejecución impertérritamente.
Santa gran mártir Anastasía "desgrilladora":
La santa gran mártir Anastasía (que se honra el día 22 de diciembre / 4 de enero), una ilustre y joven romana, se dedicó a la asistencia de los encarcelados, cuyos padecimientos aliviaba eficazmente. Cuando se conoció que era cristiana, se la condenó a la muerte sobre la hoguera; sin embargo, falleció antes de que las llamas tomaran su ímpetu.
Santa gran mártir Catalina:
La santa gran mártir Catalina nació en Alejandría; procedía de una ilustre alcurnia gentil y se destacaba por su sabiduría y hermosura. Un anciano ermitaño la condujo a la fe cristiana. En una fiesta pagana denunció la fe gentil ante el emperador Maximiliano, (coemperador de Diocleciano). Fue encarcelada, y primero trató de disuadirla del cristianismo al enviarle los sabios; pero ella venció todos sus razonamientos por su palabra. Luego fue entregada al martirio (de rueda) y, finalmente, decapitada. La santa gran mártir Catalina padeció su martirio al principio del siglo IV. Su memoria se recuerda el 24 de noviembre (7 de diciembre).
Santa gran mártir Bárbara:
La santa gran mártir Bárbara nació en Asia Menor. Su padre era un rico pagano. Siendo aún muy joven por si sola llegó a la conclusión de la existencia del único Creador. En ausencia de su padre recibió el cristianismo. Cuando volvió su padre, trató infructuosamente de disuadirla de la fe cristiana, la torturó, encarceló y, finalmente, decapitó (el 4/17 de diciembre). Sus incorruptibles reliquias se hallan hasta hoy día en Kiev.
¿Por qué los santos mártires soportaban con facilidad torturas y la muerte?
Los Santos mártires soportaban las torturas por Cristo no solamente con paciencia, sino también con alegría, porque las aceptaban como merecido castigo por sus pecados, por medio de lo cual cifraban su esperanza en la obtención de la vida eterna.
Apologistas
Las persecuciones de los cristianos en la remota antigüedad suscitaban la necesidad de defender la santa fe con ayuda de la palabra y las obras de escritura. Los defensores de la fe de esta clase fueron conocidos como apologistas. Los más famosos apologistas antiguos fueron San Justino el Filósofo, Tertuliano y Orígenes.
Santo emperador Equiapostólico
Constantino el Grande (306-337).
San Constantino era hijo de Constancio Cloro y de Santa Equia-postólica Elena. Su padre favorecía a los cristianos, y el propio Constantino vio los horrores de la persecución de Diocleciano en la corte imperial y la valentía de los confesores de Cristo, lo que le dispuso a favor del cristianismo. En el año 306 fue proclamado emperador.
En año 312 surgió la guerra contra Majencio. Antes de un combate decisivo, Constantino vio en el cielo un brillante signo de la santa Cruz con las palabras que le acompañaban: "Con ésta vencerás." De noche le apareció en sueños el Salvador y presagió la victoria. Constantino ordenó confeccionar la imagen de la Cruz sobre todos los estandartes. En la batalla que sobrevino, Constantino ganó una decisiva victoria.
Después de convertirse en el único emperador romano, Constantino dedicó toda su vida al servicio del cristianismo. Declaró la libertad de confesión de la fe cristiana (313), puso fin a los juegos y holocaustos paganos, otorgó privilegios al clero y a las iglesias, confirmó la santificación del día domingo, construyó numerosos templos cristianos y derogó las leyes gentiles dirigidas contra el cristianismo. Su capital la mudó de Roma a Constantinopla.
En Palestina, la madre de Constantino, Santa Elena, halló la Cruz del Señor, y erigió 20 templos en los sitios de los principales acontecimientos evangélicos.
Juliano el Apóstata (361-363).
La última persecución pagana de los cristianos tuvo lugar en el tiempo del emperador Juliano llamado Apóstata, sobrino de San Constantino. Era un hombre completamente amoral, lo que se convirtió en la causa de su odio al cristianismo y persecución. Sin embargo, esta persecución ya no pudo ser muy intensa, porque la fe y la vida cristianas ya se había desenvuelto considerablemente.
Juliano favorecía las costumbres paganas, humillaba al cristianismo en las escuelas y en la vida social y quitaba a los cristianos los sitios antaño pertenecientes a los templos paganos; intervino contra la profecía de Cristo referente a la destrucción de Jerusalén, para cuyo fin trató de restaurar tres veces el devastado templo de Jerusalén, aunque cada vez actuó inútilmente. Juliano sentenció a muerte a numerosos cristianos, muchos de los cuales luego fueron canonizados como mártires.
Juliano fue asesinado durante una expedición militar a Persia. Con su muerte cesaron las persecuciones. El día sábado correspondiente a la primera semana de la Cuaresma se recuerda la tentativa de Juliano de burlarse de los cristianos, desenmascarada por el Santo mártir Teodoro de Tiro.
Herejías y cismas
Herejía: Se denomina herejía a la doctrina que contradice la verdadera fe cristiana. Cisma: Bajo cisma se comprende una opinión errónea relacionada con algunos conceptos de la fe, cuando todavía no está perdida la esperanza para corregir a los extraviados. Separación: Bajo separación se comprende una ruptura no autorizada con la Iglesia, aunque se conserve la doctrina ortodoxa. Muchas separaciones al principio se apoyaban sobre la ortodoxia, pero finalmente adoptaban definitivamente alguna herejía.
Desde el principio aparecieron en la Iglesia diferentes enseñanzas erróneas bajo influjos del judaísmo y del paganismo.
Judaizantes: La herejía de los judaizantes negaba la divinidad del Señor Jesucristo y exigía el cumplimiento de la entera ley mosaica. Gnósticos: La herejía derivada del paganismo denominada la de gnósticos (gnosis = conocimiento) se fundaba en dos principios: el Dios y la materia que siempre luchan entre si, incluyendo también el concepto de eones, o divinidades inferiores, y la ciega suerte. Según esta teoría, Cristo pertenecía a los eones superiores y poseía cuerpo fantasmal. Antitrinitarios: La herejía de los Antitrinitarios rechaza el dogma de la Santísima Trinidad (Pablo de Samosata y Savelio).
Causas de las herejías. Todas las herejías provienen por el orgullo de la mente humana que no quiere aceptar la fe en su puro sentido. Por eso una herejía es un pecado mayor que los pecados individuales cometidos por debilidad. Muchos jefes de herejías fueron altamente amorales, lo que toleraba Dios para poner de manifiesto su orgullo.
Concilios Ecuménicos
Los Concilios ecuménicos se convocaron cumpliendo el deseo del Señor Jesucristo (Mat. 18:17) y respetando el ejemplo de los santos apóstoles, quienes se reunieron en el Primer Concilio Apostólico en Jerusalén el año 51 (Hech. Ap. 15:1-35). Las decisiones de los concilios se componen por inspiración del Espíritu Santo, como se nota de la expresión del Concilio Apostólico "Ha parecido al Espíritu Santo y a nosotros." En total hubo siete concilios ecuménicos.
1. El de Nicea en el año 325
2. El de Constantinopla en el año 381
3. El de Efeso en el año 431
4. El de Calcedonia en el año 451
5. El de Constantinopla II en el año 553
6. El de Constantinopla III en el año 680
7. El de Nicea III en el ano 787
EI I Concilio Ecuménico fue convocado en el año 325 en Nicea bajo el reinado del emperador Constantino, el cual dio la apertura y el cierre del mismo sin presenciarlo, a causa del surgimiento de la herejía de Ario, San Constantino envío una carta circular a todos los obispos con el siguiente texto actualmente nos pareció, por muchos motivos, que es mejor que el Concilio se realice en Nicea de Bitinia, considerando la llegada de obispos de Italia y de otros lugares de Europa; dado el buen clima que hace en Nicea, y también para que yo presenciara como oyente y participante en lo que allí pueda acontecer.
En aquel Concilio, cuya apertura fue hecha por el emperador San Constantino (en latín) en el palacio imperial de Nicea el 20 de mayo del año 325, participaron 318 obispos procedentes de distintos países y naciones.
Muchos de ellos llevaban aún en sus cuerpos las huellas de los martirios sufridos por su fe. Con seguridad podemos decir que estos obispos fueron testigos de su fe con su propia sangre. Entre ellos había 5 obispos de los países occidentales, podemos mencionar que estaban: san Nicolás, el obispo Jacobo, Spiridon Trimifunski, san Atanasio el Grande.
El motivo principal por el que fue convocado el primer Concilio Ecuménico fue el de afirmar la verdadera doctrina acerca de la divinidad, eternidad y nacimiento del Hijo de Dios en contraposición a las falsas enseñanzas del sacerdote de Alejandría Ario, que sostenía que el Hijo de Dios fue creado por Dios Padre, y que era solamente una criatura superior.
De esta manera Ario negaba "la divinidad y el nacimiento eterno de la segunda persona de la Santísima Trinidad" el Hijo de Dios, de Dios Padre. Este Concilio condenó y rechazó esta herejía de Ario, peligrosa para la iglesia, estableciendo la verdad absoluta e indiscutible.
Redactó en el segundo articulo del símbolo de la fe (credo) lo siguiente: "Creo... en un solo Señor Jesucristo, Hijo unigénito de Dios, que nació del Padre ante de todos los siglos; luz de luz; verdadero Dios de Dios verdadero; engendrado, nacido; consubstancial con el Padre, por quien fueron hechas todas las cosas." Así, leyendo el antiguo testamento podemos encontrar referencias a la pluralidad de las Divinas Personas, por ejemplo (Génesis 1:26), "hagamos al hombre a Nuestra imagen y semejanza;" (Génesis 3:22) "he aquí a Adán hecho como uno de Nosotros." ¿Con quién hablaba el Señor? nadie puede decir que dijo esto a los Angeles, ya que ellos no son su imagen y semejanza, los Angeles no tienen la esencia, el poder y la majestad del Señor. Entonces, ¿quién era aquel, con quien hablaba el Señor al que le dijo "a nuestra imagen y semejanza"? nadie más que con aquel que tuviera su misma esencia equivalente, totalmente idéntico a el, conforme a la perfección, poder, majestad y gloria divinas.
En este primer Concilio Ecuménico fueron redactados en forma clara, breve y precisa los primeros siete artículos para que todos los cristianos puedan saber exactamente las verdaderas enseñanzas sobre la fe. El símbolo de la fe está compuesto en total por 12 art. y en cada uno de ellos está contenida una verdad en particular.
El primer Concilio estableció, además, otras 20 normas en total que conciernen a los eclesiásticos: diáconos, presbíteros, obispos. Entre ellos la celebración de la santa pascua de resurrección de nuestro Señor Jesucristo el primer domingo después de la luna llena del 21 de marzo; (después del 21 de marzo; y si la luna llena cae en domingo, la pascua será el domingo siguiente) también se estableció que los sacerdotes deberían previamente casarse antes de tomar los hábitos. Otra, que los sacerdotes una vez ordenados no pueden volver a casarse.
La única jerarquía de los consagrados por la iglesia que puede volver a casarse son los lectores. La norma #20 que es poco conocida por los feligreses se refiere a que: se debe rezar de pie en la iglesia los días domingo y días de precepto, o sea que en esos días no se puede arrodillarse en la iglesia.
El decreto sobre el dogma fue publicado a través de dos edictos, uno por el mismo Concilio y el otro por el emperador. Además, el emperador avaló con su firma la de sus miembros. Esto dio comienzo a la consolidación del rol del emperador como cristiano, en un imperio cristiano. Esto fue un antecedente para todos los Concilios Ecuménicos posteriores. Se puede decir que el emperador ortodoxo aparece como un notario de la iglesia católica ortodoxa universal. Por lo cual en el imperio bizantino, las normas del primer Concilio Ecuménico y la de los siguientes se transformarán en gubernamentales o de estado.
II Concilio Ecuménico
Fue convocado por el emperador Teodosio el Grande (Español) en Constantinopla en el año 381, el cual presenciaron 150 obispos de todo Oriente. La Iglesia de Roma no estaba representada. El patriarca Melecio de Antioquia presidió la apertura de este Concilio.
Este Concilio fue celebrado para afirmar la verdadera doctrina del, Espíritu Santo en contraposición a la falsa doctrina de macedonio que rechazaba la divina dignidad del Espíritu Santo "la tercer Persona de la Santísima Trinidad."
Macedonio enseñaba que el Espíritu Santo no es Dios y que además estaba al servicio de Dios Padre y del Hijo de Dios como lo estaban los Angeles. Entre los obispos que presenciaban estaban Gregorio el Teólogo, que era el presidente del Concilio; Gregorio Nacianceno, Cirilo de Jerusalén y otros, durante el Concilio, la herejía de Macedonio fue condenada y rechazada.
Este Concilio estableció el dogma por la cual todas las Personas o Hipóstasis de Dios son equivalentes entre si, en cuanto al poder, majestad, perfección y gloria, divinas; y agregó 5 artículos más (al credo) símbolo de la fe de Nicea (del 8 al 12 inclusive).
En resumen, quedo así: En el art. numero 1 se habla de Dios Padre. En el art. numero 2 hasta el 7 se habla de Dios Hijo. En el art. numero 8 de Dios Espíritu Santo. En el art. numero 9 de la iglesia. En el art. numero 10 del bautismo. En el art. numero 11 de la resurrección de los muertos. En el art. numero 12 de la vida eterna.
De esta manera se combinó y se compuso el símbolo de la fe Niceo-Constantinopolitano que sirve para siempre de guía para la Iglesia.
La iglesia occidental (aunque en esa época no existía la división de oriental y occidental, era una sola) también tomó como guía este símbolo, aunque más tarde introdujo un cambio sosteniendo "que el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo" aprobado por los papas romanos desde el siglo XI, pese a que es una falsa enseñanza.
Comento, que una de las normas existentes dice que el obispo de Constantinopla tiene mas honor o que le corresponde más honor que al de Roma, ya que a esta ciudad se la considera la "Roma nueva."
III Concilio Ecuménico
Fue convocado por el emperador Teodocio II en el año 431 en Efeso, a causa de la herejía sostenida por el patriarca de Constantinopla Nestorio, que comenzó a predicar que de María nació solo el hombre Jesús en el cual la divinidad habita como en el templo. Obstinadamente enseñaba diciendo que se debe distinguir entre Jesús y el Hijo de Dios; que María no debía ser llamada Madre de Dios "Theotokos," porque ella no había dado luz al Dios hombre, sino que debía llamarse madre de Cristo, dado que el Jesús que nació de María, era solamente el hombre Cristo (que quiere decir "Mesías," "el ungido," como los ungidos de Dios anteriores, los profetas, solo que sobrepasándolos en la plenitud de la comunión de Dios). Por lo cual toda la enseñanza de Nestorio constituía una denigración de toda la economía de Dios, pues si de María solo nació un hombre, no fue Dios quien sufrió por nosotros sino un hombre.
Mantuvo la doctrina de la iglesia y no introdujo ninguna novedad. San Cirilo escribió también a Roma informando al santo papa Celestino sobre esto. San Celestino por su parte escribió a Nestorio para que predique fielmente la fe ortodoxa, y no la suya.
Nestorio le contestó que estaba enseñando la fe ortodoxa, mientras que sus oponentes eran los herejes. San Cirilo escribió nuevamente a Nestorio y compuso 12 anatemas, (o sea en 12 párrafos), las principales diferencias entre las enseñanzas ortodoxas y lo predicado por Nestorio, excomulgando de la iglesia a quien rechazare siquiera un párrafo de lo que compuso.
Nestorio rechazó el texto escrito por san Cirilo, y escribió su propia exposición igualmente en 12 párrafos, dando anatema, es decir excomunión, a quienes no lo aceptasen, entonces san Cirilo, al ver que el peligro para la pureza de la fe crecía, escribió al emperador Teodosio el Joven; a su esposa Eudoxia y a la heriviana del emperador. San Cirilo arzobispo de Alejandría investigó las enseñanzas y le escribió una carta pidiéndole que Pulquería se interese por las cuestiones eclesiásticas para frenar la herejía.
Así se decidió convocar a un Concilio Ecuménico en el que jerarcas venidos de todo el mundo decidieran si la doctrina predicada por Nestorio era ortodoxa.
Se eligió como sitio para el mismo la ciudad de Efeso donde la Santísima Virgen habitó con el apóstol San Juan el Teólogo. Y así viajaron a Efeso de Egipto: san Cirilo con otros obispos, de Antioquia vino Juan, su arzobispo con los obispos orientales; de Roma llegaron dos obispos, Arcadio y Proyecto y un presbítero llamado Felipe al que el papa san Celestino instruyó en qué decir, ya que no pudo viajar, también le pidió a san Cirilo la defensa de la fe ortodoxa. Asimismo fueron a Efeso Nestorio y los obispos de la región de Constantinopla y los obispos de Palestina, Asia Menor y Chipre.
Este Concilio Ecuménico fue presidido por el obispo de Alejandría Cirilo, y el obispo de Efeso Memnon; y sus miembros reconocieron las enseñanzas de Nestorio como impías y lo condenaron privándolo de su sede y del sacerdocio. Sobre esto se compuso un decreto que fue firmado por unos 160 participantes del Concilio.
Así, la decisión del Concilio fue la voz de la iglesia universal, que claramente expresa su fe en que Cristo, nacido de la doncella, es el verdadero Dios que se hizo hombre, y en tanto que María dio luz al perfecto hombre que es al mismo tiempo el perfecto Dios y le corresponde justamente ser reverenciada como Theotokos (Madre de Dios).
El Concilio tuvo cinco sesiones más y se establecieron en seis cánones las medidas contra aquellos que osaran difundir las enseñanzas de Nestorio o cambiar lo establecido en el Concilio de Efeso.
El Concilio Ecuménico de Efeso además: Reafirmó de igual manera la condenación de Pelagio que enseñaba que el hombre podía salvarse por sus propios poderes sin necesidad de tener la gracia de Dios. Decidió también según ciertas materias de gobierno de la iglesia. Envío epístolas a los obispos que no habían concurrido; anunciándoles sus decretos y llamándolos a estar en guardia para la preservación de la fe ortodoxa y la paz de la iglesia. Reafirmó las enseñanzas impuestas en el símbolo de la fe constantinopolitano. Prohibió componer otro símbolo de la fe en el futuro, o imponer cambios en el símbolo de la fe establecido por el 11 Concilio Ecuménico.
Este Concilio es justamente considerado como Ecuménico (pues sus decisiones fueron aceptadas por toda la iglesia de un extremo del universo al otro) al mismo nivel que los Concilios de Nicea y Constantinopla.
IV Concilio Ecuménico
Apenas había terminado la condenación de Nestorio por los santos padres del Concilio Ecuménico III de Efeso, se celebró en Calcedonia el IV Concilio Ecuménico en el año 451 presidido por el obispo Anatoli de Constantinopla. El papa Leon el Grande fue representado por 2 obispos.
Este Concilio fue convocado por el emperador marciano y la emperatriz Pulqueria contra las falsas enseñanzas de Eutiques, archimandrita de Constantinopla, quien rechazaba la naturaleza humana de nuestro Señor Jesucristo; inventando una especie de absorción de la naturaleza humana en la naturaleza divina de Cristo (como si después de la encarnación solo subsistía en el salvador una sola naturaleza). Esta enseñanza se llama monofisita y sus seguidores monofisitas. Así un ejemplo de ello lo tenemos en los coptos que son monofisitas.
Después de condenar las herejías de Eutiques, la asamblea decretó, como verdadera, la enseñanza que en nuestro Señor Jesucristo existen dos naturalezas, una divina, porque es Dios verdadero que ha nacido en la eternidad del Padre; y otra humana, pues se encarnó por obra del Espíritu Santo en el cuerpo de la Virgen María, sin confusión, sin cambio, sin división ni separación unidas en una sola persona y en una sola hipóstasis, cada uno de las cuales se conserva entera y sin alteración después de la unión, con sus propiedades respectivas.
En resumen, podemos decir que en él, existe una naturaleza divina porque es Dios verdadero nacido en la eternidad del Padre y otra humana, pues se encarnó por obra del Espíritu Santo en la Virgen María, y semejante en todo a nosotros, salvo nuestro pecado, porque él es purísimo.
Este Concilio estableció 30 normas, en su gran mayoría concerniente a los eclesiásticos.

V Concilio Ecuménico
Se celebró en Constantinopla en el año 553 bajo el emperador Justiniano. Siguió en todo al de Calcedonia, condenando una vez más las herejías de Nestorio y Eutiques. Lo presenciaron 150 obispos orientales y 25 occidentales. El Concilio fue convocado a causa de las discusiones de los seguidores de Nestorio y Eutiques. Presidió este Concilio el patriarca Evtichio ocupando al lado sus lugares los patriarcas de Alejandría y Antioquia. Este concilio no formuló normas especiales, pero si estableció condenas contra distintos heréticos.

VI Concilio Ecuménico
Se celebró en Constantinopla en el año 680. Por celebrarse en la sala imperial llamada trullos el Concilio se llamó Trullanum. Lo presenciaron 227 padres, entre los cuales había 4 patriarcas de oriente y representantes del papa Agatón. El Concilio estableció 102 normas. Este Concilio fue convocado principalmente con el objeto de combatir las herejías y en especial el monotelismo, cuyos seguidores admitían las dos naturalezas en nuestro Señor Jesucristo, divina y humana, pero una sola voluntad, la Divina.
Después del V Concilio Ecuménico, las opiniones de los monotelitas ocasionaban grandes preocupaciones, afectando peligrosamente al imperio Griego. El emperador Heraclio, buscando un acercamiento, intentó persuadir a los ortodoxos para que cedan ante los monotelitas obligando con la fuerza de su poder a reconocer que en Jesús existía una sola voluntad con dos naturalezas.
Los defensores que explicaron la verdadera enseñanza de la iglesia fueron Sofronio, patriarca de Jerusalén y Constantinopla, y el monje máximo y confesor, al cual por su firmeza en la fe le cortaron la mano y la lengua.
Este VI Concilio Ecuménico condenó el monotelismo y reconoció dos voluntades en Jesucristo correspondientes a sus dos naturalezas, una de las cuales, la humana, estaba sometida en todo a la divina. El emperador firma el protocolo del Concilio después de los jerarcas de la iglesia con las siguientes palabras, "leído y aprobado."
La norma 36 de este Concilio nuevamente dejó establecida la igualdad de preferencia entre el trono de la antigua Roma y el de Constantinopla, ya que, es el segundo el que supera en obras de la iglesia, luego le seguía el de Alejandría, después el de Antioquia, y le continua el trono al de Jerusalén. Es interesante escuchar la norma 53, la cual trata sobre el parentesco espiritual. Un hombre, al hacerse padrino, no puede casarse con su ahijada ni con su madre, aunque fuera viuda, soltera o separada; ya que el sacramento del bautismo los convierte en parientes espirituales.
Los santos padres han establecido que quienes conozcan y no observen esta regla, en primer lugar deben apartarse de esa situación irregular; además, serán pasibles de la penitencia que corresponde a los adúlteros.
La norma # 75 exhorta a quienes integran los coros de la iglesia a no realizar exclamaciones indecorosas, no proferir gritos antinaturales y no introducir nada que sea ajeno e inadecuado con la iglesia; por el contrario; los insta a ofrecer el canto de los salmos a Dios con gran ternura y atención ya que las sagradas escrituras enseñaban un comportamiento piadoso a los hijos de Israel.
Insistimos, este Concilio afirmó las normas con las que la iglesia debe conducirse, en especial con las 85 normas de los santos apóstoles, las reglas de los seis Concilios Ecuménicos y de los siete Concilios regionales y de las 13 normas de los padres de la iglesia.
Posteriormente estas reglas fueron completadas con las normas del séptimo Concilio Ecuménico y de otros dos concilios regionales o locales; configurando el llamado Nomocanon, que constituye el fundamento de la conducción eclesiástica de la iglesia ortodoxa. Asimismo en este Concilio fueron condenadas las innovaciones de la iglesia romana, la cual no estaba de acuerdo con el espíritu de la iglesia universal, tales como el celibato obligatorio para los sacerdotes y diáconos, y ayunos rigurosos en los sábados de la gran cuaresma. Y la expresión simbólica de Cristo bajo la imagen del cordero.
VII Concilio Ecuménico
Llegamos finalmente a la reseña histórica del séptimo Concilio Ecuménico, que es también el último que celebró la santa iglesia ortodoxa universal previo a su separación ocurrida en el año 1054:
Fue convocado en el año 787 en Nicea durante el imperio de Irene. Este tuvo por objeto poner en claro la cuestión del culto a las imágenes; en el mismo participaron 367 padres de la iglesia.
Presidieron a este Concilio largos años de persecución iconoclasta encabezada por distintos emperadores, tales como León Isaurico y su hijo Constantino Copronimo, quien llegó a convocar en el año 754 un Concilio iconoclasta.
Pero había personas, como el patriarca German de Constantinopla y san Juan de Damasceno, que defendían el culto a las imágenes, el cual se había arraigado en el pueblo cristiano. Los papas Gregorios II y Gregorio III, ante el peligro que se presentaba, amenazaron de anatema a los que destruyeran las imágenes, y la cuestión llegó a su punto crítico cuando el emperador Constantino Copronimo (741-755) mandó que todas las imágenes fueran destruidas, y convocó a un Concilio para que refrendasen sus disposiciones. Este se celebró en Constantinopla, con asistencia de 338 miembros, y declaró que el culto a las imágenes era una nueva idolatría.
Poco tiempo después los iconoclastas empezaron a provocar disturbios; las iglesias fueron despojadas de sus imágenes, y los murales y pinturas religiosas fueron sustituidas por cuadros de paisajes.
Más tarde, al morir el León Isaurico, la emperatriz Irene, que veneraba secretamente las imágenes, convocó al VII Concilio Ecuménico con la ayuda del santo patriarca Taracio, este fue convocado en primera instancia en Constantinopla pero fue traslado posteriormente a Nicea (787).
Después de muchas discusiones, éste VII Concilio Ecuménico estableció el culto a las imágenes. Al principio lo presidieron los representantes del papa Adriano, y posteriormente el patriarca Tarancio a pedido de los obispos de Sicilia.
El VII Concilio formuló 22 reglas canónicas y emitió un "oros" especial, reivindicando y enseñando que la veneración de los santos iconos implica su disposición junto con la honorabilísima y vivificante cruz del Señor dentro de las iglesias para que los fieles eleven sus mentes y corazones hacia el Señor Dios, la madre de Dios, y todos los santos en ellos representados.
A pesar de lo dispuesto por este VII Concilio muchos seguidores de la herejía iconoclasta continuaron perturbando la paz de la iglesia por 25 años más. Recién en el año 842, durante el reinado de la emperatriz Teodora, se logró afirmar definitivamente el culto a los santos iconos, que apoyada por el abad Teodoro Estudita, reafirmó el culto; reemplazó al patriarca Juan por el ortodoxo Metodio, y estableció la fiesta conmemorativa del culto a las imágenes que nosotros conocemos como fiesta de la ortodoxia, que la iglesia universal celebra el primer domingo de la gran cuaresma.
¿Qué es un icono? El icono no es simplemente un cuadro o un dibujo, sino que es una imagen. Icono es una palabra que proviene del idioma griego "eicon" que simboliza la presencia y manifiesta la "hipostasis" (sustancia, esencia o naturaleza) de lo que representa. No debe emoción, sino sentido místico. Un icono no se concibe como la imaginación del iconógrafo, tampoco es un retrato o una foto, sino que se realiza según las sagradas escrituras y la tradición eclesiástica.
El icono es una imagen conductora: conduce al prototipo y testifica su presencia para el que lo contempla. Dicen los santos padres que en el icono se reconoce una imagen que representa la semejanza del prototipo; por ello lleva su nombre. La belleza del icono no está en su estética, sino en los sentimientos místicos que despierta.
La Iglesia
Ortodoxa Rusa
La Iglesia Ortodoxa Rusa pertenece a la gran familia universal de las Iglesias Ortodoxas locales, las que en su conjunto forman "una Iglesia, santa, católica y apostólica," tal como la define el Credo establecido en el Primer Concilio Ecuménico de Nicea (convocado en el año 325 por el emperador San Constantino el Magno) y en el Segundo Concilio Ecuménico de Constantinopla (convocado en el año 381 por el emperador de origen español Teodosio el Grande).
Las Iglesias Ortodoxas son católicas (de las palabras griegas "cat" y "olon" lo que significa "según todos" "de acuerdo con todos") no sólo porque son universales, sino también porque poseen la "totalidad de la fe," de todos los tiempos y en todos los lugares. También son apostólicas, porque fueron fundadas por los Santos Apóstoles y conservan ininterrumpidamente la sucesión apostólica.
El cuarto Concilio Ecuménico, celebrado en el año 451 en Calcedonia, introdujo la denominación "Ortodoxo" (por "recta doctrina" o "recta glorificación"), para designar a los que aceptan en forma total el Credo de Nicea y de Constantinopla y los Dogmas de los Concilios Ecuménicos, sin modificaciones, ni agregados, ni quitas. En total hubo siete grandes Concilios Ecuménicos, en los que han participado todas las Iglesias Cristianas (tanto las Orientales, como la Occidental), el último de ellos en el año 787 en Constantinopla. De tal manera, las enseñanzas de estos Siete Concilios Ecuménicos, sin agregados, quitas ni reformas, son la doctrina de las Iglesias, que por ello se llaman (en forma abreviada) Ortodoxas.
En los inicios del Cristianismo existían tres grandes centros supradiocesanos (regionales o "metropolitanos"), que eran "cabeza" de todas las iglesias episcopales de las ciudades de su zona de influencia: la Iglesia de Roma, fundada por los apóstoles San Pedro y San Pablo, la Iglesia de Antioquía, fundada también por el apóstol San Pedro, y la Iglesia de Alejandría, fundada por el apóstol San Marcos. En sus territorios se reunían desde el siglo 2 concilios (o sínodos) de todos sus obispos. Luego se agregaron Constantinopla y Jerusalén, llegándose, de tal manera, a la famosa "pentarquía" o sea "el gobierno de los cinco." La Iglesia de Constantinopla fue fundada por el apóstol San Andrés, cuando el lugar donde luego San Constantino el Magno habría de construir en el año 330 la "nueva Roma," se llamaba Bizantion, o Bizancio.
Estas cinco grandes iglesias se llamaban al principio "Arzobispados" y luego "Patriarcados." Los cinco Patriarcados estaban, desde sus orígenes, en el territorio del Imperio Romano, hasta el siglo séptimo. Con la división del Imperio Romano por el emperador Teodosio el Grande en el año 395 en dos partes, oriental y occidental, la Iglesia Romana quedó en la parte occidental y los restantes cuatro Patriarcados quedaron en la parte oriental, por lo que estos últimos suelen ser llamados también "Iglesias Orientales." En Occidente, el Imperio Romano de Oriente es llamado desde el siglo 16 "Imperio Bizantino," por el nombre del lugar donde San Constantino construyó la nueva ciudad, declarada en el año 330 capital del Imperio Romano. Por lo tanto, a veces también se designa a las Iglesias Orientales como Iglesias "Bizantinas."
Luego, con el correr de la historia, se fueron sumando nuevas Iglesias Ortodoxas independientes o "autocéfalas": búlgara, serbia, rusa, griega, rumana, etc. Actualmente existe casi una veintena de iglesias ortodoxas autocéfalas.

Las diferencias entre
la Iglesia Ortodoxa
y la Iglesia Occidental
En el año 1054 se produjo un cisma (separación) entre las Iglesias Orientales y a Iglesia Occidental. (Formalmente, por la introducción unilateral por la Iglesia Romana, desde principios del siglo XI, de las palabras "y del Hijo," en latín "Filioque," al Credo de Nicea). De tal manera, durante el primer milenio del Cristianismo, la Iglesia Occidental (o sea la Iglesia Romana) y las Iglesias Ortodoxas Orientales poseían exactamente la misma doctrina (enseñanza) sobre los dogmas de fe, casi los mismos ritos y el mismo derecho canónico. Las Iglesias Ortodoxas no han efectuado desde aquel entonces absolutamente ninguna reforma de estos dogmas y de este derecho canónico y casi ningún cambio en los ritos. Quiere decir, que las diferencias que existen actualmente entre las Iglesias Ortodoxas y la Iglesia Romana (y las iglesias Protestantes) se deben a los añadidos, quitas y cambios efectuadas por estas últimas en sus dogmas, cánones y ritos. A su vez, todo lo que las Iglesias Occidentales conservaron sin cambios en los dogmas, cánones y ritos sigue siendo similar, como antes, a los dogmas, cánones y ritos de las Iglesias Orientales. De tal manera, los Cristianos Ortodoxos tienen el mismo Credo de Nicea, original, sin añadidura de las palabras "y del Hijo," al referirse a la procedencia del Espíritu Santo. Tienen los mismos Siete Sacramentos. El Sacramento de la Confirmación (unción con el Santo Crisma) es otorgado inmediatamente después del Bautismo. La Santa Comunión se da a los fieles en forma completa: Cuerpo y Sangre de Cristo. A los niños la Comunión se les da desde que son bautizados, pero la primera Confesión se hace al cumplir siete años. La Iglesia Ortodoxa considera que el Matrimonio debe durar toda la vida, pero en algunos casos concede el divorcio y permite segundas nupcias. Los monjes del clero regular (monacal) deben ser célibes, pero los sacerdotes del clero secular (que sirven en las parroquias) deben estar casados antes de la Ordenación (como antes en Occidente). Para Obispos son ordenados sólo los sacerdotes del clero regular (monjes).
Los cristianos ortodoxos adoran a Dios en Trinidad y honran a la Virgen María, Madre de Dios, y a los Santos, pidiendo su intercesión ante Dios. De acuerdo con lo confirmado por el Séptimo Concilio Ecuménico, celebrado en el año 787 en Constantinopla, honran y veneran las imágenes de Cristo, de la Virgen María y de los Santos, pero no las adoran ni les sirven, ya que la adoración corresponde únicamente a la naturaleza Divina. Porque la honra, que se otorga a las imágenes, se eleva al Representado en ella, y el que se inclina ante una imagen sagrada, se inclina ante la substancia de quien está representado en ella. Pero, para ello, las imágenes sagradas (en griego "íconos"), deben ser escritos de acuerdo con determinadas reglas y deben cumplir ciertos requisitos. (Los cristianos ortodoxos dicen que los iconos se "escriben" y no que se pintan. En la antigüedad las imágenes con las escenas del Antiguo y del Nuevo Testamento eran como libros, para quienes no sabían leer).

Una nota sobre las relaciones de la Iglesia Ortodoxa con el estado. Para las Iglesias Ortodoxas la doctrina que enseña cuáles deben ser las relaciones entre el estado y la iglesia está contenida en la legislación de San Justiniano Magno. Luego de codificar en el año 533 todas las leyes romanas preexistentes, el emperador Justiniano promulga leyes llamadas "novelas." La Sexta Novela establece las condiciones, bajo las cuales se logra una sinfonía entre la iglesia y el estado. Esta ley, que puede ser llamada "Macro constitución cristiana" exige del estado que tenga un régimen político recto y que sea decente (recte et decenter rempublicam) y del sacerdocio que sea íntegro, honesto y siempre fiel a Dios (integrum est et fiducia Del praeditum); del estado se exige también competencia. Cuando se dan estas condiciones, surge automáticamente la buena sinfonía (consenso o consonancia, según otros textos) entre el estado y la Iglesia, lo que es provechoso para el bienestar del género humano, dice esta ley imperial, que luego fue incorporada por la Iglesia a su Código Canónico, llamado "Nomocanon."
La doctrina de la sinfonía establece bajo estas condiciones una separación entre la iglesia y el estado, pero pretende que dicha separación sea en armonía, en consonancia, porque ambas instituciones son "dones máximos de Dios" dados a los hombres. Ambas instituciones "proceden de una misma fuente y sirven a un mismo fin: el beneficio del género humano." Por lo tanto, no se trata ni de una unión total, ni de una separación total entre la iglesia y el estado, sino de una convivencia fraternal, siempre que ambas partes cumplan con las condiciones indicadas. Algunos pensadores ortodoxos consideran que el preanuncio de tales relaciones ya fue dado por Moisés, cuando desdobló su propia jefatura, otorgándole a su hermano Aaron el sumo sacerdocio.
La Iglesia
Ortodoxa Rusa
En el año 862, los Santos Cirilo y Metodio crearon un nuevo alfabeto eslavo, a partir del alfabeto griego. Usando este nuevo alfabeto (en principio llamado "glagolitsa" y luego, un poco reformado, "cirilitsa," o sea "cirílico," ellos tradujeron al eslavo los Evangelios, la Santa Misa y los principales Oficios de la Iglesia, antes de emprender su misión entre los eslavos, invitados para ello por los gobernantes eslavos de Moravia (país que se extendía en los territorios actualmente pertenecientes a Chequia, Eslovaquia y Hungría).
Los Santos Cirilo y Metodio eran oriundos de Tesalónica, ciudad griega con muchos habitantes eslavos. Por lo tanto, ellos hablaban bien desde su niñez el idioma eslavo, que entonces todavía no se había subdividido definitivamente en las actuales lenguas eslavas: ruso, búlgaro, serbo-croata, polaco, checo, eslovaco etc. Al traducir al eslavo los Evangelios, la Misa y los demás textos religiosos, los Santos Cirilo y Metodio debieron crear muchas palabras nuevas, faltantes hasta entonces en el eslavo, utilizando para ello raíces eslavas y combinándolas a la manera del idioma griego. Así surgió una nueva lengua, llamada eslavo eclesiástico (a veces incorrectamente denominada "pateo-eslavo" aún hoy utilizada en las Iglesias Ortodoxas eslavas (rusa, serbia, búlgara, etc). Desde el Bautismo de Rusia en el año 988 este texto eslavo-eclesiástico de la Santa Misa se utilizó siempre, hasta el día de hoy, en la Iglesia Ortodoxa Rusa.
El estado Ruso fue fundado en el año 862. Su primera capital fue Novgorod (cerca de la actual San Peterburgo), siendo Riurik su primer príncipe. Su hijo, el príncipe Igor, se estableció en Kiev, la segunda capital. La esposa del príncipe Igor, la princesa Oiga (oriunda de Pskov, cerca de Novgorod), se convirtió al cristianismo en Constantinopla, y es la primera Santa de la Iglesia Rusa. El nieto de Igor y de Santa Oiga, San Vladimiro, bautizó a su pueblo en el año 988, incorporando su estado a la jurisdicción eclesiástica del Patriarcado de Constantinopla (Bizancio), como provincia eclesiástica número 61 del mismo, otorgando los griegos a la misma el nombre de "Rusia" (los rusos de aquel entonces se llamaban a si mismos "Rus").
Después de reiteradas destrucciones de Kiev por los tártaros (que invadieron Rusia en el año 1237), el metropolitano (primado) de la Iglesia Rusa, Cirilo, abandona su sede en Kiev en el año 1250 y se dirige a Novgorod y luego a la ciudad de Suzdal (cerca de Moscú). En Suzdal preside en el año 1274 un Concilio de la Iglesia Rusa. Sus sucesores trasladan su cátedra a la ciudad de Vladimir en el año 1300, y luego a Moscú. En el año 1589 la Iglesia Rusa obtiene de los cuatro Patriarcas Orientales su "autocéfala," o sea su independencia administrativa. Simultáneamente, su primado obtiene el título de "Patriarca de Moscú y de Todas las Rusias," el quinto por orden de honor.
Las Iglesias Orientales
Iglesia Armenia Gregoriana
En el siglo V los armenios sufrían persecuciones desencadenadas por los persas, de modo que no pudieron estar presentes en el Cuarto Concilio ecuménico. Hasta el siglo XII no reconocían a ese Concilio. A partir del siglo XII los armenios comenzaron a respetar la doctrina completa de la Iglesia ortodoxa, aunque no tuvo lugar la debida unión.
Aunque su teología dogmática es correcta, tienen ciertas diferencias de rito en comparación con la Iglesia ortodoxa.
Nestorianos
Los nestorianos existen en Asia Menor y en la costa de Malabar en la India. Conservan ciertos ritos judíos y no veneran los santos iconos. A fines del siglo XIX una parte de los nestorianos de Urmia (Mesopotamia, o sea, actual Irak) se unió a la iglesia ortodoxa rusa.
Jacobitas
Los Jacobitas son partidarios del monofisitismo. Ellos viven en Asia Menor.
Coptos
Los coptos son monofisitas. Son aborígenes de Egipto y tienen su patriarca en El Cairo.
Abisinios
Los abisinios son monofisitas; conservan algunas tradiciones hebreas e incluyen sagradas danzas durante el divino servicio. Se destacan por su piedad.
Maronitas
Los maronitas son monotelitas (Monofiletismo) viven mayormente en el Líbano. Se aproximan notablemente a los católicos romanos y hasta reconocen al papa. Adoptaron casi la totalidad de la doctrina católica romana y todos sus errores.
Santos padres
Se llaman padres y maestros de la Iglesia aquellos dirigentes eclesiásticos que se destacaron por su piedad y dones intelectuales, se adelantaron por defender la Iglesia, la fe y la devoción cristiana con palabra y por medio de sus escritos. La mayoría de ellos, aunque no todos, eran santos y fueron portadores de la dignidad episcopal.
San Atanasio el Grande, siglo IV
San Atanasio el Grande defendía la fe ortodoxa de la herejía y tomó parte en el Primer Concilio ecuménico, donde fue aceptada su exposición de la fe. San Atanasio era el arzobispo de Alejandría. Casi toda su vida padeció por las persecuciones de los herejes. En el transcurso de 50 años, cinco veces fue expulsado de Alejandría y alrededor de veinte años pasó exiliado y encarcelado.
San Basilio el Grande, siglo IV
San Basilio el Grande, arzobispo de Cesarea de Capadocia (en Asia Menor) era uno de los más instruidos hombres de su época. Procedía de una familia de santos: su abuela, madre, hermano y hermana eran santos canonizados de la Iglesia ortodoxa. Después de instruirse, San Basilio adoptó el monaquismo; recibió el sagrado orden de sacerdocio y luego llegó a la dignidad de arzobispo. La mayor parte de su servicio arzobispal lo pasó en valiente lucha contra los arrianos, con ayuda de su palabra y sus obras escritas. En efecto, San Basilio dejó tras si numerosas obras relacionadas con el tópico de la fe y la moralidad, expuso la secuencia de la Liturgia que lleva su nombre (la cual se oficia 10 veces al año) y compuso numerosas oraciones, incluyendo las oraciones de genuflexión para el día de Santísima Trinidad.
San Basilio el Grande se destacó por su actividad filantrópica. Edificó una ciudad entera de asilos para pobres y hospitales. Falleció a la edad de 49 años.
San Juan Damasceno, siglo VII
San Juan Damasceno, vivió en el siglo VII, fue ministro del califa de Damasco y defendió la Iglesia contra la herejía de los iconoclastas. Aunque por su calumnia fue privado de un brazo, lo recuperó milagrosamente después de rezar ante el icono de la Santísima Madre de Dios. Como agradecimiento, compuso el cántico "Por Ti se alegra, llena de gracia, toda la creación." San Juan se retiró al monasterio de San Sabbas el Santificado en Palestina, donde se desempeñó como un simple monje. Escribió numerosos cánticos (el Octeto y los cánones para grandes festividades) y la brillante exposición de la fe cristiana.
El talentoso poeta ruso Alexei Tolstoi describió algunos episodios de su vida en el poema "Juan Damasceno."
San Gregorio el Grande, siglo IV
San Gregorio el Teólogo en el siglo IV se desempeñó como obispo, llevó vida santa y dejó obras acerca de la fe ortodoxa. También defendió la Iglesia contra los arrianos.
San Nicolás Taumaturgo, siglo IV
San Nicolás el Taumaturgo, Arzobispo de Licia en el siglo IV glorificado por su protección de los menesterosos y las limosnas para los pobres. Tomó parte en el Primer Concilio universal, y denunció a Arrio.
San Juan Crisóstomo, siglo IV
San Juan Crisóstomo, arzobispo de Constantinopla en el siglo IV fue uno de los más capaces apologistas y predicadores de la Iglesia cristiana, lo que le confirió el apodo de Crisóstomo (Boca de oro). Es particularmente conocida su exégesis de Sagradas Escrituras y la Liturgia denominada en honor suyo (que se oficia casi durante el año entero) al igual que numerosas oraciones.
Por la reprensión de la ambiciosa emperatriz Eudoxia fue desterrado al Cáucaso, y falleció en el exilio al oficiar la liturgia ante el santo altar. Sus últimas palabras fueron: "Gracias a Dios por todo."
Beato Agustín. Beato Jerónimo
De entre otros bien conocidos padres de la antigua Iglesia particularmente se destaca el Beato Agustín (quien pecó en su juventud, pero se corrigió leyendo la Palabra de Dios y luego se convirtió en ilustre y santo obispo). Entre sus escritos son muy conocidos: "Las Confesiones" y "La ciudad de Dios." Así fue también Beato Jerónimo (siglo IV), quien tradujo la Biblia al latín, cuya versión es conocida como vulgata.
El monacato
El monacato proviene de la vida solitaria altamente cristiana (de la palabra griega "monos" - solo, o de la rusa "ínok" - distinto) con el continuo esfuerzo para llegar a la perfección espiritual. El monje (o la monja) es la persona que ha rehusado (abnegado) el mundo para dedicarse a la oración y al cumplimiento de todos los mandamientos evangélicos, incluyendo la obediencia (la negación de su propia voluntad), la paciencia y la castidad. Por cuanto la meta del monacato en resumen consiste en la imitación de Cristo, los monjes que pudieron llegar a tal bienaventurado estado se denominan imitadores (de Cristo).
Principio del monacato en el Antiguo Testamento. Monaquismo en el Nuevo Testamento. Causas del desarrollo del monacato en el siglo IV y siguientes. El alejamiento del mundo y la vida devota en medio de privaciones ya se elegían por muchos justos del Antiguo Testamento (Hebr. 11:37-38). El monaquismo cristiano comenzó en la época apostólica. Vida casta tenían la Siempre Doncella María, San Juan el Precursor, los apóstoles Pablo, Juan, Santiago y muchos otros. Los monasterios, masculinos y femeninos, son conocidos en la historia ya a partir de los siglos II y III, aunque la información más detallada acerca de su vida está perdida. Un desarrollo particular adquirió el monacato en el siglo IV y los siguientes, ya que en esa época los cristianos no estaban amenazados por torturas y la muerte. El cristianismo se hizo universal, ya no se precisaba la valentía de antaño y adoptaron el cristianismo numerosos gentiles. Simultáneamente se debilitó la piedad. Entonces un número considerable de cristianos devotos empezaron a abandonar este mundo pecador de acuerdo con el consejo del Apóstol: "Salid de en medio de ellos y apartaos, dice el Señor; y no toquéis cosa inmunda, y Yo os recibiré y seré vuestro Padre, y vosotros seréis mis hijos y mis hijas, dice el Señor todopoderoso" (2 Cor. 6:17-18; Isaías 52:11; Jer. 3:19; Os. 1:10).
El monacato puede tener formas diferentes: Congregación: Congregación que comprende la vida en común de los monjes, que poseen el servicio divino compartido, la reflexión en común, la idéntica obediencia al abate (igúmeno) y trabajo comunitario.
Silencio, Skit, eremita, reclusión. Anacoretas y ascetas. El silencio mancomunado caracteriza la vida cenobita de cierto número limitado de monjes que no tienen propiedad privada y llevan a cabo en sus celdas el individual servicio divino, pero los sábados y domingos se reúnen en una iglesia. El monasterio dispuesto de esta manera se denomina Skit o cenobio.
La vida eremítica es la vida recluida del monje. Existen ermitaños: los anacoretas tienen vida solitaria viviendo en una celda monástica y los moradores del desierto tienen una vida apartada en un yermo.
Abstención: ascetas. El monacato adquirió formas bien organizadas en el tiempo de San Antonio el Grande, San Pacomio y San Basilio en el siglo IV.
San Antonio el Grande. Escritos de San Antonio el Grande. San Antonio el Grande nació en familia de padres ricos. Teniendo 18 años de edad, cuando se quedó solo con su hermana, escuchó en la iglesia las palabras de Cristo: "Si quieres ser perfecto, vende tu hacienda, dale la plata a los pobres y sígueme" (Mat. 19:21), acto seguido entregó a los pobres su herencia, dedicó su hermana a las vírgenes cristianas y comenzó su hazaña de monacato. Al principio vivió solo en el desierto dedicándose a la oración, los ayunos, los trabajos físicos y a la lucha contra pensamientos pecaminosos y vanos, y contra los demonios. A los 20 años empezaron a acompañarlo discípulos y se convirtió en maestro para muchos moradores del desierto. En un yermo muy lejano encontró a San Pablo de Tebas, quien permaneció allí 90 años. El Santo recibía allá el alimento milagrosamente por medio de un cuervo. San Antonio vivió en el desierto más de 80 años convirtiéndose en un gran maestro para los monjes y todos los cristianos. Hasta nosotros llegaron sus sermones y el estatuto de la vida ermitaña.
Ermitas, cenobitas y lauras. San Antonio perfeccionó el monacato de silencio (de anacoretas). Los monjes de esta clase se desempeñaban en los cenobios (skites). Varios cenobios unidos bajo poder de un solo abad (abba) adquirieron el nombre de Laura.
San Antonio el Grande falleció a mediados del siglo IV a la edad de 106 años.
Monacato cenobita. San Pacomio el Grande. El monacato cenobita (los monasterios) adquirió su aspecto actual en el tiempo de San Pacomio el Grande. Siendo gentil instruido, admiró la piedad de los cristianos a los cuales pudo conocer cumpliendo con el servicio militar. Se bautizó y se apartó al desierto. Allí, sobre las orillas del Nilo, fundó varios monasterios, en los cuales fueron enclaustrados 7.000 monjes. Sobre el otro lado del Nilo fundó un monasterio de monjas, cuya primera abadesa fue su hermana.
Los monasterios se dirigían de acuerdo con un reglamento, cuya base constituían: La oración, el ayuno, la castidad, la humildad, la negación de todo lo terreno y la absoluta obediencia. Todos los monjes rezaban en conjunto, trabajaban y comían una vez por día o dos veces en los días festivos. Cada uno de ellos apuntaba sus pecados y los confesaba a menudo. Todos tenían obligación de estudiar sagrados libros.
Pasados 100 años después de la muerte de San Pacomio el Grande, el número de los monjes en sus monasterios creció hasta 70000.
Monasterios de Nitra. Monacato en Palestina, Asia Menor y Grecia. En otra parte de Egipto, el desierto de Nitra, el abba Amón, discípulo de San Antonio el Grande, fundó su monasterio. En el mismo desierto pronto surgieron hasta 50 monasterios con un total de 5.000 monjes. Otro discípulo de San Antonio, Hilaron, fundó monasterios en Palestina. En Asia Menor los monasterios fueron organizados por San Basilio el Grande, quien había redactado para ellos su reglamento, el cual es válido hasta la actualidad. En Grecia el monacato se desarrolló de un modo particular en la península Athos (el Santo Monte), donde aún hoy en día existen varias decenas de cenobios y 20 monasterios. De ahí el mismo transitó a Rusia.
Columnismo y necedad en Cristo. Además de la vida eremítica y cenobítica se conocen otras dos formas de hazañas piadosas: el Columnismo (practicado por ilustre Simeón de la Columna en el siglo V, y otros), o sea la plegaria ininterrumpida sobre una columna o torre, y la locura en Cristo. Los supuestos locos fingían ser desprovistos de razón con el fin de ocultar de esta manera su santidad y evitar alabanzas que conducirían a la vana gloria. De entre ellos se destaca particularmente San Andrés el loco por Cristo quien fue honrado por la visita de la Santísima Madre de Dios, lo que se recuerda en el día de la fiesta del Manto de la Santísima Madre de Dios, mientras que entre los locos en Cristo rusos se destacó el santo Basilio el Beato.
Monacato en el Occidente. Desde el Oriente el monacato se difundió hacia el Occidente. San Benito de Nursia (siglo VI) fundó monacato estudioso.
Importancia del monacato. El monacato tuvo gran importancia a lo largo de toda la historia eclesiástica. Los monasterios servían al prójimo y eran centros y ejemplos de piedad, fe inalterada (defensores contra las herejías), filantropía e instrucción. Por consiguiente, ya desde las más remotas épocas se estableció la tradición de ascender a la máxima dignidad del episcopado de entre los monjes.
Dirección eclesiástica
Jerarquía eclesiástica. El propio Señor Jesucristo estableció la jerarquía de la Iglesia o la "jefatura sagrada." Al principio predominaba el primado de los Apóstoles, quienes ejecutaban los sacramentos y enseñaban. Más tarde los Apóstoles consagraban a los diáconos, presbíteros y obispos. A éstos últimos confirieron sus obligaciones, o sea, el supremo derecho de enseñanza y la dirección de la Iglesia.
Metropolitanos. Ya en la época apostólica fue establecido el poder de los metropolitanos.
La organización de la Iglesia se conformaba con la organización del estado. En los centros principales del mismo se formaban los centros de la Iglesia, conocidos como Patriarcados. En la antigüedad existían 5 Patriarcados, a saber: de Roma, Constantinopla, Alejandría, Antioquía y Jerusalén. Todos ellos tenían derechos iguales. Más tarde en nuevas naciones ortodoxas surgieron Patriarcados: Ruso, Serbio, Búlgaro y Rumano.
Todos los obispos se llamaban en la antigüedad papas (padres). Este título se ha conservado hasta nuestros días en el caso del patriarca de Alejandría.
Reivindicaciones de los
papas de Roma por el primado
Las pretensiones de los papas de Roma por el primado eclesiástico comenzaron ya en los primeros años del cristianismo. Como motivo para esta actitud sirvió la fama de Roma como capital del Imperio Romano y la extraordinaria difusión del Patriarcado de Roma. A partir del siglo VI los reyes del Occidente con el fin de obtener el apoyo de los papas les entregaban en posesión sus comarcas. A partir del siglo IX los papas empezaron a coronar a los reyes y aspiraban de ser también amos seglares.
Para justificar las ambiciones de los papas, en la edad media fueron compuestas las llamadas Decretalias (decretales) falsas de Isidoro, en las cuales figuraban los textos espurios que trataban de convencer que a partir del siglo I el supremo poder eclesiástico siempre perteneció al papa de Roma.
Además, los latinos establecieron nuevos errores: la introducción obligatoria del celibato del clero, el permiso de comer alimentos lácteos y huevos durante los períodos de ayuno que se altera de esta manera, mientras que proclamaron el día sábado de abstinencia y añadieron al octavo término del Símbolo de la fe ("Credo") las palabras: Procedente del Padre y el Hijo (filioque).
Separación de la Iglesia Occidental
de la Ortodoxa Católica
Las causas de la separación de la Iglesia Occidental de la ortodoxa eran las ambiciones de papas y su desvío de la fe ortodoxa. La separación de la Iglesia Occidental se prolongó durante dos siglos con relación a las siguientes circunstancias:
a) Problema de los patriarcas Ignacio y San Focio. En la segunda mitad del siglo IX en Constantinopla fue destituido ilegalmente el patriarca Ignacio eligiendo en su lugar a San Focio (mem. 6 de febrero). La opinión de los habitantes de Constantinopla se dividió. Para solucionar la discusión, fue convocado en Constantinopla un concilio (861) al cual fue invitado también el papa Nicolás I, quien a su vez envió sus delegados. El concilio confirmó la elección del patriarca San Focio y los legados papales confirmaron esta decisión. Sin embargo, Nicolás condenó a sus delegados y rechazó el fallo del concilio elevando de esta manera su poder individual por encima de la resolución conciliar.
b) Discusiones acerca de la Iglesia Búlgara. En aquella época surgieron discusiones entre las cátedras de Roma y Constantinopla relacionadas con la cuestión de la Iglesia de Bulgaria que pertenecía antaño a la cátedra romana, pero ya en el tiempo del emperador Juliano fue transferida al patriarca de Constantinopla. Los papas convencieron a los búlgaros de que la subordinación eclesiástica a Constantinopla podía resultar en la dependencia política de los griegos. Por consiguiente, el zar (rey) búlgaro Boris cortó sus relaciones con Constantinopla e invitó a los misioneros latinos.
Acto seguido el santo patriarca Focio en sus epístolas dirigidas a otros patriarcas denunció las ilegales pretensiones de los papas y su apartamiento de la fe ortodoxa. Para discutir esta cuestión, fue convocado un concilio en Constantinopla (867), el cual rechazó las pretensiones de los papas y el desvío de la Iglesia Occidental. Sin embargo, la comunicación oratoria entre ambas Iglesias continuaba normalmente. Al mismo tiempo los latinos comenzaron a considerar al patriarca San Focio enemigo de ellos, y lo excomulgaron.
c) Separación de las iglesias. La separación final de la Iglesia Occidental tuvo lugar en el siglo XI. Tomando en cuenta nuevos desvíos además de los manifestados anteriormente (el uso del pan ázimo durante la liturgia en vez del fermentado), el patriarca de Constantinopla Miguel Cerulario denunció las innovaciones. Comenzaron sendas relaciones entre las Iglesias de Roma y Constantinopla. Los legados del papa (León IX), sin cifrar esperanza alguna en las discusiones, compusieron el acta de excomunión del patriarca y de toda la Iglesia Oriental, y al celebrar el servicio divino, la colocaron sobre el altar de la catedral de Santa Sofía en el año 1054. A su vez el patriarca Miguel Cerulario convocó en Constantinopla un concilio que excomulgó a dichos delegados de la Iglesia. Desde este momento la Iglesia Occidental se apartó definitivamente de la Ortodoxa.
El alejamiento del espíritu cristiano por los latinos. El alejamiento de los católicos romanos puede subdividirse en dos categorías: el alejamiento del espíritu cristiano por un lado, y el orgullo y las ambiciones por el otro, las cuales se introdujeron en la iglesia por intermedio de los papas cuando éstos se atribuyeron la infalibilidad en cuestiones de fe y buscaron con ansiedad el poder temporal. Se destaca la amistad con el comunismo.
Dogmas de la fe. Desviaciones de los dogmas de la fe: 1) Filioque. 2) Doctrina del primado papal. 3) Doctrina de infalibilidad papal en cuestiones de fe (1870). 4) Doctrina sobre la indulgencia. 5) Doctrina del purgatorio. 6) Doctrina de la Inmaculada Concepción de la Madre de Dios, que no tiene pecado ancestral (1854).
Nota: Los cristianos ortodoxos no deben confundir esta realización del efecto del pecado ancestral con la enseñanza sectaria acerca del "pecado original." No hay doctrina de "pecado original" en la Santa Iglesia, pues no es posible heredar el "delito" de Adán. En ningún lugar lo mencionan los Santos Padres, sino que se refieren al "pecado ancestral," que produjo no un delito, sino una enfermedad hereditaria, es decir: la inclinación a pecar, estado del hombre de separación de Dios, etc.
Dirección eclesiástica. Desviaciones en la dirección eclesiástica: 1) Celibato del clero. 2) Establecimiento de la dignidad de cardenales, desconocida en la antigüedad y, debido a esta innovación, la alteración de los tres grados de la jerarquía sagrada.
Ritos y costumbres. Desviaciones en los ritos y costumbres: 1) Bautismo por ablución en lugar de inmersión. 2) Confirmación de los adultos sólo por un obispo. 3) El uso del pan ázimo (hostias) en la liturgia en lugar del fermentado. 4) Comunión de los laicos sólo bajo una especie: pan. 5) Deterioro del ayuno al permitir el uso de leche, huevos y hasta carne. 6) Empleo de instrumentos musicales (órgano) durante el divino oficio. 7) Bancos para estar sentados en la iglesia. 8) Realización del oficio divino en idioma latín, el uso de las campanillas, etc.
Acerca del primado del papa de Roma. Las palabras de Cristo: "Sobre esta piedra edificaré mi Iglesia" (Mat. 16:18) fueron explicadas por 85 Padres y Maestros de la Iglesia. 44 de ellos dicen que la palabra "piedra" denota la fe de Pedro; 16 enseñan que la palabra "piedra" significa Salvador; 8 aseguran que la palabra "piedra" abarca a todos los apóstoles, de modo que 68 Santos padres no creen que la palabra "piedra" se refiera a Pedro. Solamente 17 exégetas antiguos relacionan la palabra "piedra" con Pedro; pero nadie interpreta, como enseñan los latinos, que el Apóstol Pedro es un exclusivo lugarteniente de Cristo (vicario) sobre la tierra.
Vida de los papas. Según los historiadores citados, Ammianus Marcellinus, el último historiador romano (320-390), quien escribió 31 libros dedicados a la historia de los cesares. Antonio Papi. El obispo católico romano Giutprandío Liutprando, la máxima autoridad para la historia de los siglos IX y X. Abate Tiraboci Gammerlin. Bukhard. Reverendo N. Clementise. Jungman. Poeta Petrarca (siglo XIV). Cardenal Pedro Alliatski. Neruda Taborita. Niem.
Cardenal Baronio Caesar, escritor eclesiástico italiano (1538-1607); era cardenal en Roma y bibliotecario del Vaticano. Recibió su dignidad de cardenal por la obra "Ecclesiastical Annals" que revela valiosos documentos procedentes de la biblioteca papal con archivos en los cuales trabajó durante 27 años. Su trabajo fue continuado por otros historiadores, como Raynaldi y otros.
Numerosos historiadores, entre los cuales figuran sabios católicos romanos que recibieron premios de la Iglesia de Roma por sus obras, describen la vida amoral de los papas a lo largo de toda la historia, hasta la actualidad. Naturalmente, entre los papas hubo también hombres decentes, pero la mayoría de ellos buscaba poder, dinero y lujo. El historiador romano Ammianus Marcellinus habla acerca de las "ambiciones de los papas y su lucha cruel para satisfacerlas, porque al convertirse en obispo el individuo se aseguraba grandes ganancias y ventajas: las carrozas, las lujosas vestimentas y la mesa, cuya exquisitez superaba los banquetes imperiales." "La más repugnante historia es la de los papas, de la cual debemos avergonzarnos todos nosotros los católicos romanos. No existe ningún crimen abominable que no fuera llevado alguna vez en el palacio de Su Santidad, sin exceptuar envenenamientos, fornicación o incesto" (I. Jungman). Los increíbles delitos de los papas no se describen con facilidad. Por ejemplo, bajo ciertas circunstancias el trono papal lo ocupó una mujer, denominada Juan VIII (855-857) hasta que parió a una criatura. De las numerosas descripciones de las historias terroríficas de la "iglesia" de Roma vamos a elegir la característica del cardenal Baronio, un diligente historiador católico romano: "El trono papal no lo ocupaban papas sino monstruos, quienes llegaban al cumplimiento de sus deseos por medio de mujeres sin vergüenza, las cuales arbitrariamente cambiaban los puestos episcopales, preparándolos para sus amantes, pisando literalmente las sagradas leyes eclesiásticas y las mejores costumbres de la antigüedad."
Luteranos o protestantes
Al principio del siglo XVI, el estudioso monje católico romano alemán Martín Lutero, después de casarse con la ex-monja católica romana Catalina, comenzó exitosamente el movimiento dirigido contra el papado: el protestantismo, o sea la protesta ante los errores romanos.
Como motivo para el surgimiento del protestantismo sirvió la venta de las indulgencias papales por dinero, al igual que el formalismo observado durante la ejecución de los ritos católicos romanos y sagrados servicios.
Deseando librarse de los errores del catolicismo romano, el protestantismo en vez de corregirlos, fuera de cualquier lógica y contradiciendo a las Sagradas Escrituras, tomó la vía de la negación de casi todo lo perteneciente a la fe cristiana y la enseñanza de la fe y de la piedad, conservando sólo el nombre de cristianismo.
Por ejemplo, actuando contra la doctrina papal referente a los excesivos méritos (de los santos), los protestantes:
1) Proclamaron la doctrina de la justificación exclusiva por la fe sin necesidad de obras buenas, en vez de aceptar el mandamiento del Salvador: "Sed perfectos como perfecto es vuestro Padre celestial" (Mat. 5:48), o en otras palabras: haced obras buenas siempre sin ninguna limitación; la propia Palabra de Dios enseña: "Es estéril la fe sin obras" (Santiago - Jacobo - 2:20).
2) En lugar de corregir el formalismo católico romano en el santo oficio y los ritos (parte sustancial de la Tradición), los protestantes rechazaron toda la Tradición, incluyendo la veneración de los santos, la solicitud de sus oraciones y la veneración de los santos iconos.
3) Descontentos (muy razonablemente) por la prohibición de leer la Biblia, los protestantes ofrecieron derecho de su lectura universal y la posibilidad de interpretarla individualmente, en vez de proceder en este sentido conforme con la enseñanza de la Palabra de Dios (véase más adelante).
4) Debido al hecho de rechazar obras buenas, los protestantes rehusaron casi todos los sacramentos (por medio de los cuales Dios ayuda a realizar buenas obras); sólo dejaron el bautismo y la eucaristía, aunque ésta última los protestantes no la adoptan en un modo absoluto, ya que no creen que el pan y vino pueden convertirse en Cuerpo y Sangre de Cristo;
5) Debido a la misma causa, o sea la inutilidad - desde el punto de vista de los protestantes - al igual que el odio de Lutero al monacato (para él, muy natural) los protestantes rechazaron los ayunos, los votos de los monjes, la mayoría de las fiestas y la veneración de lugares sagrados.
Las comunidades protestantes, juntamente con sus pastores (que son simples laicos) representan un grupo heterogéneo que ha perdido cualquier apariencia de la Iglesia.
Veneración
de la Palabra de Dios
Los protestantes, al igual que casi todos los herejes, requieren que todo el cristianismo esté fundado sobre las palabras de las Sagradas Escrituras, imaginando erróneamente que son seguidores de la Palabra de Dios. Los herejes exponen su aparente respeto a las Sagradas Escrituras dudando de la Tradición, aunque crean su propia tradición, o sea, sus sistemas y costumbres y su propia manera de interpretar la Biblia, protestando con su doctrina contra toda la enseñanza de Cristo. Insinúan pérfidamente que la Iglesia Ortodoxa respeta insuficientemente las Sagradas Escrituras venerando excesivamente a los santos, a quienes rechazan con anticristiana maldad, los calumnian e injurian.
Conforme con la enseñanza de la Palabra Divina (2 Pedro 1:20-21 y 1 Cor. 2:11-14) las Sagradas Escrituras están inspiradas por el Espíritu Santo, y sólo las pueden explicar los Santos puros de corazón (Mat. 5:8) exclusivamente con asistencia del Espíritu Santo. El mismo contenido de la Sagrada Biblia está establecido por los Santos Padres de los Concilios ecuménicos.
Por consiguiente, el respeto de las Sagradas Escrituras por los herejes es falso e hipócrita, lo que demuestra su negación de la doctrina evangélica referente a las obras buenas y hazañas piadosas, aparte del impertinente "derecho" de interpretar tergiversando la Palabra de Dios conforme con los antojos de cualquier pecador ignorante.
La Iglesia Ortodoxa venera la Palabra de Dios más que todas las otras y de manera Purísima. Todos los escritos de los Santos Padres referentes a la fe y a la vida devota se fundan siempre en la Palabra de Dios; en la Iglesia Ortodoxa el Santo Evangelio ocupa un lugar privilegiado sobre el altar, representando al propio Señor Jesucristo. Lo pueden leer en la iglesia solamente personas consagradas. El mismo se lleva solemnemente a la parte central del templo para la adoración general.
También es profundo el piadoso respeto a la Palabra de Dios y su uso como guía en las verdades de la fe y las obras buenas, que demuestra la Iglesia Ortodoxa en los hechos y no en las palabras.
Reformadores
o calvinistas
El movimiento de la Reforma comenzó en el siglo XVI. Los primeros reformadores Zuingilio y Calvino se apartaron de la verdad todavía más que Lutero (el protestantismo). Estos reformadores enseñan que los dos sacramentos, bautismo y eucaristía, aun son menos importantes en comparación con la opinión de los protestantes: sólo son signos externos, los símbolos de recuerdo referente a los acontecimientos de la vida del Salvador.
Según la doctrina de los reformadores, Dios predestinó algunos hombres a la salvación, mientras que otros no están llamados. Los reformadores rechazan por completo cualquier imagen y adorno dentro de los templos.
Anglicanos
o episcopalianos
El rey inglés Enrique VIII en el siglo XVI era un católico romano celoso y hasta recibió del papa el título del "Defensor de la fe" por su resistencia a los protestantes.
Después de diez años, en 1532, se separó del papa pues éste no le permitió divorciarse de su esposa legal Catalina con el fin de formalizar nuevas nupcias con la cortesana Ana Bolena. El sacerdote Tomás Cranmer ejerció su influencia sobre Enrique VIII para que éste se separase del papa estableciendo su propia confesión.
Enrique elevó a Cranmer a la dignidad de arzobispo de Canterbury, rompió con el papa y se casó con Ana Bolena; hizo una nueva traducción de la Biblia y compuso un nuevo catecismo (exposición abreviada de la fe). La cabeza de la nueva Iglesia anglicana es el rey, junto con el parlamento, lo que permanece intacto hasta hoy día. Enrique introdujo el llamado "breviario" que comprendía 37 puntos principales de la fe. Luego, Enrique persiguió implacablemente a los enemigos de su fe.
Conforme con el contenido de su fe, los anglicanos se aproximan hasta cierto punto a los protestantes y parcialmente a los reformadores. En algunos ritos ellos imitan a los católicos romanos, lo que produce una impresión errónea de que los anglicanos están más cercanos a la ortodoxia que los protestantes. Aunque los anglicanos tienen obispos, su quirotonía no tiene la debida gracia por cuanto no poseen ascendencia apostólica; además, se casan: cada obispo tiene su "missis bishop" (señora obispa).
Debido a que los anglicanos no pueden comprobar su sucesión apostólica en el episcopado, tienden a trabar amistad con la fe ortodoxa esperando que algún día nuestra Iglesia reconozca a la suya como poseedora de gracia.
La mayoría de los obispos anglicanos prácticamente no reconocen su breviario de 37 párrafos y rechazan casi todo el Evangelio. En la conferencia de Lambet hace alrededor de 30 años, en 1946 o 1947 (estas conferencias las tienen los obispos anglicanos de todo el mundo cada 10 años; ya se cuentan aproximadamente 300 conferencias llevadas a cabo), más de la mitad de los obispos presentes declararon que no creen en los milagros descritos en el Evangelio, ni en la Resurrección, ni en la Ascensión del Señor Jesucristo, ni en los Angeles, ni en los espíritus malignos, ni en la inmortalidad del alma, etc. Surgía la cuestión si estaba indicado abolir el "breviario." Por el momento se decidió no tocarlo. No obstante todo, sería difícil establecer en qué creen estos "obispos."
Los anglicanos tienen tres grupos de creyentes: alta Iglesia (que se aproxima más a los católicos romanos), baja Iglesia (más cercana a los reformadores) y la ancha Iglesia (intermedia). De los anglicanos se han separado los puritanos, los "puros," quienes rechazaron los restos del catolicismo romano y a los obispos.
Los bautistas
Los bautistas son una de las sectas protestantes, cuyo nombre proviene de la palabra griega "sumergir" o sea "bautizar."
Los bautistas:
1) No creen en la Santísima Trinidad, diciendo que Dios sólo puede tener faz única. Esta doctrina tiene cierta tendencia para aproximarse al panteísmo.
2) Los bautistas enseñan que las Sagradas Escrituras son suficientes para la salvación, no creen ni en la Iglesia ni en los sacramentos. Cada cual puede interpretar libremente las Sagradas Escrituras.
3) Enseñan que sería correcto bautizar solamente a los adultos por solicitud personal y mediante una completa inmersión. Por consiguiente, ellos no reconocen el bautismo de los niños, pero aseguran que los niños sin bautizar se salvarán.
4) Aunque reconocen el Bautismo y la Eucaristía, consideran que el primero sólo es un símbolo de la salvación, mientras que en la Eucaristía el Señor Jesucristo no está presente. Estos dos sacramentos los llaman "estatutos" ("ordinansis") pero de ninguna manera sacramentos; conforme con su doctrina, no proporcionan nada de gracia.
Historia. La secta de los bautistas fue fundada relativamente temprano (siglo XVII) en Inglaterra y Estados Unidos, poseyendo dos ramas principales (la confesión de Filadelfia llamada "general" y de Nueva Hampshire llamada "particular"), los cuales pronto se unieron. Los primeros creían que Cristo vino para la redención de todos los hombres, y los segundos - sólo para los elegidos (de acuerdo con el concepto de los calvinistas). Los bautistas primero fueron perseguidos en Inglaterra, y se encontraban en conflicto con el gobierno norteamericano (siglo XVII). A mediados del siglo XVIII los bautistas rechazaron la doctrina de la Santísima Trinidad. Poco a poco los bautistas se difundieron particularmente por medio de las llamadas misiones bautistas que aparecieron en el siglo XIX y cuya meta consiste en la propagación del bautismo. A fines del siglo XIX se unieron por fin ambas ramas principales. Además del ahora único tronco principal, existen 10 sectas de los bautistas que poseen sus peculiaridades en la doctrina religiosa (por ejemplo, los bautistas del séptimo día).
Dirección. Cada comunidad eclesiástica es completamente independiente (autónoma). Los bautistas tienen presbíteros (a menudo también obispos) y diáconos, que se eligen de acuerdo con la concordancia general y se ordenan por un "concilio" que se compone de presbíteros y jefes de las iglesias vecinas. En caso de alguna necesidad, cualquier iglesia bautista puede solicitar auxilio o consejo a otras iglesias, pero bajo ninguna circunstancia los parroquianos de una iglesia pueden dominar sobre los pertenecientes a otras parroquias.
En la actualidad los bautistas están muy difundidos en los Estados Unidos y en Inglaterra, pero relativamente poco en otros países.
Adventistas del Séptimo Día
El adventismo representa la resurrección de la antigua herejía del quiliasmo (reino de Cristo de 1.000 años sobre la tierra; siglos I a III), la cual era una tentativa de combinar el cristianismo con el judaísmo. Esta herejía fue condenada por la Iglesia. El adventismo proviene de la palabra latina "advenimiento."
Historia. El fundador fue el bautista William Miller que vivió en Nueva York (1781-1849). Supuso que el segundo advenimiento de Cristo ocurriría el 22 de octubre de 1844 sobre un monte del estado Nueva York. había calculado este día en base al libro del profeta Daniel. Miller juntó hasta 200.000 partidarios. Pero cuando no tuvo lugar el segundo advenimiento, la mayoría de sus seguidores le abandonaron.
Después de Miller, su doctrina estuvo bajo la influencia de otros hombres con ideas distintas. Aparecieron hasta diez grupos diferentes de adventistas, el mayor de los cuales lo forman los "Adventistas del séptimo día." Uno de los discípulos de Miller enseñaba que no existe la inmortalidad del alma (Sperr), mientras que Raquel Preston y Elena White insistían que se precisa honrar el sábado en lugar del domingo. A partir del año 1846 los adventistas adoptaron el sábado rechazando el domingo, y comenzaron a considerar como "cristianos falsos" a todos los que festejan el día domingo. Introdujeron el "diezmo," y en 1863, en la primera conferencia general los adventistas del séptimo día elaboraron su reglamento válido hasta hoy día.
Doctrina. Su punto principal está constituído por la aproximación del segundo advenimiento de Cristo. Explican que en 1844 Cristo llegó en efecto, pero no a la tierra, sino al cielo (sic) con el fin de ejecutar el juicio y determinar quien será digno de Su reinado de 1.000 años. Por cuanto para la realización de ese juicio se requerirán de 70 a 100 años, se derivaban los años de la segunda llegada siguientes: 1914, 1925, 1945 y, finalmente, 1995. Tomando en cuenta la inminencia de este advenimiento, todos los cristianos deben abandonar el "falso cristianismo" que festeja el día domingo.
Después del segundo advenimiento resucitarán los justos sólo para vivir 1.000 años, de modo que después de ese milenio tendrá lugar el tercer advenimiento de Cristo, que se dedicará al juicio de los pecadores.
Sin embargo, es dudoso que los adventistas tengan como meta la preparación de los cristianos para la recepción del Mesías esperado por los judíos.
Entre otras cosas, los adventistas creen que con referencia al Apocalipsis de San Juan el Teólogo serán aniquiladas dos fieras: la "primera fiera," los Estados Unidos, por legalizar el festejo del domingo, y la "segunda fiera," el Papa de Roma.
El número de adventistas es relativamente bajo (alrededor de 400.000 individuos), pero su trabajo es muy activo para la difusión de esa doctrina.
"Ciencia Cristiana"
(Christian Science).
Esta secta es digna de consideración, porque tiene bastante éxito en el medio intelectual de la sociedad. Fue fundada en 1876 en Boston. Su fundadora María Becker Heddy (1821-1910) tuvo tres nupcias. Al primer hijo lo entregó a una nodriza, y no se acordó de él durante toda su vida. Se ocupaba del espiritualismo. Se divorció de su segundo marido. Escribe que teniendo ocho años de edad escuchó una voz misteriosa que le dio la sensación de desesperación; esta voz nunca se repitió. M. Becker Heddy padecía de muchas enfermedades, pero luego se curó y se convirtió en curandera espiritual y pastora de la Ciencia Cristiana. En 1899 en Boston fue erigido un enorme templo de esta secta. M. Becker Heddy escribió varios libros que sirven de base para la Ciencia Cristiana. Esta es muy confusa, casi no tiene nada en común con el cristianismo y se asemeja con la doctrina pagana del bromanismo.
Doctrina. La Ciencia Cristiana enseña que no existe Dios personal, sino sólo el Principio Divino. Por consiguiente, la Ciencia Cristiana fundamentalmente niega la existencia de Dios. M. Becker Heddy dice de la Santísima Trinidad lo siguiente: "Sólo existe la trinidad de la Vida, Verdad y Amor unidos entre si. Es decir que tampoco cree en el Dios cristiano representado por la Santa Trinidad.
Negando al Dios personal, María Becker Heddy pregona al hombre divinizado, quien es el vivo avatar de la Deidad. El mal es una ilusión. Como creen diversas sectas, que el mal no existe, ya que no es otra cosa que la ausencia del bien. Como no existe el frío por ser siempre sólo la ausencia del calor. En lugar de la doctrina cristiana acerca de la Providencia de Dios, Heddy predica la "ley de armonía." La Ciencia Cristiana anuló la oración dirigida a Dios, ya que no existe Dios personal. Si no existe Dios como persona, con más razón sería ridículo recelar la presencia del diablo. Tampoco existe el pecado: el pecado es sólo imaginario y es creado por el temor de la razón mortal.
De la curación. A la medicina científica Heddy la denomina "charlatanería mental." Ella escribe: "La enfermedad no es un hecho real. La enfermedad es más que una imaginación: es la aberración humana. El partidario de la Ciencia Cristiana nunca toma en consideración la anatomía, no impone sus manos sobre el paciente y no toca las partes doloridas del cuerpo." La curación se reduce a lo siguiente: por cuanto la enfermedad es irreal, deberá desaparecer. Sólo se precisa creer que la enfermedad no existe. La "curación espiritual" no es otra cosa que dejar al enfermo sin ningún auxilio médico.
Del estado de ultratumba. Después de la muerte el hombre se hará inmortal, pero antes tendrá que soportar muchos padecimientos. "Estos procesos de purificación postrera son desconocidos para mí," dice Heddy.
En la nebulosa doctrina de la Ciencia Cristiana están incluidas algunas reglas cristianas conmovedoras acerca del amor a Dios (que no existe) y al prójimo, el perdón de los enemigos y ausencia de juicios temerarios. Aparte de estas recomendaciones, la Ciencia Cristiana no tiene nada de cristiano además de su nombre.
Difusión. Existen por lo menos 3.000 parroquias de la Ciencia Cristiana en América y Europa, aunque no se conoce el número de sus partidarios.
¿Cómo puede explicarse el éxito de esta doctrina en el medio intelectual?
Primero, para algunos es atrayente la facilidad de esta doctrina, y porque ella admite algunas acciones prohibidas por el Evangelio. Esta doctrina corresponde a la disposición espiritual del hombre moderno, ya que le adula diciendo que él es excelente, que el pecado no existe, que no se precisa rezar y que el Salvador sobra. Segundo, el éxito de la Ciencia Cristiana demuestra hasta qué punto son superficiales los hombres, que no se orientan en las cuestiones de religión, ya que les satisface lo que la propia Heddy denomina "locura bostoniana." La opinión pública de Boston era negativa con respecto a la curación de Heddy.
La Ciencia Cristiana está condenada por la Iglesia Ortodoxa Rusa en el Extranjero como una de las doctrinas anticristianas.
Teoría de Darwin
La teoría de Darwin no contiene ninguna idea espiritual positiva. Sin embargo, debe conocerse porque tiene amplia difusión y numerosos partidarios. Por lo general, parece ser científica. Pero por sus deducciones es antirreligiosa y antimoral. Si vamos a creer en ella, tenemos que admitir la ausencia de conciencia (vergüenza) en los hombres y de la responsabilidad por sus actos morales ya que según Darwin el hombre es una especie de animal.
Charles Darwin (1809-1882) era egresado de la facultad de Teología de Cambridge, Inglaterra. Escribió muchos artículos de zoología y botánica. Sus obras más conocidas son: "El origen de las especies" y "Del origen del hombre." En estas obras presenta su teoría y trata de explicar la procedencia de las especies en el mundo orgánico y animal por la gradual evolución de las especies desde las inferiores hasta las superiores. Darwin presume que en el principio sólo existían pocas especies simples, las cuales en el correr de los siglos se desarrollaron hasta llegar a la actual complejidad. Darwin no pudo comprobar que todo lo que vive actualmente en el mundo tiene como origen una sola especie, lo que parecería ser la base de su teoría. Tuvo que suponer que originariamente en la tierra existían varias especies fundamentales, cada una de las cuales evolucionaba independientemente. La modificación de las especies, según Darwin, acontecía debido a las dos causas principales siguientes:
1) Debido a la lucha por la supervivencia y
2) por la selección natural.
Debido a la lucha por la supervivencia los organismos desarrollaron y modificaron sus órganos, lo que confirma el ejemplo de numerosas plantas y diversos animales, como coloración protectora, espinas, piernas de movimiento rápido, dientes potentes, la desenvuelta capacidad para la productividad útil (animales domésticos), etc.
La selección natural representa ciertos cambios en los órganos relacionados con la lucha por la supervivencia, en cuyo curso se destruye lo que es débil y se conserva todo lo fuerte y resistente.
Las deducciones de la teoría de Darwin figuran en el libro "Del origen del hombre," en el cual Darwin supone que el hombre desciende del mono. Darwin y sus sucesores trataban de comprobar esta teoría por la semejanza existente entre los órganos de los hombres y los monos (como por ejemplo músculos de las orejas, la existencia del coxis, la muela de juicio), además del descubrimiento de restos óseos comparables con los huesos de los monos.
Análisis de la teoría de Darwin. Las ideas de Darwin acerca del origen de las especies representan una teoría, la cual ya por su definición sólo es una suposición y no una ciencia acabada. Cuando Darwin fue aceptado como miembro de la Academia de Ciencias de París, ésta subrayó que recibió ese honor "por sus méritos prácticos y no por su hipótesis problemática."
En cuanto a la selección natural, se sabe que ciertos cambios en las especies, en efecto, pueden tener lugar con algunas especies, pero sólo hasta cierto punto. Por ejemplo, se pueden mejorar las especies de los animales domésticos, pero una vez abandonados a si mismos, estos animales vuelven otra vez a su estado salvaje. Además, no fue comprobado que las especies se modificaban dentro de lapsos conocidos de la historia.
Por consiguiente, se nota que la teoría de Darwin no tiene un fundamento firme.
¿Es mono el hombre? Los restos de los huesos que supuestamente confirman la teoría de Darwin sobre el origen del hombre a partir del mono, en realidad sólo representan cierto número de huesos individuales o sus fragmentos, y será imposible verificar si éstos pertenecían a hombres normales o a especies intermedias entre monos y el hombre. Se sabe que con la degeneración de los hombres a menudo nacen monstruos poco parecidos a los seres humanos.
Cuando una calavera, dos dientes y un hueso de la pierna, hallados en 1891 en la isla de Java por el sabio Dubois, fueron examinados por 120 científicos reunidos en Leipzig, 113 de ellos opinaron que estos restos óseos no pueden servir de confirmación para la teoría de Darwin referente al origen del hombre del mono.
No se puede negar que los órganos del hombre y de los animales tienen cierta semejanza, pero sólo este hecho no puede servir de punto de partida para asegurar que el hombre tiene origen animal. Cuando Dios creó al hombre, lo dotó con superiores capacidades espirituales que le distinguían de los animales. Un sabio alemán vivió en medio de los monos y aprendió su lenguaje (alrededor de 90 palabras y conceptos), pero le fue imposible enseñar a los monos el lenguaje humano. Cuando los salvajes entran en la sociedad culta se desarrollan fácilmente hasta el nivel cultural normal, pero ni monos ni otros animales pueden nunca llegar al nivel intelectual humano, ni acercarse al mismo. Se ha comprobado que los animales no tienen ningún concepto divino ni más o menos relacionado con la moral, lo que es el patrimonio exclusivo de los hombres.
Darwin en su teoría no trataba de explicar la aparición de las especies primitivas sobre la tierra, y cuando le preguntaron ¿cómo se originó todo lo viviente que existe sobre la tierra?, Contestó que podría obedecer a una de las respuestas siguientes: la primera es que no lo sabemos, y la segunda que existe el Señor Dios, Quien ha creado todo lo vivo. No escapa de la observación el hecho que no obstante, de recibir preparación teológica, Darwin no afirmó por su contestación una fe muy firme en Dios. Lo mismo se desprende también del hecho que la teoría de Darwin contradice a la Santa Biblia, la cual relata que primero creó Dios las plantas, luego los animales y, finalmente, al hombre, mientras que Darwin supone que las especies se mudaban por transición una en otra. Sería posible suponer que Darwin no era un ateo consciente, y que creando su teoría no pensó en atacar la religión como lo hicieron otros.
Los darwinistas, por lo general, no son objetivos: ellos quieren la teoría de Darwin porque no quieren a Dios. La teoría de Darwin tiene numerosos partidarios, porque si fuese posible comprobar que los hombres son animales, obtendríamos una potente razón para tener absoluta libertad para la ejecución de actos amorales, ya que no habría ni Dios ni conciencia.
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Historia de lo PAPAS Siglo XX Con Proyecto Salón Hogar
Todos los pontifices
1-León XIII
6-Juan XXIII 2-Pío X
7-Pablo VI 3-Benedicto XV
8-Juan Pablo I 4-Pío XI
9-Juan Pablo II 5-Pío XII

Fotos y retratos




Ciudad del Vaticano nació como Estado en 1929, tras la desaparición de los Estados Pontificios, con la firma de los Pactos de Letrán entre el gobierno italiano (Mussolini) y la Santa Sede (Pío XI).
En 1970 se disolvieron las unidades militares de la guardia pontificia; las funciones policiales y de protección son ejercidas por la guardia suiza.
Se restableció el retiro obligatorio para los cardenales al sobrepasar los 80 años de edad.
El gobierno se estructura bajo la suprema autoridad del Papa con un Colegio de Cardenales, una Secretaría de Estado y varias sagradas congregaciones que atienden las necesidades y problemas de los habitantes de la Ciudad del Vaticano y de los católicos del mundo entero.
Es el Estado más pequeño del mundo, enclavado en el Oeste de Roma (Italia), a la derecha del Tíber.
Posee una notable potencia financiera, con importantes inversiones en sociedades italianas e internacionales. Obtiene fuertes ingresos con la venta de sellos de correos, monedas vaticanas de oro y plata y diversas mercancías expendidas en sus establecimientos.
Sus principales órganos de información son el diario L'Osservatore Romano y Radio Vaticano.
Su riqueza cultural y artística es extraordinaria.


 León XIII

Vincenzo Gioacchino Pecci, el sexto hijo de una familia humilde, nació el 2 de marzo de 1810, en la ciudad de Carpineto, situada al sur de Roma.
En 1843 fue consagrado obispo por el Papa Gregorio XVI y enviado a Bélgica.
En 1877 fue trasladado a Roma y luego del tránsito del Papa Pío IX, es nombrado Camarlengo (Cardenal que administra los asuntos de la Iglesia cuando sobreviene la vacancia de la Sede Apostólica).
Tras un cónclave de tres días la elección de un nuevo Pontífice, fue designado Papa el 20 de febrero de 1878, por entonces un hombre con una salud bastante precaria de 68 años. El nuevo Pontífice elegía el nombre de León.
León XIII ha llegado a ser conocido como el primer Papa de las encíclicas.
La más importante de sus encíclicas, sin duda, es la conocida con el nombre de Rerum novarum, promulgada el 15 de mayo de 1891. Con esta encíclica se iniciaba una nueva etapa conocida como Magisterio Social Pontificio.
Por medio de la encíclica el Papa de los obreros, con tono firme, hacía resonar en el mundo entero la voz de la Iglesia que, una vez más, se alzaba en defensa de los débiles, los pobres, los 'sin voz'.
León XIII trabajó para favorecer la unidad entre la fe y el pensamiento. Con este fin dio un nuevo impulso a la doctrina de Santo Tomás de Aquino, proponiendo en su encíclica Aeterni Patris a este santo como modelo para los estudios filosóficos y teológicos.
En el terreno ecuménico se dio un verdadero cambio, al menos en lo que se refiere a las relaciones con la Iglesia Oriental. El objetivo del Papa León XIII, en este sentido, era lograr la reunificación de quienes se habían separado de la Iglesia. Fruto de esos esfuerzos fueron, en 1879, el fin del cisma caldeo y del cisma armenio.
En este mismo campo, la cosas no fueron tan bien en lo que se refiere a los anglicanos.
Con ellos no sólo no se llegó a ningún acuerdo, sino que se abrió más aún la brecha cuando en 1896 una comisión pontificia llegó a la conclusión que no se había dado entre ellos la continuidad de la sucesión apostólica.
En 1883 abrió las puertas del Archivo Vaticano, de acceso muy restringido durante siglos, dando amplias facilidades para la investigación histórica.


 Pío X

Giuseppe Melchiorre Sarto, nació el 2 de junio de 1835 en Riese, Italia.
En 1893, León XIII le concedió el capelo cardenalicio y lo trasladó a Venecia. A la muerte de León XIII, el 20 de julio de 1903, el cardenal Giuseppe Melchiorre Sarto sería nombrado Pontífice con el nombre de Pío X.
Su primera encíclica, E supremi apostolatus cathedra, comenzaba compartiendo los temores que le acometieron ante la posibilidad de ser elegido Pontífice.
Hizo todo lo posible por impulsar la enseñanza del Catecismo y por mantener la pureza de la doctrina.
Promovió la reforma de la liturgia de las horas, permitió la comunión diaria a todos los fieles, así como a cambiar la costumbre de la primera comunión: en adelante los niños podrían recibir el Santísimo Sacramento cuando tuviesen ya uso de razón, a partir de los 7 años.
En 1905 la Sagrada Congregación del Concilio abría las puertas a la Comunión frecuente.
En este año, se consuma en Francia (1905) la separación de Iglesia y Estado.
La separación entre Iglesia y Estado se llevaría a cabo en otros países, en España (1910) y en Portugal (1911).
Como preparación inmediata para el acontecimiento del 50 aniversario de la proclamación de la Inmaculada Concepción publicó su encíclica Ad diem illum.
Pío X moría el 20 de agosto de 1914.
El 14 de febrero de 1923 se introducía su causa de beatificación, iniciándose un largo y exigente proceso que duraría hasta el 12 de febrero de 1951.
El 29 de mayo de 1954, el Papa Pío X fue elevado a los altares.


 Benedicto XV

Hijo de una familia noble, Giacomo della Chiesa nació en Génova, Italia, el 21 de noviembre de 1854.
El año 1907 el Papa Pío X lo nombró Arzobispo de Boloña. Para el año 1914 Su Santidad Pío X le otorgaba el capelo cardenalicio.
Estallaba la Primera Guerra Mundial, cuando asumía el pontificado, tras lo cual declaró la imparcialidad y neutralidad total de la Iglesia.
Bajo su pontificado, en 1917 fue promulgado el nuevo Código de Derecho de Canónigo, fruto de varios años de trabajo iniciados durante el pontificado de su predecesor Pío X.
El nuevo Código se constituyó en el elemento decisivo para la organización eclesiástica.
En 1917 fundó la Congregación para las Iglesias Orientales.
En 1919 publica su encíclica Maximum illud, conocida como 'la carta magna' de la actividad misionera. En ella se decía: «La Iglesia de Dios es católica y, por lo tanto, no puede ser extraña a ningún pueblo». En la encíclica da ciertas directrices que se constituyen en hitos fundamentales para la posterior acción misionera y evangelizadora de la Iglesia.
Cuando finalizó la Iª Guerra Mundial en 1919, mandó realizar una colecta en los templos católicos de todo el mundo para ayudar a niños hambrientos.
También en la Unión Soviética, cuando la hambruna azotó a sus pueblos el año 1921, pondría a disposición de los necesitados la ayuda solidaria de la Iglesia.
Debido a los esfuerzos pacificadores del Papa Benedicto XV, la Santa Sede experimentó por entonces un avance muy positivo en lo referente a las relaciones internacionales: recibió el reconocimiento diplomático del gobierno de Inglaterra (1914) y de Francia (1921).
Con el gobierno italiano se abría un camino de negociación cuando declaro que la Iglesia no pretendía recuperar los Estados Pontificios que había perdido, con lo que se sentaban las bases para que se pudiera llegar a una plena reconciliación en el futuro.
Benedicto XV, por su incansable tarea en favor de la comunión y reconciliación entre las naciones, y por su eficaz solidaridad con los más humildes, ha pasado a la historia como el 'Papa de la Paz'


 Pío XI

Ambrogio Damiano Achille Ratti nació el 31 de mayo de 1857 en Desio (en Italia, cerca de Milán) en el seno de una familia acomodada.
En 1918, aprovechando su gran habilidad para los idiomas, el Papa Benedicto XV lo envía a Polonia, primero como visitador apostólico, y al año siguiente como nuncio, nombrándolo para ello arzobispo titular de Lepanto.
En 1921 el Papa Benedicto XV le nombró arzobispo de Milán y le otorgó el capelo cardenalicio.
Pocos meses después, el cardenal Achille Ratti sería elegido para suceder a Benedicto XV en el Pontificado, con el nombre de Pío XI.
En diciembre de 1925 instituía la fiesta de Cristo Rey con la publicación de su encíclica Quas primas.
Proclama tres años jubilares 1925, 1929 y 1933, así como bienales congresos eucarísticos.
Publica sucesivas encíclicas: Divini illius magistri (1929), sobre la educación cristiana; Casti connubii (1930), que define el matrimonio cristiano y condena la contracepción; Quadragesimo anno (1931), que reafirma y profundiza las enseñanzas sociales que su antecesor, el Papa León XIII, desarrolló en su encíclica Rerum novarum.
Realizó numerosas canonizaciones, entre otras, las de Juan Fischer, Tomás Moro, Juan Bosco, Teresa de Lisieux. Elevó al rango de Doctores de la Iglesia a San Pedro Canisio, Juan de la Cruz, Roberto Belarmino y a Alberto Magno.
En 1931 instaló una estación de radio en el Vaticano, siendo el primer Papa en usar de este medio de comunicación con propósitos pastorales.
Fueron notables sus esfuerzos para lograr acuerdos o 'concordatos', por los que la Iglesia regularizaba su posición y sus derechos frente a diversos estados.
El de mayor trascendencia sin duda fue el concordato firmado con Italia en 1929 (Tratado de Letrán), por el que se llegaba a una definitiva y satisfactoria solución de la «cuestión romana»: la Ciudad del Vaticano se reconocía como un estado independiente y neutral.
Por mediación de su secretario de estado, el cardenal Eugenio Pacelli, en 1933 firmó los concordatos con el Reich alemán y con Austria.
En 1933 denunciaba al gobierno republicano de España por la separación entre Iglesia-Estado.
En 1936, Pío XI fundó la Academia Pontificia de las Ciencias, incluyendo como miembros a distinguidos científicos de diversos países.
La preocupación de Pío XI por los estados totalitarios fue continua, en el período (1933-1936) envió treinta y cuatro cartas de protesta al gobierno del Reich alemán, por la continua violación del Concordato y por la progresiva opresión a la que iba sometiendo a la Iglesia en Alemania.
Esta situación daría pie finalmente a hacer pública en su encíclica Mit brennender Sorge (1937) una enérgica condena a las enseñanzas y prácticas del nacionalsocialismo alemán.
En 1937 condenaba al comunismo con su encíclica Divini Redemptoris.
El Papa Pío XI moría el 10 de febrero de 1939.


 Pío XII

Eugenio Pacelli, elegido Papa en 1939 con el nombre de Pío XII, intentó ser el 'Papa de la paz' en tiempo de guerra.
Ex diplomático del Vaticano en Alemania desde 1917 hasta 1929, era proalemán, pero antinazi. Pío XII se convirtió en un acérrimo anticomunista.
En sus primeros tiempos hizo algunos gestos reformistas, invitó a la participación de la congregación en el culto y redujo el tiempo del ayuno eucarístico. Su conservadurismo le indujo a condenar los errores de la nueva teología de jesuitas y dominicos franceses.
Tras su enfermedad (1954) se vio cada vez más aislado por poderosos cardenales.
Después de su muerte, su cuerpo se embalsamó de mala manera y explotó dentro del ataúd en el camino de la basílica de San Pedro.
Parecía el símbolo de un brillante pontificado que estaba corrompido por dentro.


 Juan XXIII

El Papa que metió a la Iglesia católica romana en el siglo XX, nació en una familia de campesinos que vivía en un pueblo en las colinas al pie de los Alpes.
En las elecciones papales de 1958, pocos esperaban que fuera elegido Angelo Giuseppe Roncalli.
Juan XXIII, con sus 77 años, parecía un viejo pánfilo del que sólo se esperaba que mantuviera caliente la silla de Pedro.
Fue Papa desde 1958 - 1963.
Su dilatada experiencia del mundo, había convencido a Juan XXIII de que la Iglesia estaba demasiado separada del mundo moderno.
Con el propósito de acercar a la Iglesia, en 1962 congregó en un concilio ecuménico a todos los obispos - Sólo se habían celebrado otras dos reuniones semejantes en los últimos 500 años.
Aunque algunos de sus cardenales le consideraban temerario e ingenuo, se convirtió en el Papa más popular de la época moderna. Alentado, escribió su encíclica más famosa 'Pacem in Terris'.
La encíclica fue publicada dos meses antes de su muerte, convirtiéndose en su testamento.
Juan XXIII insistió incansablemente en los derechos humanos universales. Manifestó que el uso de armas nucleares estaba "contra la razón".


 Pablo VI

Giovanni Battista Montini nació en Concesio, cerca de Brescia, el 26 de septiembre de 1897.
En 1937 fue nombrado asistente del Cardenal Pacelli, quien por entonces se desempeñaba como Secretario de Estado.
En 1944, bajo el pontificado de Pío XII, fue nombrado director de asuntos eclesiásticos internos, y ocho años más tarde, Pro-secretario de Estado.
En 1954, el Papa Pío XII lo nombró Arzobispo de Milán, sería conocido como el "Arzobispo de los obreros".
En diciembre de 1958 fue nombrado Cardenal por Juan XXIII quien, al mismo tiempo, le otorgó un importante rol en la preparación del Concilio Vaticano II al nombrarlo su asistente.
El Cardenal Montini contaba con 66 años cuando fue elegido como sucesor del Pontífice Juan XXIII, el 21 de junio de 1963, tomando el nombre de Pablo VI.
El pontificado de Pablo VI está profundamente vinculado al Concilio, tanto en su desarrollo como en la inmediata aplicación.
El 29 de septiembre de 1963 se abre la segunda sesión del Concilio.
Pablo VI clausura la sesión el 4 de diciembre de 1963 con la promulgación de la Constitución sobre la Sagrada Liturgia.
El 6 de agosto de 1964, Pablo VI publica su encíclica programática Ecclesiam suam.
La tercera sesión conciliar duraría del 14 de setiembre hasta el 21 de noviembre de 1964. Se clausuraba con la promulgación de la Constitución sobre la Iglesia. En aquella ocasión proclamó a María como Madre de la Iglesia.
El 4 de octubre, durante la cuarta y última sesión del Concilio, viaja a Nueva York a la sede de la ONU, para hacer un histórico llamado a la paz mundial ante los representantes de todas las naciones.
Entre su gran legado, se encuentran las encíclicas:
 Ecclesiam Suam (6-8-1964), sobre los caminos que la Iglesia Católica debe seguir en la actualidad para cumplir con su misión.
 Mysterium fidei (3-9-1965), sobre la doctrina y culto de la Santa Eucaristía.
 Populorum progressio (26-3-1967), sobre la necesidad de promover el desarrollo de los pueblos.
 Sacerdotalis caelibatus (24-6-1967), sobre el celibato sacerdotal.
 Humanae vitae (25-7-1968), sobre la regulación de la natalidad.
 Octagesima adveniens (1971), con ocasión del 80 aniversario de la encíclica Rerum novarum.
 Marialis cultus (2-2-1974), sobre la recta ordenación y desarrollo del culto a la Santísima Virgen.

Un grupo de obispos a la salida de una sesión del Concilio Vaticano II


 Juan Pablo I

Albino Luciani nació el 17 de octubre de 1912, pertenecía a una familia humilde y de escasos recursos.
El año 1958 el Papa Juan XXIII, en Roma, lo consagraba Obispo para la diócesis de Vittorio Veneto, cerca de Venecia.
En 1969 el Papa Pablo VI lo nombra patriarca de Venecia.
En 1973 es nombrado cardenal.
Durante tres años (1973- 1976) será vicepresidente de la Conferencia Episcopal Italiana.
En 1976 publica su famoso libro Illustrissimi, cartas ficticias dirigidas a personajes de la historia o fantasía, y que para él serán un medio de expresar sus más profundas convicciones y puntos de vista.
En el cónclave de Agosto de 1978 fue el más grande hasta entonces - en cuanto al número de Cardenales asistentes - y quizá también uno de los más cortos.
Al finalizar el cónclave de 1978 - el más grande hasta entonces en cuanto al número de cardenales asistentes y quizás también uno de los más cortos, el mundo entero quedaba sorprendido por la nueva elección del Papa, pues entre las muchas cábalas y especulaciones, pocos habían fijado su atención en Albino Luciani, tan poco conocido fuera de Italia.
El nuevo Papa elige entonces los nombres de sus predecesores inmediatos: Juan y Pablo.
Juan Pablo I moría el 28 de septiembre de 1978, habiendo transcurrido escasamente un mes de su pontificado.


 Juan Pablo II

Karol Wojtyla nace el 18 de mayo de 1920, en Wadowice, al norte de Polonia.
En 1942 comienza su preparación para el sacerdocio, ingresando en el seminario clandestino de Cracovia, siguiendo trabajando como obrero en Solvay.
El 1 de noviembre de 1946 es ordenado sacerdote. De inmediato fue enviado a Roma para continuar en el Angelicum sus estudios teológicos.
Dos años más tarde regresa a Cracovia. El 23 de septiembre de 1958 es nombrado Obispo por el Papa Pío XII.
Es destinado como Obispo auxiliar en la diócesis de Cracovia, queda a cargo de la misma en 1964. Dos años después, la diócesis de Cracovia sería elevada al rango de Archidiócesis por el Papa Pablo VI.
En 1967 el Papa Pablo VI lo designa cardenal.
Elegido Pontífice el 16 de octubre de 1978, escogió los mismos nombres que había tomado su predecesor: Juan Pablo. Es el primer Papa no italiano desde Adriano VI (1522).
Juan Pablo II proclamó a los santos Cirilo y Metodio copatronos de Europa, junto a San Benito. A ellos está dedicada su encíclica Slavorum apostoli.
El 13 de mayo de 1981, Juan Pablo II sufre un atentado a manos de un joven turco, de nombre Alí Agca. Fruto de esta experiencia vivida será su Carta Apostólica Salvifici doloris.
En 1992 aprueba el Catecismo de la Iglesia Católica, compendio de toda la doctrina que la Iglesia ha de enseñar.
Entre su legado escrito, están las encíclicas:
 Redemptor hominis (1979), sobre Jesucristo como 'centro del universo y de la historia', y del hombre 'camino primero y fundamental de la Iglesia'.
 Dives in misericordia (1980), sobre la misericordia divina.
 Laborem excersens (1981), sobre el trabajo humano.
 Slavorum apostoli (1985), en memoria de la obra evangelizadora de los santos Cirilo y Metodio.
 Dominum et Vivificantem (1986), sobre el Espíritu Santo en la vida de la Iglesia y del mundo.
 Redemptoris Mater (1987), sobre la Bienaventurada Virgen María en la vida de la Iglesia peregrina.
 Sollicitudo rei socialis (1987) sobre el desarrollo de los hombres y de la sociedad.
 Redemptoris missio (1990), sobre la permanente validez del mandato misionero.
 Centessimus annus (1991) sobre la doctrina social de la Iglesia.
 Veritatis splendor (1993), sobre algunas cuestiones fundamentales de la enseñanza moral de la Iglesia.
 Evangelium vitae (1995), sobre el valor y el carácter inviolable de la vida humana.
 Ut unum sint (1995), sobre el empeño ecuménico.
 Fides et ratio (1998), sobre las relaciones entre fe y razón.




Algunos Papas

1.-San Pedro (Simón Bar Jona):

Nació en Bethsaida en Galilea.Recibió de Jesús la Suprema pontificia potestad de transmitir a
sus sucesores. Instituyó el primer orden eclesiástico y la oración del Padre Nuestro. Arrestado quiso ser
crucificado con la cabeza hacia abajo. Murió el 29.6.67.
(Vea su biografía completa en la Enciclopedia Católica)


2.- San Lino, Tuscany, (67-76).

De Volterra, elegido en 67. Murió el 23.9.76. Enterrado cerca de San Pedro. Creó los primeros quince
Obispos. Ordenó a las mujeres de entrar a la Iglesia con la cabeza cubierta. Durante su pontificado fueron martirizados los evangelistas Marco y Lucas.


3.- San Anacleto (Cleto), Roma (76-88)

Romano. Elegido en el 76. Murió en el 88 Mártir. Fijó las normas para la consagración de los Obispos.
En el barrio Vaticano, cerca de la tumba de san Pedro, hizo construir un oratorio destinado a la
sepultura de los mártires. Prescribió la forma de los hábitos eclesiásticos.
(Vea su biografía completa en la Enciclopedia Católica)


4.- San Clemente I (88-97)

Romano. Mártir. elegido en el 88, murió en el 97. Exiliado por el emperador Trajano del Ponto, fue
arrojado en el mar con un áncora al cuello. Restableció el uso de la Confirmación según el rito de san
Pedro. Empieza a usarse en las ceremonias religiosas la palabra Amén.


5.- San Evaristo, Grecia, (97-105)

Griego. Elegido en el 105. Dado que los cristianos aumentaban dividió la ciudad en parroquias. Instituyó
las primeras siete diaconías que confió a los sacerdotes más ancianos y que dio origen al actual
Colegio Cardenalicio.


6.- San Alejandro I, Roma, (105-115)

Romano. Elegido en 105. Murió en el 115, fue discípulo de Plutarco. Se le atribuye la institución del agua bendita en las iglesias y en las casas y la disposición de que la ostia fuera hecha exclusivamente
con pan ácimo.


7.- San Sixto I, Roma (115-125)

Romano. Elegido en el 115, murió en el 125. Enterrado en la Acrópolis de Alatri (Frosinone). Prescribió
que el retazo del cáliz fuese de lino y ordenó que el cáliz y paramentos sagrados fuesen tocados
solamente por los sacerdotes. Estableció se cantase el Trisagio antes de la Misa.


8.- San Telésforo, Grecia, (125-136)

Griego. Mártir. Elegido en el 125, murió en el 136. Compuso el himno Gloria in Excelsis Deo e instituyó
el ayuno durante las siete semanas antes de Pascua. Prescribió que en la noche de Navidad cada
sacerdote pudiese celebrar tres Misas. Introdujo en la misa nuevas oraciones.


9.- San Iginio, Grecia, (136-140)

Ateniense. Mártir. Elegido en 136, murió en el 140. Determinó varias atribuciones del clero y definió los
grados de la jerarquía eclesiástica. Instituyó el padrino y la madrina en el bautismo de los recién
nacidos para guiarlos en la vida cristiana y decretó que las iglesias viniesen consagradas.


10.- San Pío I, Aquileia, (140-155)

Nació en Aquilea. Mártir. Elegido en el 140, murió en el 155. Se le atribuye la fecha de la celebración de
la Pascua el domingo después del plenilunio de marzo. Importantes sus normas para la conversión de
los judíos. Combatió al hereje Marcione.
(Vea su biografía completa en la Enciclopedia Católica)


11.- San Aniceto, Siria, (155-166)

Nació en Siria. Mártir. Elegido en el 155, murió en el 166. Promulgó un decreto que impedía al clero
dejarse crecer el pelo. Confirmó definitivamente la celebración de la Pascua en Domingo, según la
tradición de San Pedro.


12.- San Sotero, Campania, (166-175)

Nació en Fondi. Mártir. Elegido en 166, murió en 175 se lo define como el papa de la Caridad. Prohibió a
las mujeres quemar incienso en las reuniones de los fieles. Confirmó que el matrimonio es un
sacramento y sin ningún valor si no ha sido bendecido por un Sacerdote.


13.- San Eleuterio, Grecia, (175-189)

Nació en Nicopoli en Epiro. Martir. Elegido en el 175, murió en el 189. Mandó a Fugacio y Damián a
convertir a los bretones. Suprimió algunas costumbres hebraicas sobre la pureza e impureza de las
viandas de las cuales los cristianos daban gran importancia.


14.- San Víctor I Africa (189-199)

Nació en Africa. Mártir. Elegido papa en 189, murió en 199. Estableció que para el autismo en caso de
urgencia se pudiese usar cualquier agua. Fue memorable su lucha contra los Obispos del Asia y Africa,
para que la Pascua se celebrase según el rito romano y no con el hebraico.


15.- San Ceferino (199-217)

Nació en Roma. Mártir. Elegido en 199, murió en 217. Estableció que los jóvenes después de los 14
años hiciesen la comunión a Pascua. Su pontificado se caracterizó por duras luchas teológicas.
Excomulgó a Tertuliano. Introdujo el uso de la patena y del cáliz de cristal.


16.- San Calixto I, (217-222)

Nació en Roma. Mátir. Elegido papa en el 217, murió en el 222. Mandó construir las famosas
catacumbas de la Via Appia donde fueron enterrados 46 papas y unos 200.000 mártires. Bastoneado a
muerte fue arrojado a un pozo donde hoy se alza la iglesia de S. María en Trastevere.


17.- San Urbano I (222-230)

Nació en Roma. Mártir. Elegido en el 222, murió en el 230. Convirtió al cristianismo a Santa Cecilia en el
230, en el lugar del martirio hizo construir en Trastevere la Iglesia donde reposan los restos de la Santa
patrona de los músicos. consintió que la Iglesia adquiriera bienes.
(Vea su biografìa completa en la Enciclopedia Catòlica)


18.- San Ponciano (230-235)

Nació en Roma. Elegido el 28.VIII.230, murió el 28.IX.235. Ordenó el canto de los Salmos y la recitación
del confiteor Deo antes de morir y el uso del saludo Dominus vobiscum. Deportado y condenado a las
minas en Serdeña. Murió de sufrimientos en la isla de Tavolara.


19.- San Anterus (Grecia) (235)

De la Magna Grecia. Elegido el 21.XII.235. Sufrió el martirio por órdenes de l emperador Máximo,
bárbaro de la Tracia. Ordenó que las reliquias de los mártires fuesen recogidas y conservadas en la
iglesia en un lugar llamado scrinium.


20.- San Fabian (236-250)

Nació en Roma. Mártir. Elegido el 10.I.236, murió el 20.I.250. Una paloma símbolo del Espíritu Santo
se posó sobre su cabeza en el momento de su elección. Bajo su reinado, se verificó el éxodo de Roma
a causa de las persecuciones por parte de Decio, que dió inicio con los anacoretas la vida eremita.
(Vea su biografìa completa en la Enciclopedia Catòlica)


21.- San Cornelio (251-253)

Nació en Roma. Mártir. Elegido en III.251, murió en VI.253. Bajo su pontificado se efectuó el primer
cisma con la elección del antipapa Navaciano que en un concilio celebrado en Roma fue excomulgado.
Murió en exilio a Civitavecchia por no haber sacrificado a los dioses paganos.


22.- San Lucio I (253-254)

Nació en Roma. Mártir. Elegido el 25.VI.253, murió en el 5.III.254. De rigurosas costumbres prohibió la
cohabitación entre hombres y mujeres que no fuesen consanguíneos, impuso a los eclesiásticos de no
convivir con las diaconisas que le daban hospitalidad por sentimientos caritativos.


23.- San Esteban I (254-257)

Nació en Roma. Martir. Elegido el 12.V.254, murió el 2.VIII.257. Bajo su pontificado se agudizaron las
luchas cismáticas secuaces del antipapa Navaciano. Fue decapitado durante una ceremonia religiosa
en la misma silla pontificia en las catacumbas de S. Calixto.


24.- San Sixto II (Grecia) (257-258)

Griego. Mártir. Elegido en 257, murió en 258. De caracter bondadoso solucionó las discordias que
habían atormentado la Iglesia durante el reinado de Cornelio, Lucio y Esteban. Efectuó traslación de los
restos de San Pedro y San Pablo. Durante el martirio de Cipriano empezó a pronunciarse la
exclamación Deo Grazias.


25.- San Dionisio (259-268)

Nació en Turio. Elegido el 22.VII.259, murió el 26.XII.268. Los bárbaros mientras tanto se acercaban a
las puertas del Imperio Romano. Elegido después de un año del predecesor a causa de las
persecuciones, reorganizó las parroquias romanas: obtiene de Galieno libertad para los cristianos.


26.- San Felix I (269-274)

Nació en Roma. Elegido el 5.I.269, murió el 30.XII.274. Afirmó la divinidad y humanidad de Jesucristo y
las dos naturalezas distintas en una sola persona. Padeció la persecución de Aureliano. Inicia a enterrar
a los mártires bajo el altar y a celebrar la misa sobre sus sepulcros.


27.- San Eutiquiano (275-283)

Nació en Luni. Mártir, elegido el 4.I.275, murió el 7.XII.283. Ordenó que los mártires fuesen cubiertos por
la "dalmática" parecida al manto de los Emperadores Romanos. Hoy constituye las vestiduras de los
diáconos en las ceremonias solemnes. Instituyó la bendición de la recolección de los campos.


28.- San Cayo (Dalmacia) (283-296)

Nació en Salona (Calmacia). Mártir. Elegido el 17.XII.283 murió el 22.IV.296. Sufrió el martirio pero no
por parte de Diocleciano su tío. Estableció que ninguno podía ser ordenado Obispo sin antes pasar por
los grados de ostiario, lector, acólito, exorcista, subdiácono, diácono y sacerdote


29.- San Marcelino (296-304)

Nació en Roma. Mártir. Elegido el 30.VI.296, murió el 25.X.304. La persecución del Emperador
Diocleciano alcanzó el máximo grado de violencia quemando iglesias y textos sagrados. Entre las
víctimas S. Lucía, S, Inés, Santa Bibiana, S, Sebastián, San Luciano.


30.- San Marcelo I (308-309)

Nació en Roma. Mártir. Elegido el 27.V.308, murió el 16.VI.309. Su pontificado, después de cuatro años
de sede vacante, se ocupó de la difícil tarea de obtener el perdón para aquellos que durante las
persecuciones habían abjurado. Ningún concilio se podía celebrar sin su autorización.


31.- San Eusebio, Grecia (309-309)

Nació en Casano jonico (de origen griego). Mártir. Elegido el 18.IV.309. Durante su pontificado
continuaron las polémicas sobre los apóstatas que llevaron a la Iglesia al borde del cisma. Consiguió
mantener posiciones firmes pero actuó con gran caridad. Sufrió el martirio en Sicilia.


32.- San Melquiades o Miltiades, Africa (311-314)

Nació en África. Elegido el 2.VII.311, murió el 2.I.314. Vio junto con el Emperador Constantino el triunfo
del cristianismo que después de la visión "in hoc signo vices" se convirtió en "religión oficial del estado"
con Tedosio. Empezó a usarse el pan bendito. Construyó la basílica de San Juan.


33.- San Silvestre I (314-335)

Nació en Roma. Elegido el 31.I.314, murió el 31.XII.335. Fue el primero en ceñir la Tiara. Celebró el
primer Concilio Ecuménico de Nicea que formuló el "Credo". Para recordar la Resurrección instituyó el
Domingo. Creó la "Corona Ferrea" con un clavo de la Cruz. San Juan se convirtió en Catedral de Roma.


34.- San Marcos (336-336)

Nació en Roma. Elegido el 18.I.336, murió el 7.X.336. Estableció que el Papa debía ser consagrado por
los Obispos de Ostia. Instituyó el "palio" actualmente en uso y tejido con lana blanca de cordero bendito
y cruces negras. Se hizo el primer calendario con las fiestas religiosas.


35.- San Julio I (337-352)

Nació en Roma. Elegido el 6.II.337, murió el 12.IV.352. Fijó para la Iglesia de Oriente la solemnidad de
Navidad el 25 de diciembre en vez del 6 de enero, junto con la Epifanía. Se le considera el fundador del
archivo de la Santa Sede, porque ordenó la conservación de los documentos.


36.- San Liberio (352-366)

Nació en Roma. Elegido el 17.V.352, murió el 24.IX.366. Continúan las polémicas con los arianos que
llevaron a la elección del anti papa Félix II. Echó los primeros cimientos de la Basílica de Santa María
Mayor sobre el perímetro que el mismo trazó después de una nevada el 5 de agosto.


37.- San Dámaso I (España) (366-384)

Nació en España. Elegido el 1.X.366, murió el 11.XII.384. Fue un Papa erudito. Autorizó el canto de los
salmos a dos coros (rito Ambrosiano), instituido por S. Ambrosio. Introdujo el uso de la voz hebraica
"Aleluya". Hizo traducir del hebreo las Sagradas Escrituras. Proclamó el 2ª Concilio Ecuménico.
(Vea su biografìa completa en la Enciclopedia Catòlica)


38.- San Siricio (384-399)

Nació en Roma. Elegido el 15.XII.384, murió el 26.XI.399. El primero después de San Pedro que adoptó
el título de Papa del griego "Padre". Otros dicen que deriva del anagrama de la frase
"Petri-Apostoli-Potestatem-Accipens". Apoyó la necesidad del celibato para los sacerdotes y diáconos.


39.- San Anastasio I (399-401)

Nació en Roma. Elegido el 27.XI.399, murió el 19.XII.401. Concilió los cismas entre Roma y la Iglesia
de Antioquía. Combatió tenazmente a los secuaces de costumbres inmorales convencidos de que
también en la materia se escondiese la divinidad. Prescribió que los sacerdotes permaneciesen de pie
durante el evangelio.
(Vea su biografìa completa en la Enciclopedia Catòlica)


40.- San Inocencio I (401-417)

Nació en Albano. Elegido el 22.XII.401, murió el 12.III.417. Durante su pontificado vio el saqueo de Roma
por los godos de Alarico. Estableció la observancia de los ritos romanos en Occidente, el catálogo de
los libros canónicos y reglas monásticas. Obtiene de Honorio la prohibición de las luchas en el circo
entre gladiadores.


41.- San Zósimo (Grecia) (417-418)

De origen Griego (Masuraca). Elegido el 18.III.417, murió el 26.XII.418. Temperamento fuerte reivindicó el
poder de la Iglesia contra las ingerencias ajenas. Muy moral, prescribió que los hijos ilegítimos no
podían ser ordenados sacerdotes. Envió vicarios en Galilea.


42.- San Bonifacio I (418-422)

Nació en Roma. Elegido el 28.XII.418, murió el 4.IX.422. La intervención de Carlos de Ravenna señaló el
principio de la introducción del poder civil en la elección del Papa. Fue consagrado Papa siete meses
después de ser elegido, por haberle sido contrapuesto el antipapa Eulalio.
(Vea su biografìa completa en la Enciclopedia Catòlica)


43.- San Celestino I (422-432)

Nació en Roma. Elegido el 10.IX.422, murió el 27.VII.432. Proclamó el 3º Concilio Ecuménico en el que
fueron condenados los secuaces de Nestorio. Patriarca de Constantinopla. Mandó a S. Patricio a
Irlanda. Por primera vez se cita el "bastone pastorale".


44.- San Sixto III (432-440)

Nació en Roma. Elegido el 31.VII.432, murió el 19.VIII.440. Amplió y enriqueció la basílica de S. María
Mayor y San Lorenzo. Fue autor de varias epístolas y mantuvo las jurisdicciones de Roma sobre Iliria
contra el Emperador de Oriente que quería hacerla depender de Constantinopla.


45.- San León I (el grande) (440-461)

Italiano de Toscana. Elegido el 29.IX.440, murió el 10.IX.461. Fue llamado "El Grande" por la energía
usada para mantener la unidad de la Iglesia. Proclamó el 4 y 5 concilio Ecuménico. Definió el misterio
de la Encarnación. Solo e indefenso arrestó el "fragelo de Dios" (Atila) camino de Roma.


46.- San Hilarión (461-468)

Nació en Caller. Elegido el 19.XI.461, murió el 29.II.468. Continuó la acción política de su predecesor.
Estableció que para ser sacerdotes era necesario una profunda cultura y que pontífices y obispos no
podían designar sus sucesores. Estableció un Vicariato en España.
(Vea su biografìa completa en la Enciclopedia Catòlica)


47.- San Simplicio (468-483)

Nació en Tivoli. Elegido el 3.III.468, murió el 10.III.483. Bajo su pontificado ocurrió la caída del Imperio de
Occidente y el cisma que ocasionó la fundación de las iglesias de Armenia, Siria, Egipto (Copti).
Regularizó la distribución de las limosnas a los peregrinos y a las nuevas iglesias.


48.- San Felix III (ahora II) (483-492)

Nació en Roma. Elegido el 13.III.483, murió el 1.III.492. Trató de establecer la paz en Oriente. Tuvo hijos
uno de los cuales fue el padre del famoso San Gregorio Magno. Fue considerado erróneamente Félix II
un santo mártir.


49.- San Gelasio I (Africa) (492-496)

Nació en Roma, oriundo africano. Elegido el 1.III.492, murió el 21.IX.496. Instituyó el Código para
uniformar funciones y ritos de las varias Iglesias. Por su caridad fue llamado "Padre de los pobres".
Defendió la supremacía de la iglesia ante la del Rey. Introdujo en la misa el "Kyrie eleison".


50.- Anastasio II (496-498)

Nació en Roma. Elegido el 24.XI.496, murió el 19.XI.498. Intervino en la conversión de Clodoveo, rey de
los Francos y de su pueblo. Fue débil con los cismáticos y fue acusado de herejía. Dante Alighieri lo
puso en el Infierno.
(Vea su biografìa completa en la Enciclopedia Catòlica)


51.- San Simaco (498-514)

Nació en Serdeña. Elegido el 22.XI.498, murió el 19.VII.514. Consolidó los bienes eclesiásticos,
llamándolos beneficios estables a usufructo de los clérigos. Rescató todos los esclavos dándoles la
libertad. Se le atribuye la primera construcción del Palacio Vaticano.


52.- San Omisdas (514-523)

Nació en Frosinone. Elegido el 20.VII.514, murió el 6.VIII.523. Durante su pontificado San Benedicto
fundó la órden de los benedictinos y la célebre abadía de Monte Casino destruida en 1944 por un
bombardeo. Estableció que los obispados fuesen otorgados no por privilegios.


53.- San Juan I (523-526)

Nació en Populonia. Mártir. Elegido el 13.VIII.523, murió el 18.V.526. Coronó al Emperador Justiniano.
Murió en la cárcel en Ravenna encarcelado por el bárbaro Rey Teodorico, invasor de Italia. Fue el primer
Papa que visitó Constantinopla.
(Vea su biografìa completa en la Enciclopedia Catòlica)


54.- San Felix IV (ahora III) (526-530)


Nació en Benevento. Elegido el 12.VII.526, murió el 22.IX.530. Arbitrariamente nombrado Papa por
Teodorico demostró lealtad a la Iglesia a tal punto que el Rey ostrogodo lo repudió y lo desterró. A su
muerte los cristianos tuvieron libertad de culto.



55.- Bonifacio II (530-532)


Nació en Roma. Elegido el 22.IX.530, murió el 17.X.532. De origen gótica fue considerado "bárbaro y
extranjero" por lo cual sus adversario eligieron como papa a Dioscoro. Hizo construir el Monasterio de
Montecasino sobre el Templo de Apolo.


56.- Juan II (533-535)

Es el primer papa en cambiarse el nombre. Su nombre de bautismo era Mercurio.
Nació en Roma. Elegido el 2.I.533, murió el 8.V.535. Se llamaba Mercurio y fue el primer Papa que
cambió su nombre siendo el suyo el de una divinidad pagana. Con un edicto de Atalarico el Pontífice fue
reconocido jefe de los Obispos de todo el mundo.


57.- San Agapito I (Mayo 13, 535-Abril 22, 536)

Nació en Roma. Elegido el 13. V.535, murió el 22.IV.536. Fue en misión a Constantinopla por deseo del
Rey de los Godos para apagar las intenciones del Emperador Justiniano sobre Italia. Murió envenenado
por oscuros embrollos de la esposa del Emperador, Teodora, de religión eutiquiana.


58.- San Silverio (536-537)


Nació en Frosinone. Mártir. Elegido el 1.VI.536, murió el 11.XI.537. Los ejércitos bizantinos de
Justiniano a las órdenes de Belisario entraron en Roma. El Papa fue exiliado en la isla de Ponza, donde
fue asesinado. Se vio obligado a renunciar al pontificado.


59.- Vigilio (537-555)


Nació en Roma. Elegido el 29.III.537, murió el 7.VI.555. Obligado por Teodora no anuló las condenas a
la teoría eutiquiana. Detenido mientras celebraba la misa, pudo huir. Proclamó el 5 Concilio Ecuménico.
Justiniano impuso la "Pragmática sansión" que limitaba la autoridad papal sobre la fe.


60.- Pelayo I (556-561)


Nació en Roma. Elegido el 16.IV.556, murió el 4.III.561. Su elevación al pontificado sufrió de la influencia
de Justiniano siendo ya Italia una provincia del Imperio bizantino. Permaneció fiel a los principios de
ortodoxia católica. Mandó construir la iglesia de los SS. Apóstoles en Roma.


61.- Juan III (561-574)

Nació en Roma. Elegido el 17.VII.561, murió el 13.VII.574. Salvó a Italia de la barbarie ya que durante la
desastrosa invasión Longobarda, deseada por Narsete, llamó junto a él a todos los italianos a fin de que
se defendiesen contra la crueldad de los invasores.


62.- Benedicto I (575-579)


Nació en Roma. Elegido el 2.VI.575, un año después de sede vacante, murió el 30.VII.579. Trató
inútilmente de restablecer el orden en Italia y en Francia turbadas por las invasiones bárbaras y
ensangrentadas por discordias internas. Confirmó el V Concilio a Constantinopla.
(Vea su biografia completa en la Enciclopedia Católica)


63.- Pelayo II (579-590)


Nació en Roma, de origen gótica. Elegido el 26.XI.579, murió el 7.II.590. Mientras Roma estaba
asediada por los longobardos pidió ayuda a Constantinopla. Dispuso que cada día los sacerdotes
rezasen el oficio divino. Fue víctima de una epidemia donde los afectados morían bostezando y
estornudando.


64.- San Gregorio I (el Grande) (590-604)


Nació en Roma. Elegido el 3.IX.590, murió el 12.III.604. Confirmó la autoridad civil del Papa: inicia "poder
temporal". Cuando terminó la peste de Roma se le apareció un ángel sobre la roca que después se
llamó castillo S. Ángel. Se definía "servus sevorum Dei". Instituyó el canto gregoriano.


65.- Sabino (Setiembre 13, 604-Febrero 22, 606)


Nació el Blera. Elegido el 13.IX.604, murió el 22.II.606. La Santa Sede permaneció vacante por seis
meses. Regularizó el sonido de las campanas para indicar al pueblo las horas canónicas, el
recogimiento y la oración. Decretó que en las Iglesias se tuviesen las lámparas siempre encendidas.


66.- Bonifacio III (Febrero 19, 607-Noviembre 12, 607)


Nació en Roma. Elegido el 19.II.607, murió el 12.XI.607. Prohibió de ocuparse de la elección del nuevo
Papa antes de que hubiesen pasado tres días (hoy 9: "novendiali") de la muerte del predecesor.
Estableció que el único obispo universal fuese el de Roma, por lo tanto el Papa.
(Vea su biografia completa en la Enciclopedia Católica)


67.- San Bonifacio IV (608-615)


Nació en Abruzo. Elegido el 25.VIII.608, murió el 8.V.615. Consagró al culto cristiano dedicándole a la
Virgen y a los Santos el templo pagano de Agripa, el Pantheón, instituyendo la fiesta de Todos los
Santos el 1º de Noviembre. Ordenó para el clero menor, mejoras morales y materiales.
(Vea su biografia completa en la Enciclopedia Católica)


68.- San Deusdedito o Adeodato I (615-618)


Nació en Roma. Elegido el 10.X.615, murió el 8.XI.618. Con abnegación curó leprosos y apestados. Fue
el primero en imponer el timbre a la bula y decretos pontificios. El suyo es el más antiguo timbre
pontificio que se conserva en Vaticano.


69.- Bonifacio V (619-625)


Nació en Nápoles. Elegido el 23.XII.619, murió el 25.X.625. Su pontificado inicia once meses después y
se caracteriza por continuas luchas por la corona de Italia. Instituyó la "inmunidad de Asilo" para
aquellos que perseguidos, buscasen refugio en la Iglesia. Durante su pontificado, Mahoma empieza sus
sermones.


70.- Honorio I (625-638)

Nació en Capua. Elegido el 25.X.625, murió el 12.X.638. Envió misionarios en casi todo el mundo.
Instituyó la fiesta de la "Exaltación de la Santa Cruz" el 14 de septiembre. Sanó las cuestiones de la
Iglesia en Oriente, y el cisma de Aquileia por los "tres capítulos".



71.- Severino (640-640)


Nació en Roma. Elegido el 28.V.640, murió el 2.VIII.640. Tuvo grandes contrastes con el Emperador
bizantino Eráclio, por haber condenado el monoteísmo: para castigarlo, el Rey ordenó de saquear la
iglesia de S. Juan y el Palacio Laterano. Murió de inmenso dolor.


72.- Juan IV (Dalmacia) (640-642)


Nació en Dalmacia. Elegido el 24.XII.640, murió el 12.X.642. Intentó conducir por el camino de la verdad a
los disidentes de Egipto. Hizo trasladar a Laterano a los mártires Venancio, Anastasio y Mauro. El mismo
quiso consagrar 28 sacerdotes y 18 obispos para estar seguro de la profundidad de su Fe.


73.- Teodoro I (Grecia) (642-649)


Nació en Jerusalén. Elegido el 24.IX.642, murió el 14.V.649. Agregò al nombre de "Pontífice" el título de
"Soberano" y reorganizó la jurisdicción interna del Clero. Tuvo contrariedades con el Oriente y con el
Emperador Constanzo, se sospecha muriese envenenado.


74.- San Martin I (649-655) (exiliado Junio 17, 655)


Nació en Todi. Mártir. Elegido el 5.VII.649, murió el 16.IX.655. Condenó a los Obispos de Oriente
protegidos por el Emperador bizantino. Encarcelado y exiliado murió de sufrimientos en la isla de
Cherso. Se celebra por primera vez la fiesta de la "Virgen Inmaculada", el 25 de marzo.


75.- San Eugenio I (654-657)


Nació en Roma. Elegido el 10.VIII.654, murió el 2.VI.657. Fue elegido un año antes de la muerte de San
Martìn I. Se opuso a las intrigas del Emperador comunicando a todos los países de Europa el triste fin
de su predecesor. Ordenó a los sacerdotes la observancia de la castidad.


76.- San Vitaliano (657-672)


Nació en Segni. Elegido el 30.VII.657, murió el 27.I.672. Envió Nuncios en Galilea, en España e
Inglaterra. Fue el primer Papa en normalizar el sonido litúrgico del órgano usándolo en las ceremonias
religiosas. En el 671 los longobardos se convirtieron al cristianismo.


77.- Adeodato II (672-676)


Nació en Roma. Elegido el 11.IV.672, murió el 17.VI.676. Con ayuda de los misionarios desarrolló una
importante obra de conversión de los Moronitas, pueblo fuerte de origen armeñasiriaca. Fue el primero
en usar en las lecturas la fórmula "Salute ed apostólica benedizione".


78.- Dono (676-678)


Nació en Roma. Elegido el 2.IX.676, murió el 2.IV.678. Logró, durante su pontificado que cesase el
cisma de Ravenna. Animó a los Obispos a cultivar las incipientes escuelas de Treviri en Galilea y de
Cambridge en Inglaterra.


79.- San Agatón (Junio 27, 678-Enero 10, 681)


Nació en Palermo. Elegido el 27.VI.678, murió el 10.I.681. Tuvo relaciones con los Obispos ingleses y
puso a Irlanda como centro de cultura. Organizó el 6º Concilio Ecuménico. Mereció el título de
"Taumaturgo" por los numerosos milagros que operó.


80.- San León II (682-683)


Nació en Sicilia. Elegido el 17.VIII.682, murió el 3.VIII.683. Celebró con gran solemnidad las ceremonias
sagradas para que los fieles fuesen cada vez más conscientes de la majestad de Dios e instituyó la
aspersión del agua bendita en las ceremonias religiosas y sobre el pueblo.


81.- San Benedicto II (684-685)

Nació en Roma. Elegido el 26.VI.684, murió el 8.V.685. Restableció la inmunidad de asilo que las
sectas en lucha no respetaban matando a sus adversarios. Logró desligar a la Iglesia del poder del
Emperador que había sido introducido por Justiniano.
(Vea su biografìa completa en la Enciclopedia Catòlica)



82.-Juan V (Siria) (685-686)


Nació en Antioquía (Siria). Elegido el 23.VII.685, murió el 2.VIII.685. Elegido por interferencia de la Corte
de Bizancio. Puso orden en las diócesis de Serdeña y de Córsega concediendo solo a la Santa Sede el
derecho de nombrar los obispos de la isla.


83.- Conono (686-687)


Nació en Tracia. Elegido el 21.X.686, murió el 21.IX.687. Pontificado agitadísimo a causa de la profunda
anarquía que reinaba en la iglesia. Fue con frecuencia víctima de atentados por parte de los secuaces
del Emperador bizantino. Murió, se cree, envenenado.


84.- San Sergio I (Siria) (687-701)

Nació en Antioquía. Elegido el 15.XII.687, murió el 8.IX.701. Nombrado después de dos antipapas,
intentó terminar con el cisma surgido en la misma Roma e hizo cesar el de Aquileia. Introdujo en la
liturgia el canto del "Agnus Dei".



85.- Juan VI (Grecia) (701-705)


Nació en Efeso. Elegido el 30.X.701, murió el 11.I.705. En momentos difíciles para la cristiandad,
rechazada en Oriente y en España por los Turcos sarracenos, defendió los derechos de la Iglesia el
emperador de Oriente y rescató muchos esclavos.


86.- Juan VII (Grecia) (705-707)


Nació en Rossano en Calabria. Elegido el 1.III.705, murió el 18.X.707. No consintió a las deshonestas
propuestas del Emperador Justiniano II, el cual inició las matanzas que obligaron cada vez más a los
pueblos latinos y a los italianos a separarse del Imperio de Oriente.


87.- Sisino (Siria) (708-708)


Nació en Siria. Elegido el 15.I.708, murió el 4.II.708. Por la brevedad de su pontificado no hizo obras
importantes. Se ocupó de la restauración de las murallas de Roma a causa del asedio por parte de los
Longobardos y Sarracenos.


88.- Constantino (Siria) (708-715)


Nació en Siria. Elegido el 25.III.708, murió el 9.IV.715. Conducido con la fuerza a Bisancio logró poner
un poco de paz entre la Iglesia y el Imperio. Animó a los cristianos de España contra los infieles. Como
acto de obediencia inicia el "beso de los pies" bronce del apóstol Pedro.


89.- San Gregorio II (715-731)


Nació en Roma. Elegido el 19.V.715, murió el 11.II.731. En contestación al Edicto de Constantinopla
que prohibía el culto de las imágenes ordenando la destrucción, las provincias de Italia se sublevaron
contra el ejército de León III. En marcha hacia Roma: la secta de los iconóclasti fue expulsada.


90.- San Gregorio III (Siria) (731-741)


Nació en Siria. Elegido el 18.III.731, murió el 28.III.741. Invocó la ayuda armada de Carlos Martello, Rey
de los Francos, contra los Longobardos. De ello deriva el título de "Cristianismo" adoptado después por
todos los Reyes franceses. Las limosnas fueron llamadas "óbolo de S. Pedro".


91.- San Zacarías (Grecia) (741-752)


Nació en Calabria. Elegido el 10.XII.741, murió el 22.III.752. Se opuso con firmeza a Rachis duque de
Friuli que entendía ocupar toda Italia. Después se hizo consagrar monje. Destinó Rey de los Francos a
Pipino el Breve. Esta fue la primera investidura de un soberano por parte de un pontífice.
(Vea su biografìa completa en la Enciclopedia Catòlica)


92.- Esteban II (III) (752-757)


Fueron dos: el primero reinó un solo día (23.III) el segundo: elegido el 26.III.752, murió el 26.IV.757. Fue
acogido con entusiasmo y llevado en triunfo a hombros, de aquí viene la silla gestatoria. En Canino
(Viterbo) existe una campana de aquella época que se dice fue donada por Esteban.


93.- San Pablo I (757-767)


Nació en Roma. Elegido el 29.V.757, murió el 28.VI.767. Favoreció la unión con la iglesia griega.
Visitaba las cárceles y recataba los detenidos condenados por deudas. Descubrió los restos de S.
Petronila que según leyenda fue hija de S. Pedro.
(Vea su biografìa completa en la Enciclopedia Catòlica)


94.- Esteban III (IV) (768-772)


Nació en Sicilia. Elegido el 7.VIII.768, murió el 24.I.772. Precedido por dos antipapas, impuso
inmediatamente el órden creado por ellos. Puso sobre el recto camino a Carlos Magno Rey de los
Francos y ayudó a los cristianos de Palestina.


95.- Adrián I (772-795)


Nació en Roma. Elegido el 9.II.772, murió el 25.XII.795. Restauró las murallas de Roma y los antiguos
acueductos. A él se deben la estatua de oro de la tumba de S. Pedro y el enlosado de plata puesto
delante del altar de la Confesión. Convocó el 7º Concilio Ecuménico.


96.- San León III (795-816)


Nació en Roma. Elegido el 27.XII.795, murió el 12.VI.816. Con la coronación de Carlo Magno celebrada
en S. Pedro en la noche de Navidad del 800 se reconstituyó el imperio de occidente llamado Sacro
Imperio Romano. Fundó la Escuela Palatina de la cual trae origen la Universidad de París.


97.- Esteban IV (V) (816-817)


Nació en Roma. Elegido el 22.VI.816, murió el 24.I.817. Trató de evitar luchas internas instituyendo el
juramento al emperador bajo reserva de la fe al Papa. Consagró emperador a Ludovico rey de los
Francos y su esposa Ermengarda a Reims.


98.- San Pascual I (817-824)


Nació en Roma. Elegido el 25.I.817, murió el 11.II.824. Recién elegido recibió como regalo por parte de
Ludovico II el Pío, la Córsega y Serdeña. Trabajó en el descubrimiento de las catacumbas trasladando
mas de 2300 cuerpos: ayudó contra los Sarracenos a los cristianos de Palestina y España.
(Vea su biografìa completa en la Enciclopedia Catòlica)


99.- Eugenio II (824-827)


Nació en Roma. Elegido el 11.V.824, murió el 27.VIII.827. Se le atribuye la institución de los seminarios.
Formó una comisión para la actuación de los cánones y leyes: de éstos severos censores tiene origen
la actual Curia Romana.


100.- Valentín (827-827)


Nació en Roma. Elegido el 1.IX.827, murió el 16.IX.827. Fue amado por el pueblo, nobleza y clero,
gracias a su pureza. El comienzo de su breve pontificado fue acogido con grandes manifestaciones de
júbilo por su carácter bondadoso.


101.- Gregorio IV (827-844)


Nació en Roma. Elegido el 20.IX.827, murió el 11.I.844. Organizó una poderosa armada que al mando
del Duque de Toscana derrotó por bien cinco veces a los sarracenos en África. Estos, desembarcaron
en Italia, destruyeron Civitavecchia, Ostia y amenazaron Roma.


102.- Sergio II (844-847)


Nació en Roma. Elegido en enero del 844, murió el 27.I.847. Bajo su pontificado los sarracenos
asediaron Roma, saquearon la Iglesia de S. Pablo y otras más. Los Turcos fueron derrotados
definitivamente en Gaeta. Recompuso los escalones de "Pretorium" (Escalera Santa).


103.- San León IV (847-855)


Nació en Roma. Elegido el 10.IV.847, murió el 17.VII.855. Fue el primer pontífice que puso la fecha
sobre los documentos oficiales. Confirmó a los venetos el derecho a elegirse el Doge. Edificó las
murallas que delimitan la "Ciudad Leonina" y alrededor a la colina Vaticana.


104.- Benedicto III (855-858)


Nació en Roma. Elegido el 29.IX.855, murió el 17.IV.858. Amado por el pueblo por sus virtudes, fue
obstaculizado por el Emperador y por el antipapa Anastasio que estuvo en sus funciones un mes.
Intentó reunir todas las sectas en la lucha contra los sarracenos.
(Vea su biografìa completa en la Enciclopedia Catòlica)


105.- San Nicolás I (el Grande) (858-867)


Nació en Roma. Elegido el 24.IV.858, murió el 13.XI.867. Después de varias disputas con el Emperador
Ludovico II, organizó junto con éste una armada contra los sarracenos. Defendió exhaustivamente la
libertad de la Iglesia contra Forzio. Fijó la fiesta de la Asunción al 15 de agosto.


106.- Adrián II (867-872)


Nació en Roma. Elegido el 14.XII.867, murió el 14.XII.872. Memorable fue la coronación de Alfredo el
Grande Rey de Inglaterra (primer soberano inglés bendecido en Roma). Intentó apaciguar las discordias
entre los pueblos católicos. Convocó el 8º Concilio Ecuménico.


107.- Juan VIII (872-882)


Nació en Roma. Elegido el 13.XII.872, murió el 16.XII.882. Luchó junto con los habitantes de Roma
contra los sarracenos derrotándolos en Terracina. Después de la coronación, Carlos el Grueso no
mantiene la ayuda prometida y el Papa viene derrotado por los árabes. Pagó un fuerte tributo.


108.- Marino I (882-884)


Nació en Galese (Roma). Elegido el 16.XII.882, murió el 15.V.884. Ejercitó fuertes presiones sobre
Basilio Emperador de Oriente contra los cismáticos. Murió, se cree, envenenado después de haber
querido apaciguar las desavenencias italianas.


109.- San Adrián III (884-885)


Nació en Roma. Elegido en 17.5.884, murió en IX.885. Apenas subió al trono confirmó cuanto en
contra del Emperador Fazio habían hecho sus antecesores. Invitado por Carlos el Grueso a trasladarse
a Francia murió durante el viaje a S. Cesario.
(Vea su biografìa completa en la Enciclopedia Catòlica)


110.- Esteban V (VI) (885-891)


Nació en Roma. Elegido en IX.885, murió el 14.IX.891. Conocida su elección se refugió en casa,
pero derribada la puerta, fue llevado al trono de S. Pedro. Prohibió la prueba del fuego y del agua en los
juicios: favoreció las artes.


111.- Formoso (891-896)


Nació en Ostia. Elegido el 6.X.891, murió el 4.IV.896. Fue excomulgado cuando era Cardenal por Juan
VIII por haber coronado rey de Italia a Arnolfo, después Emperador de Alemania. A él se debe la
conversión de los búlgaros.


112.- Bonifacio VI (896)


Nació en Roma. Elegido en IV.896, murió en el mismo mes. Subió al trono papal apoyado por los
opositores del Papa Formoso, murió 15 días después. La sede pontificia era en poder de los grandes
feudatarios de Italia.


113.- Esteban VI (VII) (Mayo 896-Agosto 897)


Nació en Roma. Elegido el 22.V.896, murió en VIII.897. Dominado por las luchas interiores hizo
exhumar el cadáver del Papa Formoso y lo tiró al río después de un proceso injusto. A consecuencia de
una insurrección popular fue arrestado y estrangulado en la cárcel.


114.- Romano (897-897)


Nació en Galese (Roma). Elegido en VIII.897, murió en XI.897. Lo primero que hizo fue rehabilitar la memoria del Papa Formoso. Confirmó a Gerona el dominio sobre la isla de Mallorca y Menorca. Murió envenenado.


115.- Teodoro II (897)


Nació en Roma. Elegido en XII.897, murió en el mismo mes. Gobernó la Iglesia solo por 20 días, depuso el cuerpo del Papa Formoso, hallado en el Tíber, en Vaticano. Murió de repente, se cree de envenenamiento.


EL PAPA Y SU ORIGEN


Papa

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Véase también: Solanum tuberosum
Ir a Anexo: Listado de Papas por una lista.


Vaticano Símbolo del Papado


Benedicto XVI, el Papa actual.
El Papa es la cabeza visible de la Iglesia Católica y Jefe del Estado de la Ciudad del Vaticano. Es el obispo de Roma, y es conocido entre los católicos como Sumo Pontífice (del latín summus pontifex, "máximo constructor de puentes", tomado de los emperadores romanos, entre cuyas obligaciones estaba la de construirlos) y también como Vicario de Cristo.
El actual Papa es el antiguo Cardenal alemán Joseph Ratzinger, intitulado como Benedicto XVI.

Tabla de contenidos
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1 Origen del Papado
1.1 Citas bíblicas
2 Pruebas de la muerte de San Pedro en Roma
3 Tradición católica
4 Insignias papales
5 Lista de Papas
6 Otros papas
7 Véase también
8 Enlaces externos

Origen del Papado [editar]
La visión de la Iglesia Católica de los relatos evangélicos en torno al apóstol Pedro resalta su preeminencia sobre los demás apóstoles: Jesús le da un nombre especial, Cefas (Roca) (Mc 3,16; Juan 1,42), el cual señalaría la futura misión del apóstol. Además, en los listados de apóstoles los evangelistas siempre lo nombran en primer lugar (a pesar de no haber sido el primero en recibir la llamada de Jesús), incluso utilizando el título de "el primero" (Mt 10,2); el pasaje clave es Mateo 16, 13-20, donde Jesús hace entrega a Pedro de las "llaves del reino de los cielos" y se refiere a él como la roca sobre la cual fundaría su Iglesia. Luego de la resurrección Jesús nuevamente le menciona su papel: "apacienta mis corderos, apacienta mis ovejas" (Juan 21, 15-17) donde apacentar en términos bíblicos es "gobernar" (ejemplo Hechos 20,28). Por ello, según la visión de la Iglesia Católica, el evangelio reflejaría la voluntad de Jesucristo de que sus discípulos permanecieran unidos bajo la dirección de Pedro, a quien Jesucristo dio ese nombre en un momento solemne, llevando a sus apóstoles a una ciudad edificada junto a una roca, Cesarea de Filipo: "Y yo te digo que tú eres Pedro y sobre esta roca, Yo edificaré mi Iglesia y el poder del infierno no prevalecerá contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los cielos; y todo lo que atares sobre la tierra será también atado en los cielos; y todo lo que desatares sobre la tierra será también desatado en los cielos" (Mateo, 16, 13-20).

La interpretación de las llaves del Reino de los Cielos actual no se hizo hasta el papa Gregorio VII. La interpretación más común de los Padres de esta metáfora es la predicación de Pedro, el cual abrió el Reino de los Cielos a los judíos (Hechos 2) y a los gentiles (Hechos 10).
Otros hechos bíblicos mostrarían el papel de dirección que tiene Pedro: se encarga de iniciar la dirección del que tomaría el lugar de Judas (Hechos 1,15), el primero en salir a hablar después de la venida del Espíritu Santo (Hechos 2, 14), el primero en hablar en el concilio de los apóstoles (Hechos 15, 17). Todo ello es interpretado por la Iglesia Católica como muestra del papel y misión que Jesús dio a Pedro en relación con la Iglesia que él supuestamente fundaría.
Por tales motivos Pedro es considerado dentro de la Iglesia Católica como el primer Papa. Aunque en aquel tiempo no llevaba el título pero sí la misma función y autoridad.

Pese a esto, muchos Padres de la Iglesia dicen que la piedra a la que se refiere Cristo es su confesión, no Pedro; pero sin rechazar el pontificado.
Citas bíblicas [editar]
Éstas son las principales citas bíblicas sobre las que se apoya el Catolicismo Romano para determinar el rol de Pedro y el Papado:
"El les dijo: Y vosotros, quién decís que soy?
Respondiendo Simón Pedro, dijo:
Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios viviente.
Entonces le respondió Jesús:

Bienaventurado eres, Simón hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.

Y yo también te digo: que Tú eres Pedro y sobre esta roca edificaré mi Iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.

Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos, y todo lo que ates en la tierra, estará atado en los cielos; y todo lo que desates en la tierra estará desatado en los cielos"
San Mateo 16,15-19

"Y pondré la llave de la casa de David sobre su hombro; y abrirá, y nadie cerrará; cerrará, y nadie abrirá"
Isaias 22,22

"Y subió a una de las barcas, que era de Simón, y le rogó que se alejara un poco de la tierra; y, sentándose, enseñaba desde la barca a las multitudes"
San Lucas 5,3

"Dijo también el Señor:
Simón, Simón, he aquí que Satanás ha solicitado poder para zarandearlos como a trigo; pero yo he rogado por ti, para que tu fe no falle; y tú, cuando te hayas vuelto, fortalece a tus hermanos"
San Lucas 22,31-32

"Después de haber comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos?
Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo.
El le dijo: Apacienta mis corderos.

Volvió a decirle la segunda vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas ?
Pedro le respondió: Sí Señor, tú sabes que te amo.
Le dijo: Pastorea mis ovejas.
Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás. ¿Me amas?
Pedro se entristeció de que le dijese por tercera vez: ¿Me amas? y le respondió: Señor, Tú lo sabes todo; Tú sabes que te amo.
Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas"

San Juan evangelista 21,15-17
Pruebas de la muerte de San Pedro en Roma


Simón Pedro (detalle del cuadro Los cuatro apóstoles de Alberto Durero)
A partir del siglo XI la Iglesia Católica ha hecho énfasis en el origen de la sucesión apostólica a partir de Roma. Debe tenerse en cuenta que en los inicios de esta tradición, el peso del Imperio Romano se había trasladado a Bizancio, sin embargo Roma era el Patriarcado que tenía la primacía sobre los demás patriarcas, pues Constantinopla no fue elevado a Patriarcado sino hasta el siglo V, y aun así no gozó de la autoridad espiritual que tenía Roma, principalmente con papas como San León Magno luego de la caída del Imperio romano de Occidente, la figura del obispo de Roma se volvió relevante también en lo político, siendo la única autoridad de los romanos. Pocos disputan estas pruebas desde el punto de vista histórico, pero como ya se dijo, sí se disputa la conclusión de autoridad a que se puede llegar a partir de ellas, por otras razones.

Entre las pruebas de esta sucesión apostólica, están las siguientes:
Las excavaciones arqueológicas realizadas en la segunda mitad del siglo XX bajo el altar mayor de la Basílica de San Pedro de Roma probaron que la tumba principal allí contenida, junto a varias inscripciones con el nombre "Petrus", contiene restos del siglo I. Existen además numerosos testimonios escritos. Los dos más importantes son:
La epístola de Clemente de Roma (tercer sucesor de Pedro), dirigida hacia el año 98 a los fieles de Corinto. En ella menciona el martirio de Pedro en Roma hacia el año 64, y el de Pablo. El hecho de que se dirija con autoridad a una Iglesia lejana (griega) deja claro que los cristianos reconocían la autoridad del sucesor de Pedro.
Veinte años más tarde (hacia el año 117), el obispo Ignacio de Antioquía (Iglesia que también había sido presidida por Pedro), escribió siete cartas a sus fieles mientras viajaba como condenado a muerte hacia Roma. En una de ellas pide a los cristianos romanos que no intercedan por su liberación, pero aclarando que "Yo no os mando como Pedro y Pablo". Además de un testimonio del martirio romano de los dos principales apóstoles, lo es a la vez de la sumisión de las demás iglesias a la de Roma.

El Evangelio de Juan, redactado a fines del siglo I, cuando Pedro ya había muerto, no señala el lugar de su martirio, pero alude claramente a la muerte de Pedro por el martirio, y sabe evidentemente que fue ejecutado en la cruz (Juan 21). Que el lugar es Roma puede deducirse por los versículos finales de la primera carta de Pedro, que dice estar escrita en "Babilonia". La identificación entre Babilonia y Roma aparece en el Apocalipsis de Juan (14, 8; 16) y en la literatura judía apocalíptica y rabínica.
Otro documento cristiano, la "Ascensión de Isaías", redactado hacia el año 100, habla en estilo profético (documentando en realidad algo ocurrido en el pasado) de que uno de los doce apóstoles será entregado en manos de "Beliar, el asesino de su madre" (Nerón). El "Apocalipsis de Pedro", datable también a principios del siglo II, muestra también conocer el martirio de Pedro en Roma, al dirigirle esta frase: "Mira, Pedro, a ti te lo he revelado y expuesto todo. Marcha, pues, a la ciudad de la prostitución, y bebe el cáliz que yo te he anunciado".
Los testimonios sobre la muerte de Pedro en Roma continúan en oriente, con el obispo Dionisio de Corinto (180 d. C.); en occidente, con Ireneo de Lyon (muerto en el 208, discípulo de Policarpo de Esmirna, que a su vez había sido discípulo del apóstol Juan), y en África, por Tertuliano (muerto en el 220). Aún es más importante el hecho de que no haya iglesia cristiana que pretenda para sí esta tradición ni se levante una voz contemporánea que la combata o ponga en duda. Puede verse al respecto: Hubert Jedin, "Manual de Historia de la Iglesia", Herder, Barcelona 1980, tomo I, pp. 186-188.

El gobierno jerárquico de la Iglesia Católica se basa en la autoridad de los sucesores de los apóstoles, llamados obispos, reunidos en concilio bajo la autoridad del primero de los obispos. Para los católicos romanos, éste es el obispo de Roma, llamado Papa, porque tanto Pedro (que primero se trasladó de Jerusalén a Antioquía de Siria) como Pablo murieron en Roma. Ésta es una de las razones por la que, a partir del siglo XI, la Iglesia de esa ciudad fue reconocida por la Iglesia de Occidente como cabeza de las demás Iglesias católicas romanas: por haber tenido dentro de sí a dos apóstoles, dándole por ello mayor autoridad frente a otras ciudades que sólo habrían tenido a uno. Para el caso de Pablo, además del testimonio de sus cartas desde la prisión romana, existen testimonios arqueológicos y escritos de su martirio en Roma. Más importante es el caso de Pedro, a quien los católicos considera que suceden los 264 papas que después de él han regido la Iglesia Católica Romana.

Tradición católica

Para los católicos, el Papa es el Obispo de la Diócesis de Roma. Según la tradición católica, desde que San Pedro se estableció para predicar el Evangelio en la ciudad y nombró su sucesor a uno de los Presbíteros de la ciudad, se ha establecido la ciudad como la sede de la Iglesia Universal.

En el principio a los sucesores de San Pedro se los llamaba simplemente obispo de Roma. El título de Papa viene a ser usado muchos siglos después.
Actualmente, el Papa ostenta también oficialmente los siguientes títulos:
Obispo de Roma.
Vicario de Cristo.
Sucesor del Príncipe de los Apóstoles.
Príncipe de los Obispos.
Pontífice Supremo de la Iglesia Universal.
Primado de Italia.
Arzobispo y Metropolitano de la Provincia Romana.
Siervo de los Siervos de Dios, Servus Servorum Dei.
Padre de los reyes.
Pastor del Rebaño de Cristo.
Soberano del Estado de la Ciudad del Vaticano.
Su elección se realiza en cónclaves, en los que los cardenales votan al nuevo Papa (es un cargo vitalicio). Desde principios del siglo XIX, si hay acuerdo, se proclama mediante la fumata blanca, en caso contrario se anuncia con la fumata negra y se prosiguen las votaciones. A partir de 2006 el Papa Benedicto XVI renunció al título de "Patriarca de Occidente". El "Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos" publicó una nota en marzo de ese mismo año donde se explicaba
Desde el punto de vista histórico, los antiguos Patriarcas de Oriente, fijados por los Concilios de Constantinopla (381) y de Calcedonia (451), se referían a un territorio claramente circunscrito, mientras que el territorio de la Sede del Obispo de Roma no estaba bien definido. En Oriente, en el ámbito del sistema eclesiástico imperial de Justiniano (527-565), junto a los cuatro Patriarcados orientales (Constantinopla, Alejandría, Antioquía y Jerusalén), el Papa era considerado Patriarca de Occidente. Inversamente, Roma privilegió la idea de las tres sedes episcopales petrinas: Roma, Alejandría y Antioquía. Sin usar el título de "Patriarca de Occidente", el IV Concilio de Constantinopla (869-70), el IV Concilio de Letrán (1215) y el Concilio de Florencia (1439), incluyeron al Papa como el primero de los cinco Patriarcas de entonces.

El título de "Patriarca de Occidente" lo empleó en el año 642 el Papa Teodoro I y tan solo volvió a aparecer en los siglos XVI e XVII, debido a que los títulos del Papa se multiplicaron; en el Anuario Pontificio apareció por primera vez en 1863.
Actualmente, el significado del término "Occidente" se enmarca en un contexto cultural que no se refiere únicamente a Europa Occidental, sino que se extiende desde Estados Unidos a Australia y Nueva Zelanda, diferenciándose de este modo de otros contextos culturales. Obviamente, este significado del término "Occidente" no pretende describir un territorio eclesiástico, ni puede ser empleado como definición de un territorio patriarcal. Si se quiere dar a este término un significado aplicable al lenguaje jurídico eclesial, se podría comprender solo con referencia a la Iglesia latina. Por tanto, el título "Patriarca de Occidente" describiría la especial relación del Obispo de Roma con esta última, y podría expresar la jurisdicción particular del Obispo de Roma para la Iglesia latina.
Como el título de "Patriarca de Occidente" era poco claro desde el inicio, con el desarrollo de la historia se hizo obsoleto y prácticamente no utilizable. Por eso, no tiene sentido insistir en mantenerlo, sobre todo teniendo en cuenta que la Iglesia católica, con el Concilio Vaticano II, halló para la Iglesia latina en la forma de las Conferencias Episcopales y de sus reuniones internacionales de Conferencias Episcopales, el ordenamiento canónico adecuado a las necesidades actuales.

Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos
Insignias papales
Anillo del pescador
Mitra
Palio
Trono papal
Tiara papal
Gonfalón
Flabelos
Fanón
Silla gestatoria
Báculo
Asterisco (Liturgia) uso exclusivo en el rito romano


Lista de Papas
LOS JESUITAS

Al General de la Orden de los Jesuitas siempre se le ha llamado el Papa negro debido a que en dicha orden lucen una sotana negra, incluyendo al General (desde San Pío V el Papa siempre lleva sotana blanca).
También se llaman papas a quienes hacen cabeza en otras Iglesias cristianas distintas a la católica:
La Iglesia Ortodoxa Copta, cuyo papa actual es Shenouda III. La Iglesia copta afirma que sus papas provienen desde San Marcos, el Evangelista, aunque este origen es discutido por los católicos.
La Iglesia armenia, cuyo papa lleva también el título de katholikos. El actual Papa es katholikos Karekin II.
Véase también [editar]
Anexo:Papas (gráfica)
Anexo:Edad de los Papas
Anexo:Papas por tiempo de pontificado
Antipapas.
Guardia Suiza del Vaticano
Anillo del Pescador
Urbi et Orbi
Donación de Constantino
Romano Pontífice
Papismo
Papamóvil
Pontífice

LA GUARDIA SUIZA DEL PAPA



La Guardia Suiza es un cuerpo militar encargado de la seguridad de la Ciudad del Vaticano. Otro cuerpo de guardias de origen suizo se encargó también de la seguridad del palacio de Versalles (Francia) durante el reinado de Luis XVI.



Guardia Suiza Pontificia
(Redirigido desde Guardia Suiza del Vaticano)
Guardia Suiza
Guardia Svizzera

Bandera de la Guardia Suiza con el escudo del actual comandante Elmar Th. Mäder, actual Papa S.S. Benedicto XVI y el de Julio II.

Activa Siglo XV

País Ciudad del Vaticano

Tipo Ejército mercenario suizo

Función Seguridad interior y defensa militar del país.
Acuartelamiento Santa Sede

Comandantes
Ceremonial El Papa

La Guardia Suiza es un cuerpo militar encargado de la seguridad de la Ciudad del Vaticano. Otro cuerpo de guardias de origen suizo se encargó también de la seguridad del palacio de Versalles (Francia) durante el reinado de Luis XVI.
Tabla de contenidos
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1 Historia
2 La Guardia Suiza de hoy
2.1 Uniforme
2.2 Cuartel
3 Véase también
4 Enlaces externos

Historia
La Guardia Suiza fundada por el Papa Julio II en 1505, ante la necesidad de que existiera un cuerpo militar siempre disponible para proteger al Papa. En ese momento, la elección lógica fueron los mercenarios suizos, debido a la reputación que se habían labrado en las Guerras de Borgoña. La fecha oficial de fundación es el 21 de enero de 1506. Desde entonces ha variado enormemente en número y composición, e incluso se ha disuelto por completo en algunas ocasiones.
Su primer y más significativo choque sucedió el 6 de mayo de 1527, cuando 147 de los 189 Guardias Suizos (el 77,78% de la fuerza, incluyendo a su comandante), murieron luchando contra las fuerzas de Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, Carlos V, durante el Saco de Roma. La resistencia a ultranza permitió que el Papa Clemente VII escapara por Passetto di Borgo, escoltado por los restantes 40 Guardias. El último lugar de resistencia durante el Saco estaba situado hacia el lado izquierdo de la Basílica de San Pedro, cerca del Campo Santo Teutonico (el Cementerio Alemán).

La Guardia Suiza de hoy
No se considera que la Guardia Suiza pertenezca a ninguna otra organización: su función exclusiva es la de ejército del estado soberano de Ciudad del Vaticano. Está compuesta por unos cien soldados: cuatro oficiales, 23 mandos intermedios, 70 alabarderos, 2 tamborileros y un capellán. Se les entrena en procedimientos y manejo de armas modernas (como el fusil suizo SIG 550), aunque también se enseña a manejar la espada y la alabarda.


Guardia Suiza con su uniforme tradicional
Los reclutas deben ser varones suizos de entre 19 y 30 años de edad y de fe católica. Deben superar los 174 cm de estatura, ser solteros y haber cumplido una instrucción básica con el Ejército Suizo.
Uniforme

El actual uniforme ha sido diseñado por el Comandante de la Guardia Jules Répond (1910-1921) a partir del modelo que se atribuye a Miguel Ángel hecho en 1505, por lo que es considerado una de las vestimentas militares más antiguas del mundo, siendo mucho más vistoso, alegre y brillante que el del siglo XIX: el yelmo, ornado con una pluma roja; los guantes blancos y la coraza, que aún tiene una reminiscencia medieval y el casco es una copia del que llevaban los soldados españoles en el siglo XVI. El color rojo fue introducido por el Papa León X, en referencia al escudo de los Medicis.
Los guardias suizos no usan propiamente botas, aunque sí medias adherentes a las piernas, sujetas a la altura de la rodilla por una liga dorada.
Este uniforme expresa la alegría de ser soldado, de combatir y de estar al servicio del Papa. Aunque también el color rojo simboliza la sangre derramada en defensa del Papado.
Cuenta la leyenda que Miguel Angel, que habitualmente era mucho mas sobrio, creó el primer uniforme de la guardia suiza como una sucinta mofa al Vaticano.
Cuartel
La Guardia Suiza tiene su cuartel frente al Palacio Apostólico Pontificio. Trabaja acompañada por el Servicio Vaticano de la Policía Italiana.




El caso del Papa Honorio I
Sobre la verdadera naturaleza de la "herejía" de Honorio I.

En la actuación de Honorio I hay un error más disciplinar que doctrinal
Del Papa Honorio (625-638) se ha dicho que incurrió en herejía. Un examen atento del problema indica que Honorio, en realidad, fue negligente al no captar la gravedad del error -"monotelismo"- del Patriarca de Constantinopla Sergio; y, aunque quería sostener la doctrina correcta, la expuso con una terminología ambigua y equívoca.

A lo largo de los siglos cuarto a séptimo, el oriente cristiano estuvo sacudido por la controversia doctrinal de contenido cristológico, referente a las relaciones de la doble naturaleza de Jesucristo con su única persona, la del Hijo de Dios. Estos debates, que enfrentaban a obispos, monjes y teólogos, tenían también una dimensión socio-política, por cuanto en el Imperio Bizantino y, más en general en toda la antigüedad tardía y en la edad media, era cultural y religiosamente impensable una separación entre la Iglesia y el poder civil. De ahí que estas polémicas teológicas fueran vistas como un peligro para la unidad política del Imperio, de modo que los emperadores se sintieron obligados a intervenir en busca de soluciones que facilitaran la concordia entre los obispos.

Con el paso del tiempo, a finales del siglo sexto y principios del séptimo, a estos problemas internos se añadieron dificultades de política exterior, ya que amenazaba gravemente una reducción del territorio bizantino a causa de las invasiones de los persas desde el este, de los eslavos desde el norte y de los árabes mahometanos desde el sur. Es más, los partidarios del monofisismo velan en la llegada de los invasores árabes una especie de castigo de Dios por la existencia de un emperador hereje; por ello, esta peculiar interpretación de los signos de los tiempos estimulaba al emperador y al patriarca constantinopolitano a buscar una fórmula conciliadora que rápida y eficazmente lograra la unificación religiosa del Imperio.

NACIMIENTO DEL MONOTELISMO

En estas circunstancias se levantó el nuevo emperador Heraclio (610-641), el cual comprendió que el peligro de la situación exigía aunar todas las fuerzas no sólo físicas, sino también morales del imperio; es decir, habla que terminar con la división religiosa entre obispos calcedonianos y monofisitas. Por eso, el patriarca de Constantinopla, Sergio, volvió a tomar la idea de Justiniano de unificar todas las tendencias religiosas; esta vez debía hacerse sobre una nueva base.
En tiempos de Justiniano, la solución habla sido de tipo negativo: condenar a ilustres figuras más o menos próximas al nestorianismo, para así satisfacer a los monofisitas. Ahora la nueva solución iba a ser más bien positiva: profundizar en la doctrina cristológica para lograr una concepción intermedia, en la que podían convenir tanto los calcedonianos más ortodoxos como los monofisitas más pertinaces.
Esta fórmula de conciliación propone la siguiente doctrina: a consecuencia de la unión personal de las dos naturalezas, humana y divina, de Jesucristo, existe en él una sola energía, una manera de obrar única, una sola voluntad. A esta doctrina se la ha designado con los nombres griegos de monoteletismo (abreviadamente, monotelismo) o monoenergetismo (abreviadamente, monergetismo o monoenergismo). De esta manera creía Sergio que se podría obtener la unión deseada, ya que, por una parte, se daba satisfacción a los católicos, con la admisión de las dos naturalezas, conforme al concilio de Calcedonia; y, por otra parte, satisfacía a los monofisitas, pues esta energía y voluntad única era, al fin y al cabo, el símbolo de una unidad perfecta en Cristo, que es lo que ellos defendían.
El emperador Heraclio aceptó la propuesta del patriarca Sergio. De hecho, ambos comenzaron inmediatamente a poner en juego todos los resortes del Imperio para hacer aceptar la nueva doctrina. Pero este no fue sino el inicio de una nueva controversia, la del monotelismo, que duró casi todo el siglo séptimo.
Ya por los años 619 y 620 emprendió Sergio su campaña de atracción. Encontró gran acogida entre los obispos monofisitas de amplias regiones como fueron Siria, Armenia y Egipto, que se reunificaron oficialmente con Constantinopla, mientras que entre los calcedonenses topó con decidida oposición. De entre éstos destacaron los monjes Sofronio y Máximo, procedentes de Palestina, que se hallaban entonces en Alejandría. Poco tiempo después, muerto el patriarca de Jerusalén, Sofronio fue elegido sucesor suyo en esta sede. Inmediatamente celebró un sínodo en Jerusalén el mismo año 634, en el que se propugnaron los principios contrarios a la doctrina de Sergio y se defendió expresamente la doctrina de las dos operaciones, de las dos energías y de las dos voluntades, humana y divina, en Cristo. Lo mismo repitió Sofronio en una amplia carta sinodal, en la que recalcaba los puntos fundamentales: unidad de persona, dualidad de naturaleza y, por consiguiente, dualidad de operaciones y de voluntades, ya que por las operaciones se distinguen las naturalezas. Sergio rehusó recibir la carta sinodal de Sofronio, aun cuando no emprendió ninguna acción contra él.

INTERVENCIÓN DE HONORIO

Hasta este momento el patriarca de Constantinopla, Sergio, y el de Alejandría, Ciro, habían promulgado la nueva profesión de fe y tratado con los monofisitas sin preocuparse de la opinión de Roma. Únicamente, cuando Sergio se encontró con la oposición de Sofronio de Jerusalén, creyó oportuno exponer los hechos al Papa Honorio (625-638) y obtener su adhesión. En su escrito a Honorio, Sergio expuso una relación completa de sus esfuerzos y los del emperador Heraclio para hacer volver a los herejes monofisitas a la unidad de la fe, insistiendo en su aceptación del concilio de Calcedonia. Sergio exageraba algo estos buenos resultados y omitía decir que la aceptación del concilio de Calcedonia no aparecía explícitamente en las "actas de unión" por las que las iglesias monofisitas se habían reconciliado con la sede constantinopolitana.

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El Concilio Vaticano I planteó el dogma de la infalibilidad pontificia. La supuesta objeción que plantearía el caso de Honorio se salvó al valorarse el anatema impuesto al Papa como una medida disciplinar, no como un conflicto doctrinal.
En su carta también le contó la intervención de Sofronio y resumió la doctrina de las dos energías (dienergía) en Cristo, defendida por el obispo de Jerusalén; Sergio, en su carta, se manifestó contrario a esta tesis y propuso al Papa Honorio una sutil solución que sirviera para desautorizar la doctrina de Sofronio: según la propuesta de Sergio a Honorio, habría que proscribir los términos dienergía y monoenergía, causantes de la oposición de Sofronio a la doctrina del monoenergismo; Sergio también proponía al Papa afirmar que el mismo Jesús ha operado (energein) lo divino y lo humano, proveniente sin división de un solo y mismo Verbo hecho hombre, "pues es imposible que el mismo sujeto tenga al mismo tiempo, respecto de un mismo objeto, dos voluntades contrarias".




LE FALTABA PREPARACIÓN

El Papa Honorio, a decir verdad, estaba mal preparado para tratar esta difícil cuestión cristológica y se dejó atrapar por las argucias bizantinas del patriarca, al que respondió con una carta de aprobación. En este escrito el Papa alababa los esfuerzos de Sergio y de Ciro por la unión lograda de tantas iglesias y se felicitaba de saber que el concilio de Calcedonia era admitido por los orientales.
Aprobaba la decisión de Sergio sobre la proscripción de los términos dienergía (o energía doble) y monoenergía (o energía única) por considerarlos demasiado especializados, propios más bien de eruditos y gramáticos. Según Honorio, bastaba pues, con que los obispos enseñaran que el mismo Verbo encarnado operaba divinamente las cosas divinas, humanamente las cosas humanas, que en toda su actividad no habla más que un solo agente y, por tanto, una sola voluntad: "unde et unam voluntatem fatemur Domini nostri lesu Christi".
Esta carta fue comunicada al mismo tiempo a Sergio y a Sofronio. Mientras Sergio se mostró envalentonado por el triunfo y aprovechaba la carta del Romano Pontífice como nuevo instrumento para implantar su doctrina, Sofronio se sintió profundamente preocupado. Este, convencido de que el Papa estaba mal informado sobre la doctrina realmente defendida por Sergio y por Ciro, envió a Roma a un presbítero llamado Esteban encargándole que expusiera a Honorio con toda objetividad el verdadero estado de la cuestión.
El Papa recibió esta embajada, pero no se dejó convencer por el relato del legado de Sofronio. Persistiendo, pues, en su anterior disposición, insistió en la orden de silencio prohibiendo que se usaran las expresiones de una o dos energías y, para que no hubiera lugar a dudas, redactó una nueva carta, dirigida a Sofronio y a Ciro, de la que sólo se conservan fragmentos; después puso esta carta en conocimiento de Sergio.
Según se desprende de los fragmentos conservados, Honorio manifiesta su convicción de que el debate de los orientales era cuestión de sutiles palabras y, aunque prohibía la discusión sobre el número de energías en Cristo, afirmaba netamente la dualidad de operaciones (es decir, la doctrina católica): la naturaleza divina operando lo que es divino y la naturaleza humana operando lo que es del hombre, sin división ni mezcla.

EDICTO IMPERIAL

Como consecuencia del acuerdo entre el Papa y los patriarcas de Constantinopla y de Alejandría sobre la necesidad de prohibir las discusiones sobre el número de energías y de afirmar la única voluntad en Cristo, se promulgó un edicto imperial (finales del 634 - principios del 635) ratificando esta prohibición.
Lejos de apaciguar los ánimos, esta decisión fue tomada a risa por los monofisitas que descalificaron a los calcedonianos por dar continuos bandazos doctrinales, primero afirmando la doble naturaleza y, por tanto, la doble energía de Cristo, después proclamando en él una sola energía, y, por último, decidiendo que en Cristo no hay ni una ni dos energías.
De este modo, el emperador y los patriarcas empezaron a darse cuenta de que la doctrina de la monoenergía, lejos de ofrecer el campo de entendimiento al que aspiraban, era para la Iglesia nueva causa de agitación. Pero se contentaban por el momento con los buenos resultados hasta entonces obtenidos de reunificación religiosa y se esforzaron en no comprometerla con nuevas discusiones, máxime en aquellas fechas en que el Imperio Bizantino necesitaba de todas sus fuerzas para luchar contra la invasión del Islam que amenazaba con desmembrar sus provincias orientales.

CONDENA DEL MONOTELISMO

Efectivamente, la controversia monotelita perduró varias décadas hasta que pudo zanjarse con la celebración del que sería el sexto concilio ecuménico y tercero de Constantinopla (680-681), siendo emperador Constantino Pogonato (668-685).
Siguiendo la costumbre de estos concilios ecuménicos, se examinó detenidamente la conducta de los principales personajes que hablan intervenido en toda la contienda y se siguió a cada uno de ellos un verdadero proceso, que a su vez se transformó en examen critico sobre la autenticidad e integridad de los textos aducidos. Luego se presentaron los textos pontificios, particularmente la última epístola del entonces Papa, Agatón (678-681), que declaraba la doctrina de las dos voluntades y dos operaciones en Cristo.
El resultado fue que el patriarca Jorge de Constantinopla aceptara la doctrina del Papa Agatón. Lo mismo hizo toda la asamblea.
Además, fue condenada expresamente la doctrina monotelita y, en consecuencia, se lanzó el anatema contra los cabecillas del monotelismo, entre los que se encontraban Sergio de Constantinopla, Ciro de Alejandría y Honorio de Roma.
EI Papa
Honorio
estaba mal
preparado
para tratar la
difícil cuestión
cristológica del
monotelismo y
se dejó
atrapar por
las argucias
bizantinas del
patriarca
Sergio
Terminado el concilio, el emperador insertó sus decisiones en un edicto imperial del año 681. El Papa Agatón falleció antes de aprobar el concilio, por lo que fue su sucesor, León II (681-683), quien aprobó las actas.


NO FUE HEREJE, SINO IMPRUDENTE

En un principio, la edad media consideró que la equivocación de Honorio no había sido propiamente de tipo doctrinal, sino más bien un error de gobierno, por haber escuchado y alentado el parecer de Sergio de Constantinopla y no el de Sofronio de Jerusalén. El mismo Papa León II, en su aprobación de las actas del concilio constantinopolitano tercero, emitió un juicio más suave hacia Honorio, por cuanto consideró que éste se limitó a "permitir" (no a defender) la doctrina herética; con términos semejantes León II se expresó en una carta dirigida a los obispos hispanos: "Honorio no extinguió la llama de la herejía como convenía a su autoridad apostólica, sino que por negligencia la azuzó".
Como se aprecia, León II no descalifica a Honorio por incurrir en la herejía monotelita, sino por fallo en su labor de gobierno. Sin embargo, su culpa, aun debida a negligencia, fue considerada en Roma tan grave que, en la profesión de fe que durante un cierto tiempo los Papas hacían en el acto de torna de posesión (Liber diurnus Romanorum Pontificum), Honorio era anatematizado, después de los herejes (no entre ellos), como uno que "con su negligencia fomentó el crecimiento de los falsos asertos de los herejes".


HONORIO Y LA INFALIBILIDAD.

En el siglo XV, a algunos teólogos convencidos de la infalibilidad pontificia, como Nicolás de Cusa, Juan de Torquemada y Gaspar Contarini, no les planteaba problemas la condena de Honorio en el sexto concilio ecuménico. El holandés Alberto Pigge sostuvo, en cambio, que ese concilio no pudo condenar al papa y, por ello, supuso que la inclusión de su nombre en las actas del concilio debió de ser una interpolación, es decir, una falsificación posterior. Esta hipótesis no es sostenida hoy en día por ningún historiador, ya que se ha probado la plena autenticidad de las actas del tercer concilio de Constantinopla.
Además, la hipótesis de Pigge fue rechazada ya desde el siglo XVI por algunos teólogos que, como Melchor Cano, consideraban que un Papa pudo hacerse hereje sólo como doctor privado. Esta opinión no duró mucho tiempo más. En la edad moderna, únicamente teólogos protestantes y también teólogos católicos partidarios de doctrinas galicanas consideraron que el papa Honorio había sido hereje.
Cuando en el Concilio Vaticano I (1870) se planteó la definición dogmática de la infalibilidad pontificia, los detractores de esta doctrina presentaron el ejemplo histórico de la condena de Honorio. Sin embargo, los defensores de la infalibilidad valoraron el anatema impuesto a Honorio como una medida disciplinar y no como un juicio doctrinal, en continuidad con el sentir que al respecto se habla tenido en la edad media,
es decir, en la primera e inmediata recepción del sexto concilio ecuménico.

ANÁLISIS PROFUNDO.

Si se analizan con detalle la primera carta de Honorio y los fragmentos de su segunda carta, se aprecia que, en realidad, su punto de vista era diferente del sostenido por el patriarca Sergio. Este último, firmemente monoenergista, atenuó la significación de su doctrina en la carta que le había dirigido a Honorio, el cual, ciertamente por negligencia, no captó la gravedad del error teológico expuesto por Sergio. Lamentablemente, desconfió de Sofronio, considerado como un inoportuno, y creyó poner fin a las discusiones de los obispos orientales adoptando la fórmula equivoca y ambigua.
En todo caso, lo hizo en una carta que no reúne los requisitos teológicos -hoy día bien delimitados, tras el Concilio Vaticano I- de la definición infalible: No puede decirse de ninguna forma que el Papa Honorio enseñara una herejía ex cátedra.
Jesucristo, dotado de dos voluntades, asumió la naturaleza humana carente de pecado y que, por ello, la voluntad humana de Jesús, no debilitada por el pecado original, obraba en plena y conforme unidad moral con su voluntad divina. Esta es la doctrina correcta que Honorio pretendió sostener. El problema es que esta doctrina, de suyo correcta, fue expuesta por ese Papa con la terminología monotelita que le habla proporcionado la epístola de Sergio, dando a entender, negligentemente, que se difuminaba o aniquilaba en la persona divina de Cristo la integridad de su voluntad humana. A. V.



LA CONTROVERSIA CRISTOLÓGICA

La controversia cristológica provocó, entre otras cosas, la convocatoria de numerosos concilios, de los cuales tres tuvieron el rango de ecuménicos: el de Éfeso (431), el de Calcedonia (451) y el segundo de Constantinopla (553).
Resumidamente, cabe afirmar que en el concilio efesino, convocado por el emperador Teodosio II (408- 450), al condenarse el nestorianismo, se resaltó la única persona divina de Jesús, ya que Nestorio había sostenido que a las dos naturalezas de Cristo correspondían dos sujetos o personas, divina y humana, rompiendo así la unidad personal del Hijo de Dios hecho hombre. En el concilio calcedonense, convocado por el emperador Marciano (450-457) a instancias de su esposa, al condenarse el monofisismo, se puso más bien de relieve la doble naturaleza de Cristo y su unidad personal sin mezcla ni pérdida de cualidades de ambas naturalezas, ya que el monofisismo proponía que, a consecuencia de la unión de las dos naturalezas de Jesucristo, la naturaleza humana era difuminada y, por tanto, aniquilada en la inmensa grandeza de la divinidad del Hijo de Dios.
Y en el segundo concilio constantinopolitano, impulsado por el emperador Justiniano (527-565), se condenaron "los tres capítulos", es decir, tres obispos del siglo V, en aquellas fechas ya fallecidos más o menos próximos a posiciones nestorianas, Teodoro de Mopsuestia, Teodoreto de Ciro e Ibas de Edesa, cuyo rechazo oficial por parte del concilio podría ser del agrado de los monofisitas.
Y es que, pese a la condena del monofisismo en el concilio de Calcedonia, esta doctrina continuó vigente largo tiempo entre muchos obispos y monasterios de Siria, Egipto y Armenia.
Los seguidores de esta doctrina rechazaban la validez del concilio de Calcedonia y, por ello, consideraban que, tras la aprobación de ese concilio, el Papa, el patriarca de Constantinopla, así como el emperador hablan incurrido en herejía. Justiniano intentó mediante la condena de los tres capítulos apaciguar los ánimos de los monofisitas; pero, además de que no consiguió suprimir el monofisismo en el oriente cristiano, desencadenó a su vez una oposición feroz por parte de numerosos obispos occidentales, que veían en el segundo concilio de Constantinopla una actitud demasiado severa hacia Teodoreto e Ibas, defensores de la ortodoxia durante el concilio de Calcedonia. La polémica entre calcedonianos y monofisitas continuaba, por tanto, sin resolverse. A.V.


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